La torre
El carruaje se detuvo frente la imponente entrada.
Desde la ventana ya podían apreciarse las murallas que rodeaban al castillo, encerrado en un patio extenso y bien cuidado, ubicado en la ribera norte del río Támesis.
A pesar de ser una estructura antigua, se mantenía regia y majestuosa, recordando que alguna vez sirvió como palacio real.
—Hemos llegado —anunció Grey, con una sonrisa hacia la dama.
Fue el primero en bajar para abrirle la puerta y ayudarla a bajar.
Los guardias apostados en cada lado de la entrada, serios e inamovibles en su tarea, ni parpadearon al verlo ni hicieron asomo de moverse en un permiso silencioso; Charles Grey era el mayordomo y secretario privado de la reina, su paso era indiscutible.
—¿Qué le parece? —preguntó mientras ingresaba hacia el patio de la edificación. —Es increíble, ¿no cree?
Desde la ventana ya podían apreciarse las murallas que rodeaban al castillo, encerrado en un patio extenso y bien cuidado, ubicado en la ribera norte del río Támesis.
A pesar de ser una estructura antigua, se mantenía regia y majestuosa, recordando que alguna vez sirvió como palacio real.
—Hemos llegado —anunció Grey, con una sonrisa hacia la dama.
Fue el primero en bajar para abrirle la puerta y ayudarla a bajar.
Los guardias apostados en cada lado de la entrada, serios e inamovibles en su tarea, ni parpadearon al verlo ni hicieron asomo de moverse en un permiso silencioso; Charles Grey era el mayordomo y secretario privado de la reina, su paso era indiscutible.
—¿Qué le parece? —preguntó mientras ingresaba hacia el patio de la edificación. —Es increíble, ¿no cree?
El carruaje se detuvo frente la imponente entrada.
Desde la ventana ya podían apreciarse las murallas que rodeaban al castillo, encerrado en un patio extenso y bien cuidado, ubicado en la ribera norte del río Támesis.
A pesar de ser una estructura antigua, se mantenía regia y majestuosa, recordando que alguna vez sirvió como palacio real.
—Hemos llegado —anunció Grey, con una sonrisa hacia la dama.
Fue el primero en bajar para abrirle la puerta y ayudarla a bajar.
Los guardias apostados en cada lado de la entrada, serios e inamovibles en su tarea, ni parpadearon al verlo ni hicieron asomo de moverse en un permiso silencioso; Charles Grey era el mayordomo y secretario privado de la reina, su paso era indiscutible.
—¿Qué le parece? —preguntó mientras ingresaba hacia el patio de la edificación. —Es increíble, ¿no cree?
Tipo
Individual
Líneas
Cualquier línea
Estado
Disponible

