Hello again
D•E•X•A
Irys no podía dejar de correr. La oscuridad a su alrededor se hacía más densa, más fria con cada paso que daba, como si el aire mismo la intentara atrapar, envolverla y sofocarla. Su mente estaba sumida en un torbellino de imágenes y emociones que la ahogaban.
Cada rincón de su ser gritaba por escapar de esa sensación de vacío que se expandía sin control. Las calles se desvanecían a su alrededor, las luces parpadeaban y se distorsionaban como si fueran solo fragmentos de lo que alguna vez fue real. En su pecho, el latido de su corazón resonaba como un tambor, un recordatorio constante de que aún estaba viva, pero ni siquiera esa certeza lograba calmarla.
El recuerdo de D•E•X•A seguía allí, como una sombra, arrastrándose detrás de ella. Él la llamaba, aunque sus palabras se desintegraban antes de alcanzar sus oídos, como si el universo mismo tratara de borrarlo de su existencia.
¿Cómo podía ser real si él estaba atrapado en ese limbo de dolor y desesperación? ¿Cómo podía aferrarse a algo que se desmoronaba ante sus ojos?De repente, el sonido de pasos se filtró en su mente, entrelazándose con el eco de su propio pánico. Se detuvo en seco, el aire frío cortándole la piel. La niebla envolvía la calle, oscureciendo aún más el camino por el que había huido.
— Irys... — la voz resonó, profunda, como un susurro en sus oídos. Era D•E•X•A. Pero no podía ser él, no después de todo lo que había visto. No podía ser real.
Giró hacia el sonido, los ojos desorbitados. No había nadie. Sólo la niebla. Pero su mente insistía, le ofrecía la ilusión de su presencia, esa voz que la llamaba, la instaba a acercarse, a entender lo que estaba pasando.
— ¡Por favor. Ya déjame en paz! — exclamó, aferrándose a sus propios pensamientos, intentando mantener el control. Pero la confusión crecía, y una sensación de frío abrumador y de dolor la envolvía.
Y en ese momento, algo se rompió dentro de ella. La distorsión en su mente alcanzó su punto máximo. Las imágenes comenzaron a fusionarse con una velocidad aterradora.
D•E•X•A, el rostro de su madre, el suyo propio, Shiori, el castillo, Eros, todos se entrelazaban y desmoronaban ante sus ojos. Nada era lo que parecía.
— ¿Qué está pasando? — susurró, la desesperación colándose en su voz. La oscuridad se apoderó de su visión, y cuando levantó la cabeza, un rostro apareció en la niebla. Un rostro que no debería estar allí.
Un desconocido, pero con una mirada tan familiar. Sin embargo, algo en él no era humano. Algo estaba profundamente errado. La figura sonrió de manera extraña, casi vacía, mientras se acercaba lentamente.
— Estás buscando respuestas donde no las hay, Irys — dijo la figura, su voz un eco distorsionado de la de D•E•X•A, una mezcla fon la voz robótica que alguna vez habia conocido, por la que habia sentido mil cosas a pesar de su poca humanidad.
Irys dio un paso atrás, temblando, mientras la oscuridad la engullía aún más. La distorsión no era solo en su mente, era todo lo que la rodeaba.
" ¿Era este un nuevo engaño de su mente rota?"
Irys no podía dejar de correr. La oscuridad a su alrededor se hacía más densa, más fria con cada paso que daba, como si el aire mismo la intentara atrapar, envolverla y sofocarla. Su mente estaba sumida en un torbellino de imágenes y emociones que la ahogaban.
Cada rincón de su ser gritaba por escapar de esa sensación de vacío que se expandía sin control. Las calles se desvanecían a su alrededor, las luces parpadeaban y se distorsionaban como si fueran solo fragmentos de lo que alguna vez fue real. En su pecho, el latido de su corazón resonaba como un tambor, un recordatorio constante de que aún estaba viva, pero ni siquiera esa certeza lograba calmarla.
El recuerdo de D•E•X•A seguía allí, como una sombra, arrastrándose detrás de ella. Él la llamaba, aunque sus palabras se desintegraban antes de alcanzar sus oídos, como si el universo mismo tratara de borrarlo de su existencia.
¿Cómo podía ser real si él estaba atrapado en ese limbo de dolor y desesperación? ¿Cómo podía aferrarse a algo que se desmoronaba ante sus ojos?De repente, el sonido de pasos se filtró en su mente, entrelazándose con el eco de su propio pánico. Se detuvo en seco, el aire frío cortándole la piel. La niebla envolvía la calle, oscureciendo aún más el camino por el que había huido.
— Irys... — la voz resonó, profunda, como un susurro en sus oídos. Era D•E•X•A. Pero no podía ser él, no después de todo lo que había visto. No podía ser real.
Giró hacia el sonido, los ojos desorbitados. No había nadie. Sólo la niebla. Pero su mente insistía, le ofrecía la ilusión de su presencia, esa voz que la llamaba, la instaba a acercarse, a entender lo que estaba pasando.
