Una calida brisa Una calida brisa sopló a través del decreciente bullicio nocturno de la ciudad, creando un marcado contraste entre el interior y el exterior de la terminal de autobuses.
—Uggh~ ¿por qué demonios tienen ese aire acondicionado tan fuerte...?
Martina se quejó haciendo sonar la campanilla sobre la puerta al salir. Su mandíbula tiritaba ligeramente mientras se frotaba los brazos animosamente tratando de recuperar calor.
—Se me estaba congelando hasta la niña...
Observó el boleto en sus manos para corroborar que todo estuviese en orden; iba de regreso a su hogar en el pueblo vecino.
Sin más se acomodó en uno de los pilares del estacionamiento a esperar. En una postura qué irradiaba confianza.
—Uggh~ ¿por qué demonios tienen ese aire acondicionado tan fuerte...?
Martina se quejó haciendo sonar la campanilla sobre la puerta al salir. Su mandíbula tiritaba ligeramente mientras se frotaba los brazos animosamente tratando de recuperar calor.
—Se me estaba congelando hasta la niña...
Observó el boleto en sus manos para corroborar que todo estuviese en orden; iba de regreso a su hogar en el pueblo vecino.
Sin más se acomodó en uno de los pilares del estacionamiento a esperar. En una postura qué irradiaba confianza.
Una calida brisa Una calida brisa sopló a través del decreciente bullicio nocturno de la ciudad, creando un marcado contraste entre el interior y el exterior de la terminal de autobuses.
—Uggh~ ¿por qué demonios tienen ese aire acondicionado tan fuerte...?
Martina se quejó haciendo sonar la campanilla sobre la puerta al salir. Su mandíbula tiritaba ligeramente mientras se frotaba los brazos animosamente tratando de recuperar calor.
—Se me estaba congelando hasta la niña...
Observó el boleto en sus manos para corroborar que todo estuviese en orden; iba de regreso a su hogar en el pueblo vecino.
Sin más se acomodó en uno de los pilares del estacionamiento a esperar. En una postura qué irradiaba confianza.
