Expediente 001: "Leñadores".
Parte II.
El poblado del bosque era pequeño, sólo un puñado de cabañas para leñadores y sus familias. Todas estaban vacías, las puertas abiertas, las ventanas rotas. La sangre impregnaba cada rincón del lugar.
Eso fue lo que encontraron los mercenarios. Llegaron al anochecer, cuando las criaturas de la noche se desperezan. Lo hicieron a propósito.
Encontraron huellas, pisadas bestiales hechas con tinta de sangre. Podía ser cualquiera cosa. Cosas, porque eran muchas. Tantas, que acabaron de devorar a todos los habitantes en apenas dos noches.
Sólo quedaron los huesos, limpios y blancos.
Parte II.
El poblado del bosque era pequeño, sólo un puñado de cabañas para leñadores y sus familias. Todas estaban vacías, las puertas abiertas, las ventanas rotas. La sangre impregnaba cada rincón del lugar.
Eso fue lo que encontraron los mercenarios. Llegaron al anochecer, cuando las criaturas de la noche se desperezan. Lo hicieron a propósito.
Encontraron huellas, pisadas bestiales hechas con tinta de sangre. Podía ser cualquiera cosa. Cosas, porque eran muchas. Tantas, que acabaron de devorar a todos los habitantes en apenas dos noches.
Sólo quedaron los huesos, limpios y blancos.
Expediente 001: "Leñadores".
Parte II.
El poblado del bosque era pequeño, sólo un puñado de cabañas para leñadores y sus familias. Todas estaban vacías, las puertas abiertas, las ventanas rotas. La sangre impregnaba cada rincón del lugar.
Eso fue lo que encontraron los mercenarios. Llegaron al anochecer, cuando las criaturas de la noche se desperezan. Lo hicieron a propósito.
Encontraron huellas, pisadas bestiales hechas con tinta de sangre. Podía ser cualquiera cosa. Cosas, porque eran muchas. Tantas, que acabaron de devorar a todos los habitantes en apenas dos noches.
Sólo quedaron los huesos, limpios y blancos.