La noche anterior no pudo dormir bien. Estaba nervioso, ansioso, alerta, desconfiaba del dragón con quien compartía la cama, temía a cada una de las pesadillas que le asaltaban cuando, siquiera por algunos minutos, lograba caer rendido al sueño.

Un brujo cansado deja la puerta abierta a un sinfín de posibilidades de descontrol, desvarío, infortunios, profecías, etc...

Era casi la madrugada cuando Tolek, entre tantos sobresaltos, se vio despertado por una visión tan terrorífica como todas las demás, pero mucho más realista. Una criatura que, a diferencia de Thomas, además de manejar el elemento del fuego estaba constituida por este.
El fuego era su esencia misma, poderosa, más que ardiente, primigenia, abrasadora, implacable. Pero sobre todo: real.

Todo un agotador día tuvo que pasar hasta que el brujo encontrara una relación con la poderosa criatura de sus sueños y la realidad, y sucedió gracias a unas palabras que le relatara su querido amante en su momento.

"Antes que despiertes, el mundo estará en llamas.
Todo lo que una vez quisiste, amaste... arderá.
Y sabrás que fuiste el culpable.
El único culpable."

De alguna u otra manera, los seres tocados por la bendición del fuego parecían estar destinados a sufrir grandes pérdidas a causa de este. Él mismo, sin ir más lejos, era la viva prueba de tal profecía con tintes de maldición. Una profecía que alguna vez Thomas le relató en el pasado, cuando aún no pasaba lo que pasó.

"¿Sucederá otra vez?" Pensó el brujo.
Pero supo corregirse, pues en esta ocasión no era Thomas el involucrado.

"¿Qué clase de criatura nace del fuego como un dragón, es capaz de causar una increíble cantidad de destrucción y sufrimiento como un dragón, tiene el corazón como para lamentar tales pérdidas como un dragón... pero no es un dragón?"
Sólo al caer la noche supo la respuesta.

Entonces, se levanta con infinito cuidado para no despertar a su querido amante, toma su bastón, una hoja de papel encantado y se presta a escribir un mensaje que deja en la mesita de noche:

"Querido Thomas:
Lamento dejarte a horas tan tempranas. Créeme que no sería así si no se tratara de un asunto sumamente importante.

No te asustes ni me sigas, sólo quiero informarte, porque lo mereces, de que me he visto en la obligación de viajar a tus tierras natales para atender este asunto, que tiene mucho que ver con la profecía que una vez me relataste y que te ayudará a comprender.

Volveré contigo tan pronto como me sea posible, no lo dudes.

Siempre tuyo,
Tolek."

#ElBrujoCojo
La noche anterior no pudo dormir bien. Estaba nervioso, ansioso, alerta, desconfiaba del dragón con quien compartía la cama, temía a cada una de las pesadillas que le asaltaban cuando, siquiera por algunos minutos, lograba caer rendido al sueño. Un brujo cansado deja la puerta abierta a un sinfín de posibilidades de descontrol, desvarío, infortunios, profecías, etc... Era casi la madrugada cuando Tolek, entre tantos sobresaltos, se vio despertado por una visión tan terrorífica como todas las demás, pero mucho más realista. Una criatura que, a diferencia de Thomas, además de manejar el elemento del fuego estaba constituida por este. El fuego era su esencia misma, poderosa, más que ardiente, primigenia, abrasadora, implacable. Pero sobre todo: real. Todo un agotador día tuvo que pasar hasta que el brujo encontrara una relación con la poderosa criatura de sus sueños y la realidad, y sucedió gracias a unas palabras que le relatara su querido amante en su momento. "Antes que despiertes, el mundo estará en llamas. Todo lo que una vez quisiste, amaste... arderá. Y sabrás que fuiste el culpable. El único culpable." De alguna u otra manera, los seres tocados por la bendición del fuego parecían estar destinados a sufrir grandes pérdidas a causa de este. Él mismo, sin ir más lejos, era la viva prueba de tal profecía con tintes de maldición. Una profecía que alguna vez Thomas le relató en el pasado, cuando aún no pasaba lo que pasó. "¿Sucederá otra vez?" Pensó el brujo. Pero supo corregirse, pues en esta ocasión no era Thomas el involucrado. "¿Qué clase de criatura nace del fuego como un dragón, es capaz de causar una increíble cantidad de destrucción y sufrimiento como un dragón, tiene el corazón como para lamentar tales pérdidas como un dragón... pero no es un dragón?" Sólo al caer la noche supo la respuesta. Entonces, se levanta con infinito cuidado para no despertar a su querido amante, toma su bastón, una hoja de papel encantado y se presta a escribir un mensaje que deja en la mesita de noche: "Querido Thomas: Lamento dejarte a horas tan tempranas. Créeme que no sería así si no se tratara de un asunto sumamente importante. No te asustes ni me sigas, sólo quiero informarte, porque lo mereces, de que me he visto en la obligación de viajar a tus tierras natales para atender este asunto, que tiene mucho que ver con la profecía que una vez me relataste y que te ayudará a comprender. Volveré contigo tan pronto como me sea posible, no lo dudes. Siempre tuyo, Tolek." #ElBrujoCojo
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