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. . .
Quién sabe cuándo y cómo sucedió.
Quién sabe cuánto alcohol tuvo que beber para terminar así.
Pero no cabían dudas: Charles Grey estaba borracho, ¡y en un día lunes!
¿No podría haber esperado al fin de semana?
Por supuesto que en tales condiciones no podía presentarse a trabajar y, como parecía tener -todavía- algo de cara, dijo que estaba enfermo y se fue por ahí a caminar hasta que la ebriedad se le pasara, aunque, yendo a un pub, desde luego que no se le iría.
—¡Deme otra cerveza! —pidió, levantando la mano en una seña temblorosa. Luego, con botella en mano, salió de nuevo a la calle, perdiéndose en la acera.
Quién sabe qué le depararía estando así.
. . .
| Bueno, comenzaré una semana de retos, o tal vez sean solo cinco días, pero acá estaré con esto como en los viejos tiempos
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Quién sabe cuándo y cómo sucedió.
Quién sabe cuánto alcohol tuvo que beber para terminar así.
Pero no cabían dudas: Charles Grey estaba borracho, ¡y en un día lunes!
¿No podría haber esperado al fin de semana?
Por supuesto que en tales condiciones no podía presentarse a trabajar y, como parecía tener -todavía- algo de cara, dijo que estaba enfermo y se fue por ahí a caminar hasta que la ebriedad se le pasara, aunque, yendo a un pub, desde luego que no se le iría.
—¡Deme otra cerveza! —pidió, levantando la mano en una seña temblorosa. Luego, con botella en mano, salió de nuevo a la calle, perdiéndose en la acera.
Quién sabe qué le depararía estando así.
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| Bueno, comenzaré una semana de retos, o tal vez sean solo cinco días, pero acá estaré con esto como en los viejos tiempos
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Quién sabe cuándo y cómo sucedió.
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Pero no cabían dudas: Charles Grey estaba borracho, ¡y en un día lunes!
¿No podría haber esperado al fin de semana?
Por supuesto que en tales condiciones no podía presentarse a trabajar y, como parecía tener -todavía- algo de cara, dijo que estaba enfermo y se fue por ahí a caminar hasta que la ebriedad se le pasara, aunque, yendo a un pub, desde luego que no se le iría.
—¡Deme otra cerveza! —pidió, levantando la mano en una seña temblorosa. Luego, con botella en mano, salió de nuevo a la calle, perdiéndose en la acera.
Quién sabe qué le depararía estando así.
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