――――― De Vuelta a la Acción: Neutralizando al Leviatán Fantasma
Una noche sin luna se cierne sobre nosotros, pero no hay nada similar a paz en esta oscuridad. Estoy aferrado al cuello del leviatán, el viento salado azotándome la cara mientras la criatura lucha con toda su furia. Su cuerpo translúcido, como si estuviera hecho de luz y humo, hace que mis manos resbalen con cada movimiento.
El rugido de sus mandíbulas abiertas resuena tan fuerte que siento los huesos vibrar.
― ¡Equipo, necesitamos que esa cabeza quede baja! ―grito por el comunicador, jadeando y chapoteando― ¡Ahora!
El plan está en marcha: mi segunda al mando, Lyra, invoca sus esferas mágicas para formar una red eléctrica que chisporrotea con destellos azulados, mientras Jorek, el francotirador, dispara anclas energéticas desde una de las grúas de la plataforma para inmovilizar parte de su cuerpo. Yo soy el anzuelo, como siempre, el señuelo que mantiene a esta bestia interesada en nosotros.
Con un rugido que rivaliza con el del monstruo, empuño mi arma. Mi hacha ya está cargada, lista para el golpe final... aunque lo último que quiero es matarle.
De repente, el leviatán cambia de estrategia. Con un giro violento, su cola atraviesa uno de los tanques de combustible de la plataforma petrolera, enviando llamas al aire. En el caos, su cuello da una sacudida que me lanza al vacío. Extiendo mi brazo y me aferro a un saliente de la criatura, pero la bestia se dobla en dos, lanzando su cola sobre si misma, sobre mi. El impacto es brutal. Siento el crujido inconfundible del hueso rompiéndose.
― ¡Maldición! ―gruño, los dientes apretados mientras intento mantener el agarre.
― ¡Aguanta, Xhiva! ―responde Lyra en el comunicador, con partes iguales de miedo y determinación.
― ¡Hazlo rápido, Lyra! ―grito mientras el dolor amenaza con nublar mi juicio― Este desgraciado no me va a soltar.
Con un destello, la red eléctrica se cierra, atrapando al leviatán y drenando la energía etérea que lo sostiene. La criatura se desploma con un gemido gutural, su forma etérea disminuyendo en una bruma pálida hasta volverse de un tamaño manejable.
Lyra me atrapa con un campo de energía y me lleva hasta la plataforma. Caigo al suelo metálico, jadeando y con el brazo colgando inerte. Mis compañeros corren hacia mí, pero antes de que puedan decir nada, les sonrío con una mueca de dolor.
― Otro día más en la oficina, ¿eh? ―bromeo, mientras Lyra se inclina para revisarme el brazo.
Ella suspira, sus ojos reflejando alivio y exasperación.
― Deberías aprender a no jugar con serpientes más grandes que tú, Xhiva.
― No sé de qué hablas. Yo soy la serpiente más grande. Este era un primo lejano... y espero que pronto este más lejos.
#𓆙𓆙𓆙 #NagaBros
Una noche sin luna se cierne sobre nosotros, pero no hay nada similar a paz en esta oscuridad. Estoy aferrado al cuello del leviatán, el viento salado azotándome la cara mientras la criatura lucha con toda su furia. Su cuerpo translúcido, como si estuviera hecho de luz y humo, hace que mis manos resbalen con cada movimiento.
El rugido de sus mandíbulas abiertas resuena tan fuerte que siento los huesos vibrar.
― ¡Equipo, necesitamos que esa cabeza quede baja! ―grito por el comunicador, jadeando y chapoteando― ¡Ahora!
El plan está en marcha: mi segunda al mando, Lyra, invoca sus esferas mágicas para formar una red eléctrica que chisporrotea con destellos azulados, mientras Jorek, el francotirador, dispara anclas energéticas desde una de las grúas de la plataforma para inmovilizar parte de su cuerpo. Yo soy el anzuelo, como siempre, el señuelo que mantiene a esta bestia interesada en nosotros.
Con un rugido que rivaliza con el del monstruo, empuño mi arma. Mi hacha ya está cargada, lista para el golpe final... aunque lo último que quiero es matarle.
De repente, el leviatán cambia de estrategia. Con un giro violento, su cola atraviesa uno de los tanques de combustible de la plataforma petrolera, enviando llamas al aire. En el caos, su cuello da una sacudida que me lanza al vacío. Extiendo mi brazo y me aferro a un saliente de la criatura, pero la bestia se dobla en dos, lanzando su cola sobre si misma, sobre mi. El impacto es brutal. Siento el crujido inconfundible del hueso rompiéndose.
