Granada y Ceniza: El Reencuentro de las Dos Reinas La granada descansaba en su palma como un corazón aún tibio, húmeda, abierta, las semillas brillantes como rubíes bajo una luz que no pertenecía ni al mundo de los vivos ni al de los muertos. Perséfone la contemplaba con el recogimiento de quien sabe que cada semilla encierra una decisión. No era hambre lo que la llevó a probarla tiempo...