Durante la ultima visita a su padre, Annabeth le había robado a sus hermanastros un contenedor lleno de bloques de lego. Tenía las piernas cruzadas sobre el suelo de su cabaña. A su lado, la bolsa de lego medio abierta dejaba entrever unas piezas de todos los tamaños, y frente a ella, había una construcción, que a pesar de estar incompleta, Annabeth ya la visualizaba con torres, ventanales y columnas. Sonreía, emocionada. Sus ojos brillaban mientras colocaba otra pieza.
—Aquí irán los mapas...— Murmuró para sí misma, tomando una pieza beige— Y aquí las escaleras.
Se echó ligeramente hacia atrás para observar su obra con ojos críticos. Entonces rio con esa risa suave que casi nadie tenía el privilegio de escuchar.
—Tal vez debería añadir una catapulta. Por si acaso.
—Aquí irán los mapas...— Murmuró para sí misma, tomando una pieza beige— Y aquí las escaleras.
Se echó ligeramente hacia atrás para observar su obra con ojos críticos. Entonces rio con esa risa suave que casi nadie tenía el privilegio de escuchar.
—Tal vez debería añadir una catapulta. Por si acaso.
Durante la ultima visita a su padre, Annabeth le había robado a sus hermanastros un contenedor lleno de bloques de lego. Tenía las piernas cruzadas sobre el suelo de su cabaña. A su lado, la bolsa de lego medio abierta dejaba entrever unas piezas de todos los tamaños, y frente a ella, había una construcción, que a pesar de estar incompleta, Annabeth ya la visualizaba con torres, ventanales y columnas. Sonreía, emocionada. Sus ojos brillaban mientras colocaba otra pieza.
—Aquí irán los mapas...— Murmuró para sí misma, tomando una pieza beige— Y aquí las escaleras.
Se echó ligeramente hacia atrás para observar su obra con ojos críticos. Entonces rio con esa risa suave que casi nadie tenía el privilegio de escuchar.
—Tal vez debería añadir una catapulta. Por si acaso.

