El cielo estaba despejado, la luna llena bañaba con su luz plateada los tejados y jardines de la Mansión Phantomhive. En el silencio de la noche, un murciélago revoloteaba ágilmente, sus alas dibujando sombras sobre las ventanas de la imponente residencia.
Ese murciélago era yo.
Al llegar a su ventana, Me posé en el alféizar y emití un chillido suave.
Ese murciélago era yo.
Al llegar a su ventana, Me posé en el alféizar y emití un chillido suave.
El cielo estaba despejado, la luna llena bañaba con su luz plateada los tejados y jardines de la Mansión Phantomhive. En el silencio de la noche, un murciélago revoloteaba ágilmente, sus alas dibujando sombras sobre las ventanas de la imponente residencia.
Ese murciélago era yo.
Al llegar a su ventana, Me posé en el alféizar y emití un chillido suave.