El chico lobo se encontraba jugando con uno de los perros de Mondstadt, aquella ciudadela libre a la que visitaba muy seguido para ser instruido por Lisa, su maestra y para comer aquella famosa carne a la miel.

Un niño llorando dejó un cartel de Se busca en el tablón de recompensas y, Razor, sintiendo curiosidad por aquel llanto se acercó al infante, miró al cartel y al niño un par de veces hasta que cruzó palabra con él, claro, su gato se había perdido huyendo asustado por uno de los perros de la ciudad. Tenía que ir a la biblioteca con Lisa para su clase del día, sin embargo optó por presentarse tarde y disculparse después. Preguntó al niño por una pertenencia del felino y le fue entregado un cascabel, lo usó para captar su aroma y ponerse a buscar.

Su olfato lo llevó hasta uno de los techos de las casas donde efectivamente se encontraba el felino, Razor se acercó con cuidado a una distancia prudente para no asustarlo, se sentó en cuclillas y dejó el tiempo pasar, lo suficiente para que el felino se acostumbrase a él, hasta que, el mismo gato se acercó a él sintiendo curiosidad y comenzó a olerlo tal vez reconocía el olor de su cascabel, maulló y, fue la señal para Razor y tomar al gato en brazos. Razor saltó de techo en techo hasta las casas de un solo piso, las más cercanas al suelo y de ahí saltó a suelo firme. Regresó con el niño y le entregó a su gato, este feliz entregó la recompensa, dos paletas de caramelo. Como el guerrero que es aceptó la recompensa manteniendo el "honor" del pequeño pues ¿Qué más podría ofrecerle un infante?.

Las horas ya había pasado, sin duda iba tarde a su clase con Lisa ¿Se enojaría con él? ¿Le pospondría la clase para el siguiente día? Si bien el chico vivía fuera de la ciudad y fuera de sus reglas era un hecho que respetaba a Lisa, no era una escuela con un horario al cual ir, pero si tenía ciertos días de tutela.
El chico lobo se encontraba jugando con uno de los perros de Mondstadt, aquella ciudadela libre a la que visitaba muy seguido para ser instruido por Lisa, su maestra y para comer aquella famosa carne a la miel. Un niño llorando dejó un cartel de Se busca en el tablón de recompensas y, Razor, sintiendo curiosidad por aquel llanto se acercó al infante, miró al cartel y al niño un par de veces hasta que cruzó palabra con él, claro, su gato se había perdido huyendo asustado por uno de los perros de la ciudad. Tenía que ir a la biblioteca con Lisa para su clase del día, sin embargo optó por presentarse tarde y disculparse después. Preguntó al niño por una pertenencia del felino y le fue entregado un cascabel, lo usó para captar su aroma y ponerse a buscar. Su olfato lo llevó hasta uno de los techos de las casas donde efectivamente se encontraba el felino, Razor se acercó con cuidado a una distancia prudente para no asustarlo, se sentó en cuclillas y dejó el tiempo pasar, lo suficiente para que el felino se acostumbrase a él, hasta que, el mismo gato se acercó a él sintiendo curiosidad y comenzó a olerlo tal vez reconocía el olor de su cascabel, maulló y, fue la señal para Razor y tomar al gato en brazos. Razor saltó de techo en techo hasta las casas de un solo piso, las más cercanas al suelo y de ahí saltó a suelo firme. Regresó con el niño y le entregó a su gato, este feliz entregó la recompensa, dos paletas de caramelo. Como el guerrero que es aceptó la recompensa manteniendo el "honor" del pequeño pues ¿Qué más podría ofrecerle un infante?. Las horas ya había pasado, sin duda iba tarde a su clase con Lisa ¿Se enojaría con él? ¿Le pospondría la clase para el siguiente día? Si bien el chico vivía fuera de la ciudad y fuera de sus reglas era un hecho que respetaba a Lisa, no era una escuela con un horario al cual ir, pero si tenía ciertos días de tutela.
Me gusta
Me encocora
2
28 turnos 0 maullidos 272 vistas
Patrocinados
Patrocinados