Le abrió las puertas para permitirle ingresar al salón, luego, entró detrás suyo a paso calmo, cerrándolas.
—Sea bienvenida a mi hogar, señorita ॐ Polaris Lᵒʳⁿᵃ ᴰᵃⁿᵉ —su voz, cortés, y su semblante, frío—, la invito a tomar asiento.
Dispuestos de manera central se hallaban los sillones, de un brocatel beige, y una mesita de té donde habían colocados varios platillos dulces y salados para acompañar el té. Naturalmente, había una tetera y dos tazas para disfrutar de la infusión.
Jean tomó la tetera y sirvió el té ya preparado en las respectivas tazas, pasándole una a su invitada, luego, llevándose una consigo cuando tomó asiento.
—Ahora sí podemos seguir con nuestra conversación.
—Sea bienvenida a mi hogar, señorita ॐ Polaris Lᵒʳⁿᵃ ᴰᵃⁿᵉ —su voz, cortés, y su semblante, frío—, la invito a tomar asiento.
Dispuestos de manera central se hallaban los sillones, de un brocatel beige, y una mesita de té donde habían colocados varios platillos dulces y salados para acompañar el té. Naturalmente, había una tetera y dos tazas para disfrutar de la infusión.
Jean tomó la tetera y sirvió el té ya preparado en las respectivas tazas, pasándole una a su invitada, luego, llevándose una consigo cuando tomó asiento.
—Ahora sí podemos seguir con nuestra conversación.
Le abrió las puertas para permitirle ingresar al salón, luego, entró detrás suyo a paso calmo, cerrándolas.
—Sea bienvenida a mi hogar, señorita [s1lfide] —su voz, cortés, y su semblante, frío—, la invito a tomar asiento.
Dispuestos de manera central se hallaban los sillones, de un brocatel beige, y una mesita de té donde habían colocados varios platillos dulces y salados para acompañar el té. Naturalmente, había una tetera y dos tazas para disfrutar de la infusión.
Jean tomó la tetera y sirvió el té ya preparado en las respectivas tazas, pasándole una a su invitada, luego, llevándose una consigo cuando tomó asiento.
—Ahora sí podemos seguir con nuestra conversación.