El sol apenas despuntaba cuando Carmina giró el cartel de "Cerrado" a "Abierto" en la puerta de su pequeña tienda de conveniencia. Aún somnolienta, encendió las luces, iluminando los estantes llenos de artículos esenciales, desde cajas de cereales hasta baterías olvidadas por los apurados vecinos.

Con un trapo húmedo en mano, empezó por limpiar el mostrador donde descansaba la caja registradora, un viejo aparato que ocasionalmente se rebelaba con pitidos inesperados. Luego, se dirigió a las neveras, reorganizando las botellas de agua y refrescos para que sus etiquetas quedaran perfectamente alineadas. "Un detalle insignificante, pero todo cuenta", pensó mientras ajustaba la última botella.

El pasillo de los snacks requería atención especial. Acomodó las bolsas de papas fritas que parecían haber librado una batalla nocturna y revisó las fechas de caducidad, apartando las que pronto expirarían.

Cuando todo estuvo en su lugar, Carmina se sirvió un café de la máquina al fondo y suspiró, satisfecha. Otro día comenzaba, y estaba lista para recibirlo.

El sol apenas despuntaba cuando Carmina giró el cartel de "Cerrado" a "Abierto" en la puerta de su pequeña tienda de conveniencia. Aún somnolienta, encendió las luces, iluminando los estantes llenos de artículos esenciales, desde cajas de cereales hasta baterías olvidadas por los apurados vecinos. Con un trapo húmedo en mano, empezó por limpiar el mostrador donde descansaba la caja registradora, un viejo aparato que ocasionalmente se rebelaba con pitidos inesperados. Luego, se dirigió a las neveras, reorganizando las botellas de agua y refrescos para que sus etiquetas quedaran perfectamente alineadas. "Un detalle insignificante, pero todo cuenta", pensó mientras ajustaba la última botella. El pasillo de los snacks requería atención especial. Acomodó las bolsas de papas fritas que parecían haber librado una batalla nocturna y revisó las fechas de caducidad, apartando las que pronto expirarían. Cuando todo estuvo en su lugar, Carmina se sirvió un café de la máquina al fondo y suspiró, satisfecha. Otro día comenzaba, y estaba lista para recibirlo.
Me gusta
Me encocora
Me endiabla
9
7 turnos 0 maullidos 616 vistas
Patrocinados
Patrocinados