La morgue estaba tranquila, como siempre. Shoko se inclinó sobre el cuerpo en la camilla, ajustando las luces mientras anotaba algo en su libreta con caligrafía rápida y desordenada. A pesar de la rutina, su mente no dejaba de divagar, atrapada en un pensamiento recurrente: faltaban pocos días para el año nuevo.

Se enderezó y dejó el bolígrafo sobre la mesa metálica, cruzando los brazos mientras observaba el reloj en la pared. "Un año más que termina... y yo aquí, haciendo lo mismo de siempre." El pensamiento no era amargo, pero tampoco especialmente alentador.

Las luces frías del quirófano reflejaban su rostro cansado en una superficie cromada cercana. "¿Qué hace la gente normal para estas fechas?", se preguntó, casi divertida. Comprar ropa nueva, planear cenas, hacer propósitos que nadie cumple... cosas que nunca le habían interesado demasiado.

Aún así, algo en el ambiente le resultaba inquietante. Había una presión invisible que siempre llegaba con el fin de año, como si el mundo exigiera un balance, un cierre de cuentas personales. ¿Qué había hecho este año que valiera la pena recordar? Era una pregunta que prefería no responder.

Shoko encendió un cigarrillo mientras se recargaba contra la mesa, exhalando el humo con un suspiro. "Quizá debería empezar a fingir que me importa eso de los propósitos." Se imaginó a sí misma escribiendo una lista:

1. Dormir más.
2. Fumar menos.
3. Ser amable... aunque sea un poco.

La idea la hizo reír entre dientes. Cerró los ojos un instante, permitiéndose un breve descanso antes de volver al trabajo. "Un día a la vez, Shoko," murmuró, apagando el cigarrillo y ajustándose la bata. Si algo iba a cambiar en el próximo año, aún tenía tiempo para pensarlo. Por ahora, el presente seguía esperando su atención.

La morgue estaba tranquila, como siempre. Shoko se inclinó sobre el cuerpo en la camilla, ajustando las luces mientras anotaba algo en su libreta con caligrafía rápida y desordenada. A pesar de la rutina, su mente no dejaba de divagar, atrapada en un pensamiento recurrente: faltaban pocos días para el año nuevo. Se enderezó y dejó el bolígrafo sobre la mesa metálica, cruzando los brazos mientras observaba el reloj en la pared. "Un año más que termina... y yo aquí, haciendo lo mismo de siempre." El pensamiento no era amargo, pero tampoco especialmente alentador. Las luces frías del quirófano reflejaban su rostro cansado en una superficie cromada cercana. "¿Qué hace la gente normal para estas fechas?", se preguntó, casi divertida. Comprar ropa nueva, planear cenas, hacer propósitos que nadie cumple... cosas que nunca le habían interesado demasiado. Aún así, algo en el ambiente le resultaba inquietante. Había una presión invisible que siempre llegaba con el fin de año, como si el mundo exigiera un balance, un cierre de cuentas personales. ¿Qué había hecho este año que valiera la pena recordar? Era una pregunta que prefería no responder. Shoko encendió un cigarrillo mientras se recargaba contra la mesa, exhalando el humo con un suspiro. "Quizá debería empezar a fingir que me importa eso de los propósitos." Se imaginó a sí misma escribiendo una lista: 1. Dormir más. 2. Fumar menos. 3. Ser amable... aunque sea un poco. La idea la hizo reír entre dientes. Cerró los ojos un instante, permitiéndose un breve descanso antes de volver al trabajo. "Un día a la vez, Shoko," murmuró, apagando el cigarrillo y ajustándose la bata. Si algo iba a cambiar en el próximo año, aún tenía tiempo para pensarlo. Por ahora, el presente seguía esperando su atención.
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