Su entrada no había sido la mejor, eso era seguro. Lo habían pillado desprevenido y, para colmo, le habían dejado una marca indeleble que le costó quitar: un bigote y estrellas en la cara.
Su entrada no había sido la mejor, eso era seguro. Lo habían pillado desprevenido y, para colmo, le habían dejado una marca indeleble que le costó quitar: un bigote y estrellas en la cara.