「12:4O a.m」
Exhaló el humo lentamente y vio cómo se desvanecía en la oscuridad de su apartamento. La mesa frente a él estaba llena de papeles escritos a mano y bocetos que sólo él entendía pero que sabía que se trababa de la nueva zona de juegos e ideas para la cabina de fotos para su negocio... oh, y cuentas que intentaba cuadrar, eso nunca podía faltar.
Entre tanto caos, la bocina seguía sonando dejando salir a la luz de la penumbra demos de canciones viejas que solo él conocía y solos de guitarras que demostraban cuán joven e inexperto había sido. La marihuana empezaba a hacer efecto y ahora la música lo envolvía en melodías que para él se sentían más inmersivas de lo común por efecto del THC en su sistema.
En cada calada su mente salía de la nostalgia y saltaba a un estado de ambición. No importaba el efecto de ninguna sustancia en su cuerpo. En su mente siempre estaba rondando la idea de crear un espacio donde la gente pudiera perderse como él en el sonido y el momento y Distorsión era ese lugar.
Cerró los ojos y se recostó en la silla. Se imaginó a sus clientes riendo en la zona de juego y sacándose fotos borrosas en la cabina de fotos, todo entre tragos y canciones coreadas. Eso lo llevaba a pensar que tal vez su destino no estaba en un escenario y que tampoco lo necesitaba para dejar huella. Sino que estaba en las noches que estaba a punto de construir.
Abrió los ojos y esta vez tenía una sonrisa en los labios. Tenía que enfocarse. Apagó el porro en el cenicero, tomó un trago de cerveza para limpiar el paladar y volvió a los planos. De nuevo, repitió en su mente, tenía que enfocarse.
Exhaló el humo lentamente y vio cómo se desvanecía en la oscuridad de su apartamento. La mesa frente a él estaba llena de papeles escritos a mano y bocetos que sólo él entendía pero que sabía que se trababa de la nueva zona de juegos e ideas para la cabina de fotos para su negocio... oh, y cuentas que intentaba cuadrar, eso nunca podía faltar.
Entre tanto caos, la bocina seguía sonando dejando salir a la luz de la penumbra demos de canciones viejas que solo él conocía y solos de guitarras que demostraban cuán joven e inexperto había sido. La marihuana empezaba a hacer efecto y ahora la música lo envolvía en melodías que para él se sentían más inmersivas de lo común por efecto del THC en su sistema.
En cada calada su mente salía de la nostalgia y saltaba a un estado de ambición. No importaba el efecto de ninguna sustancia en su cuerpo. En su mente siempre estaba rondando la idea de crear un espacio donde la gente pudiera perderse como él en el sonido y el momento y Distorsión era ese lugar.
Cerró los ojos y se recostó en la silla. Se imaginó a sus clientes riendo en la zona de juego y sacándose fotos borrosas en la cabina de fotos, todo entre tragos y canciones coreadas. Eso lo llevaba a pensar que tal vez su destino no estaba en un escenario y que tampoco lo necesitaba para dejar huella. Sino que estaba en las noches que estaba a punto de construir.
Abrió los ojos y esta vez tenía una sonrisa en los labios. Tenía que enfocarse. Apagó el porro en el cenicero, tomó un trago de cerveza para limpiar el paladar y volvió a los planos. De nuevo, repitió en su mente, tenía que enfocarse.
「12:4O a.m」
Exhaló el humo lentamente y vio cómo se desvanecía en la oscuridad de su apartamento. La mesa frente a él estaba llena de papeles escritos a mano y bocetos que sólo él entendía pero que sabía que se trababa de la nueva zona de juegos e ideas para la cabina de fotos para su negocio... oh, y cuentas que intentaba cuadrar, eso nunca podía faltar.
Entre tanto caos, la bocina seguía sonando dejando salir a la luz de la penumbra demos de canciones viejas que solo él conocía y solos de guitarras que demostraban cuán joven e inexperto había sido. La marihuana empezaba a hacer efecto y ahora la música lo envolvía en melodías que para él se sentían más inmersivas de lo común por efecto del THC en su sistema.
En cada calada su mente salía de la nostalgia y saltaba a un estado de ambición. No importaba el efecto de ninguna sustancia en su cuerpo. En su mente siempre estaba rondando la idea de crear un espacio donde la gente pudiera perderse como él en el sonido y el momento y Distorsión era ese lugar.
Cerró los ojos y se recostó en la silla. Se imaginó a sus clientes riendo en la zona de juego y sacándose fotos borrosas en la cabina de fotos, todo entre tragos y canciones coreadas. Eso lo llevaba a pensar que tal vez su destino no estaba en un escenario y que tampoco lo necesitaba para dejar huella. Sino que estaba en las noches que estaba a punto de construir.
Abrió los ojos y esta vez tenía una sonrisa en los labios. Tenía que enfocarse. Apagó el porro en el cenicero, tomó un trago de cerveza para limpiar el paladar y volvió a los planos. De nuevo, repitió en su mente, tenía que enfocarse.
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