No es un dios que descendiera con rayos ni relámpagos. No, esta noche, Hipnos se deslizaba entre las sombras, susurrando suavemente la promesa de un descanso perfecto.

Hipnos camina entre ellos, tocando las puertas de las casas sin ser visto. Nadie lo percibía, pero cada paso que daba impregnaba el aire con una calma profunda, como si la misma quietud de la noche lo acompañara.

— Dulces sueños a todos. —
No es un dios que descendiera con rayos ni relámpagos. No, esta noche, Hipnos se deslizaba entre las sombras, susurrando suavemente la promesa de un descanso perfecto. Hipnos camina entre ellos, tocando las puertas de las casas sin ser visto. Nadie lo percibía, pero cada paso que daba impregnaba el aire con una calma profunda, como si la misma quietud de la noche lo acompañara. — Dulces sueños a todos. —
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