Con papel en mano y expresión engreída, Jean se veía satisfecho con los resultados.

—Las degustaciones que se han organizado en Londres han sido motivo de elogio y expectativa.

Extendió la mano, para que pudiera tomar la hoja y leerlo él mismo.

—Una aceptación como esta, sin que aún los productos salgan al mercado, indica que vamos bien encaminados, señor Heinrich.

Si todo iba como Jean planeaba, este negocio le traería buenos beneficios, abriéndole a la compañía Funtom una puerta hacía un nuevo camino; desviándose de sus clásicos productos para niños, y enfocándose también en vender a los adultos.

—¿Qué opina si salimos a disfrutar de este hermoso día? —inquirió, mirando hacia la ventana de su despacho, el sol entrando e iluminando la instancia con sus cálidos tonos.

El buen humor de Jean era palpable, su andar relajado y su rostro suave se mantuvieron incluso cuando cambió a otro tema.

—Le invito a tomar té al jardín.