― ¡Maldición! ―gruño, los dientes apretados mientras intento mantener el agarre.
― ¡Aguanta, Xhiva! ―responde Lyra en el comunicador, con partes iguales de miedo y determinación.
― ¡Hazlo rápido, Lyra! ―grito mientras el dolor amenaza con nublar mi juicio― Este desgraciado no me va a soltar.
Con un destello, la red eléctrica se cierra, atrapando al leviatán y drenando la energía etérea que lo sostiene. La criatura se desploma con un gemido gutural, su forma etérea disminuyendo en una bruma pálida hasta volverse de un tamaño manejable.
Lyra me atrapa con un campo de energía y me lleva hasta la plataforma. Caigo al suelo metálico, jadeando y con el brazo colgando inerte. Mis compañeros corren hacia mí, pero antes de que puedan decir nada, les sonrío con una mueca de dolor.
― Otro día más en la oficina, ¿eh? ―bromeo, mientras Lyra se inclina para revisarme el brazo.
Ella suspira, sus ojos reflejando alivio y exasperación.
― Deberías aprender a no jugar con serpientes más grandes que tú, Xhiva.
― No sé de qué hablas. Yo soy la serpiente más grande. Este era un primo lejano... y espero que pronto este más lejos.
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――――― De Vuelta a la Acción: Neutralizando al Leviatán Fantasma
Una noche sin luna se cierne sobre nosotros, pero no hay nada similar a paz en esta oscuridad. Estoy aferrado al cuello del leviatán, el viento salado azotándome la cara mientras la criatura lucha con toda su furia. Su cuerpo translúcido, como si estuviera hecho de luz y humo, hace que mis manos resbalen con cada movimiento.
El rugido de sus mandíbulas abiertas resuena tan fuerte que siento los huesos vibrar.
― ¡Equipo, necesitamos que esa cabeza quede baja! ―grito por el comunicador, jadeando y chapoteando― ¡Ahora!
El plan está en marcha: mi segunda al mando, Lyra, invoca sus esferas mágicas para formar una red eléctrica que chisporrotea con destellos azulados, mientras Jorek, el francotirador, dispara anclas energéticas desde una de las grúas de la plataforma para inmovilizar parte de su cuerpo. Yo soy el anzuelo, como siempre, el señuelo que mantiene a esta bestia interesada en nosotros.
Con un rugido que rivaliza con el del monstruo, empuño mi arma. Mi hacha ya está cargada, lista para el golpe final... aunque lo último que quiero es matarle.
De repente, el leviatán cambia de estrategia. Con un giro violento, su cola atraviesa uno de los tanques de combustible de la plataforma petrolera, enviando llamas al aire. En el caos, su cuello da una sacudida que me lanza al vacío. Extiendo mi brazo y me aferro a un saliente de la criatura, pero la bestia se dobla en dos, lanzando su cola sobre si misma, sobre mi. El impacto es brutal. Siento el crujido inconfundible del hueso rompiéndose.
― ¡Maldición! ―gruño, los dientes apretados mientras intento mantener el agarre.
― ¡Aguanta, Xhiva! ―responde Lyra en el comunicador, con partes iguales de miedo y determinación.
― ¡Hazlo rápido, Lyra! ―grito mientras el dolor amenaza con nublar mi juicio― Este desgraciado no me va a soltar.
Con un destello, la red eléctrica se cierra, atrapando al leviatán y drenando la energía etérea que lo sostiene. La criatura se desploma con un gemido gutural, su forma etérea disminuyendo en una bruma pálida hasta volverse de un tamaño manejable.
Lyra me atrapa con un campo de energía y me lleva hasta la plataforma. Caigo al suelo metálico, jadeando y con el brazo colgando inerte. Mis compañeros corren hacia mí, pero antes de que puedan decir nada, les sonrío con una mueca de dolor.
― Otro día más en la oficina, ¿eh? ―bromeo, mientras Lyra se inclina para revisarme el brazo.
Ella suspira, sus ojos reflejando alivio y exasperación.
― Deberías aprender a no jugar con serpientes más grandes que tú, Xhiva.
― No sé de qué hablas. Yo soy la serpiente más grande. Este era un primo lejano... y espero que pronto este más lejos.
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