— ¡Por favor. Ya déjame en paz! — exclamó, aferrándose a sus propios pensamientos, intentando mantener el control. Pero la confusión crecía, y una sensación de frío abrumador y de dolor la envolvía.
Y en ese momento, algo se rompió dentro de ella. La distorsión en su mente alcanzó su punto máximo. Las imágenes comenzaron a fusionarse con una velocidad aterradora.
D•E•X•A, el rostro de su madre, el suyo propio, Shiori, el castillo, Eros, todos se entrelazaban y desmoronaban ante sus ojos. Nada era lo que parecía.
— ¿Qué está pasando? — susurró, la desesperación colándose en su voz. La oscuridad se apoderó de su visión, y cuando levantó la cabeza, un rostro apareció en la niebla. Un rostro que no debería estar allí.
Un desconocido, pero con una mirada tan familiar. Sin embargo, algo en él no era humano. Algo estaba profundamente errado. La figura sonrió de manera extraña, casi vacía, mientras se acercaba lentamente.
— Estás buscando respuestas donde no las hay, Irys — dijo la figura, su voz un eco distorsionado de la de D•E•X•A, una mezcla fon la voz robótica que alguna vez habia conocido, por la que habia sentido mil cosas a pesar de su poca humanidad.
Irys dio un paso atrás, temblando, mientras la oscuridad la engullía aún más. La distorsión no era solo en su mente, era todo lo que la rodeaba.
" ¿Era este un nuevo engaño de su mente rota?"
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Irys no podía dejar de correr. La oscuridad a su alrededor se hacía más densa, más fria con cada paso que daba, como si el aire mismo la intentara atrapar, envolverla y sofocarla. Su mente estaba sumida en un torbellino de imágenes y emociones que la ahogaban.
Cada rincón de su ser gritaba por escapar de esa sensación de vacío que se expandía sin control. Las calles se desvanecían a su alrededor, las luces parpadeaban y se distorsionaban como si fueran solo fragmentos de lo que alguna vez fue real. En su pecho, el latido de su corazón resonaba como un tambor, un recordatorio constante de que aún estaba viva, pero ni siquiera esa certeza lograba calmarla.
El recuerdo de D•E•X•A seguía allí, como una sombra, arrastrándose detrás de ella. Él la llamaba, aunque sus palabras se desintegraban antes de alcanzar sus oídos, como si el universo mismo tratara de borrarlo de su existencia.
¿Cómo podía ser real si él estaba atrapado en ese limbo de dolor y desesperación? ¿Cómo podía aferrarse a algo que se desmoronaba ante sus ojos?De repente, el sonido de pasos se filtró en su mente, entrelazándose con el eco de su propio pánico. Se detuvo en seco, el aire frío cortándole la piel. La niebla envolvía la calle, oscureciendo aún más el camino por el que había huido.
— Irys... — la voz resonó, profunda, como un susurro en sus oídos. Era D•E•X•A. Pero no podía ser él, no después de todo lo que había visto. No podía ser real.
Giró hacia el sonido, los ojos desorbitados. No había nadie. Sólo la niebla. Pero su mente insistía, le ofrecía la ilusión de su presencia, esa voz que la llamaba, la instaba a acercarse, a entender lo que estaba pasando.
— ¡Por favor. Ya déjame en paz! — exclamó, aferrándose a sus propios pensamientos, intentando mantener el control. Pero la confusión crecía, y una sensación de frío abrumador y de dolor la envolvía.
Y en ese momento, algo se rompió dentro de ella. La distorsión en su mente alcanzó su punto máximo. Las imágenes comenzaron a fusionarse con una velocidad aterradora.
D•E•X•A, el rostro de su madre, el suyo propio, Shiori, el castillo, Eros, todos se entrelazaban y desmoronaban ante sus ojos. Nada era lo que parecía.
— ¿Qué está pasando? — susurró, la desesperación colándose en su voz. La oscuridad se apoderó de su visión, y cuando levantó la cabeza, un rostro apareció en la niebla. Un rostro que no debería estar allí.
Un desconocido, pero con una mirada tan familiar. Sin embargo, algo en él no era humano. Algo estaba profundamente errado. La figura sonrió de manera extraña, casi vacía, mientras se acercaba lentamente.
— Estás buscando respuestas donde no las hay, Irys — dijo la figura, su voz un eco distorsionado de la de D•E•X•A, una mezcla fon la voz robótica que alguna vez habia conocido, por la que habia sentido mil cosas a pesar de su poca humanidad.
Irys dio un paso atrás, temblando, mientras la oscuridad la engullía aún más. La distorsión no era solo en su mente, era todo lo que la rodeaba.
" ¿Era este un nuevo engaño de su mente rota?"
Tipo
Grupal
Líneas
20
Estado
Disponible
