«Día -1».

— ¡Mira! ¡Eθ él, eθ él! ¡Edward Colton en perθona! —

Ahí estaba el sujeto. ¿Era ridículo para una jovencita tener de ídolo a un hombre de ciencia? En medio de la feria organizada por la fundación, corrió entre la multitud para pedirle un autógrafo, arrastrando a su acompañante al llevarle por la muñeca.

— ¡B-B-Buenaθ tardeθ, θeñor Colton! M-Me llamo... aahh... —

¿Estaba tan nerviosa que había olvidado su propio nombre? Él sonrió y respondió: "Sé quién eres".

— ¿θabe quién θoy? —

Asintió. Tras él, una muchacha de cabello negro como el cielo de la noche, usando gafas, apareció.

"Todos sabemos quién eres".

— ¿Gaby...? Pero... —

De más estaba decir que estaba confundida. Ella no conocería a Gaby sino hasta dentro de un año, más o menos...

En realidad... ¿Cómo sabía quién era, sin conocerla?

"¿Olvidaste quién eres? Qué vergüenza."

Esa voz... su hijo. El hombre que había rescatado de la muerte, al que le había dado un nuevo cuerpo, un nuevo propósito.

"¡Lo olvidaste! ¿Te ayudo a recordarlo con una canción?"

Volteó hacia atrás. ¿Dónde estaba la multitud? Densa neblina evitaba vislumbrar lo que había más allá de unos cuantos metros a su alrededor. Esa última voz, melodiosa y suave, la reconoció también. Su hija, la segunda de ellas.

— Yo... No... Yo θé quién θoy, yo θoy... —

Por algún motivo, aunque lo sabía, y lo había sabido siempre, era imposible decirlo. Como si estuviese prohibido.

"Mamá".

Esa palabra... Esa voz...

— ¿Magnolia...? —

Ahí estaba. Su cabello desordenado, sus rodillas raspadas y cubiertas de tierra, sus manitas manchadas de pintura. Era ella. Como fue al principio, como siempre debió haber sido.

"Bienvenida."
«Día -1». — ¡Mira! ¡Eθ él, eθ él! ¡Edward Colton en perθona! — Ahí estaba el sujeto. ¿Era ridículo para una jovencita tener de ídolo a un hombre de ciencia? En medio de la feria organizada por la fundación, corrió entre la multitud para pedirle un autógrafo, arrastrando a su acompañante al llevarle por la muñeca. — ¡B-B-Buenaθ tardeθ, θeñor Colton! M-Me llamo... aahh... — ¿Estaba tan nerviosa que había olvidado su propio nombre? Él sonrió y respondió: "Sé quién eres". — ¿θabe quién θoy? — Asintió. Tras él, una muchacha de cabello negro como el cielo de la noche, usando gafas, apareció. "Todos sabemos quién eres". — ¿Gaby...? Pero... — De más estaba decir que estaba confundida. Ella no conocería a Gaby sino hasta dentro de un año, más o menos... En realidad... ¿Cómo sabía quién era, sin conocerla? "¿Olvidaste quién eres? Qué vergüenza." Esa voz... su hijo. El hombre que había rescatado de la muerte, al que le había dado un nuevo cuerpo, un nuevo propósito. "¡Lo olvidaste! ¿Te ayudo a recordarlo con una canción?" Volteó hacia atrás. ¿Dónde estaba la multitud? Densa neblina evitaba vislumbrar lo que había más allá de unos cuantos metros a su alrededor. Esa última voz, melodiosa y suave, la reconoció también. Su hija, la segunda de ellas. — Yo... No... Yo θé quién θoy, yo θoy... — Por algún motivo, aunque lo sabía, y lo había sabido siempre, era imposible decirlo. Como si estuviese prohibido. "Mamá". Esa palabra... Esa voz... — ¿Magnolia...? — Ahí estaba. Su cabello desordenado, sus rodillas raspadas y cubiertas de tierra, sus manitas manchadas de pintura. Era ella. Como fue al principio, como siempre debió haber sido. "Bienvenida."
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