— Qué decepción sigo vivo.
Son las primeras palabras que menciona al recobrar la conciencia, dentro de una habitación sin ventana, supone que bajo tierra y quizá del cuerpo médico de esos malditos locos.
— Oh mis ampollas...
De repente sale un hilo rojo de sangre de una de sus fosas nasales, recordando lo que paso, seres fueras de toda regla que se oponían ferozmente a sus maquinaciones psíquicas, estresando su mente y llevando sus ondas al límite para poderles explotar sus corazones al final, pero a que precio.
— Al menos, ya saben que no seremos presas fáciles de sus conquistas.
Nuevamente, cierra los ojos.
Son las primeras palabras que menciona al recobrar la conciencia, dentro de una habitación sin ventana, supone que bajo tierra y quizá del cuerpo médico de esos malditos locos.
— Oh mis ampollas...
De repente sale un hilo rojo de sangre de una de sus fosas nasales, recordando lo que paso, seres fueras de toda regla que se oponían ferozmente a sus maquinaciones psíquicas, estresando su mente y llevando sus ondas al límite para poderles explotar sus corazones al final, pero a que precio.
— Al menos, ya saben que no seremos presas fáciles de sus conquistas.
Nuevamente, cierra los ojos.
— Qué decepción sigo vivo.
Son las primeras palabras que menciona al recobrar la conciencia, dentro de una habitación sin ventana, supone que bajo tierra y quizá del cuerpo médico de esos malditos locos.
— Oh mis ampollas...
De repente sale un hilo rojo de sangre de una de sus fosas nasales, recordando lo que paso, seres fueras de toda regla que se oponían ferozmente a sus maquinaciones psíquicas, estresando su mente y llevando sus ondas al límite para poderles explotar sus corazones al final, pero a que precio.
— Al menos, ya saben que no seremos presas fáciles de sus conquistas.
Nuevamente, cierra los ojos.