Exilio
La princesa Céline despertó con la cara hinchada y los ojos rojos e inflamados. Los restos de lágrimas secas formaban una máscara de sal en sus mejillas. El sol, pálido e inclemente, se filtraba por la redillas de las cortinas pesadas de su habitación, revelando la opulencia fría y vacía que la rodeaba. Había pasado toda la noche...
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