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Hipnos lo observaba en silencio, con ojos que jamás parpadeaban. Veía a Morfeo consumirse, cada vez más pálido, cada vez más ausente. Las formas de sus sueños empezaban a desdibujarse, a volverse inestables, confusas. El mundo onírico temblaba.

Una noche, mientras ɱ૦ՐƿҺ૯υς trabajaba sobre los sueños de un poeta moribundo, Hipnos descendió envuelto en su manto de niebla. Con una voz tan suave como el roce del terciopelo, le habló:

—Hijo mío, incluso tú, que das forma al descanso, necesitas dormir.—

Morfeo negó con una sonrisa soñolienta.

—No puedo detenerme, padre. Sin mis sueños, los humanos caerán en el insomnio eterno.—

Hipnos suspiró, y el aire a su alrededor se detuvo. El tiempo se ralentizó.

—Entonces yo te ayudaré —dijo, y con un leve gesto, invocó un capullo de oscuridad tibia.

Antes de que Morfeo pudiera protestar, una niebla dorada lo envolvió. Sus párpados cayeron pesados. Y por primera vez en siglos, el dios de los sueños se quedó dormido.

Hipnos lo colocó en una cámara secreta de su palacio, custodiada por la noche misma. Los sueños que Morfeo no podría crear por un tiempo, Hipnos los susurró al oído de sus otros hijos: Fantasos, Iquelo y Fobetor  para que tomaran su lugar. Y el mundo siga soñando, aunque distinto..
Hipnos lo observaba en silencio, con ojos que jamás parpadeaban. Veía a Morfeo consumirse, cada vez más pálido, cada vez más ausente. Las formas de sus sueños empezaban a desdibujarse, a volverse inestables, confusas. El mundo onírico temblaba. Una noche, mientras [Sweets_dreams] trabajaba sobre los sueños de un poeta moribundo, Hipnos descendió envuelto en su manto de niebla. Con una voz tan suave como el roce del terciopelo, le habló: —Hijo mío, incluso tú, que das forma al descanso, necesitas dormir.— Morfeo negó con una sonrisa soñolienta. —No puedo detenerme, padre. Sin mis sueños, los humanos caerán en el insomnio eterno.— Hipnos suspiró, y el aire a su alrededor se detuvo. El tiempo se ralentizó. —Entonces yo te ayudaré —dijo, y con un leve gesto, invocó un capullo de oscuridad tibia. Antes de que Morfeo pudiera protestar, una niebla dorada lo envolvió. Sus párpados cayeron pesados. Y por primera vez en siglos, el dios de los sueños se quedó dormido. Hipnos lo colocó en una cámara secreta de su palacio, custodiada por la noche misma. Los sueños que Morfeo no podría crear por un tiempo, Hipnos los susurró al oído de sus otros hijos: Fantasos, Iquelo y Fobetor  para que tomaran su lugar. Y el mundo siga soñando, aunque distinto..
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