Muerte.
La palabra había rondado tanto ese lugar, pasado tanto tiempo en sus pensamientos, que empezaba a volverse ruido de fondo. Una cacofonía entumecedora que parecía preparar la mente para lo inevitable.
Muerte. Dos veces.
¿Cuántas más?
"¿Estás sufriendo lo suficiente, Ingrid?"
¿Cuánto sufrimiento era el suficiente?
— Te detendré. —
Otra mentira. Su voz ronca, débil y temblorosa era el reflejo perfecto de lo falso de su determinación. Falso, como toda en ella. Una fachada de valor, una fachada de bondad. De ser una buena hija, una buena amiga, una empresaria.
Tan frágiles eran sus palabras, su espíritu, como un castillo de naipes en medio de un terremoto. Un terremoto que tenía un nombre.
Blickwinkel.
La palabra había rondado tanto ese lugar, pasado tanto tiempo en sus pensamientos, que empezaba a volverse ruido de fondo. Una cacofonía entumecedora que parecía preparar la mente para lo inevitable.
Muerte. Dos veces.
¿Cuántas más?
"¿Estás sufriendo lo suficiente, Ingrid?"
¿Cuánto sufrimiento era el suficiente?
— Te detendré. —
Otra mentira. Su voz ronca, débil y temblorosa era el reflejo perfecto de lo falso de su determinación. Falso, como toda en ella. Una fachada de valor, una fachada de bondad. De ser una buena hija, una buena amiga, una empresaria.
Tan frágiles eran sus palabras, su espíritu, como un castillo de naipes en medio de un terremoto. Un terremoto que tenía un nombre.
Blickwinkel.
Muerte.
La palabra había rondado tanto ese lugar, pasado tanto tiempo en sus pensamientos, que empezaba a volverse ruido de fondo. Una cacofonía entumecedora que parecía preparar la mente para lo inevitable.
Muerte. Dos veces.
¿Cuántas más?
"¿Estás sufriendo lo suficiente, Ingrid?"
¿Cuánto sufrimiento era el suficiente?
— Te detendré. —
Otra mentira. Su voz ronca, débil y temblorosa era el reflejo perfecto de lo falso de su determinación. Falso, como toda en ella. Una fachada de valor, una fachada de bondad. De ser una buena hija, una buena amiga, una empresaria.
Tan frágiles eran sus palabras, su espíritu, como un castillo de naipes en medio de un terremoto. Un terremoto que tenía un nombre.
Blickwinkel.



