Entre Flores y Sombras.
Nikolai caminaba por las calles vacías de la ciudad, con las primeras luces del amanecer filtrándose entre los edificios. El familiar malestar comenzó a instalarse en su cuerpo; no quedaba mucho tiempo antes de que el sol ascendiera por completo. "Maldición...". El lugar más cercano era una pequeña tienda de flores, cuyo letrero gastado apenas se distinguía: Lepus Bloom.
Sin pensar demasiado, empujó la puerta, que cedió con un tintineo suave. El aroma de flores y hierbas lo envolvió de inmediato, un contraste inusual para alguien que solía evitar lugares tan... vivos. Detrás del mostrador, una figura femenina con cabello blanco como la luna y una mirada imperturbable lo observaba. Sus ojos turquesa se fijaron en él, curiosos, pero sin sorpresa, como si hubiera estado esperando su llegada.
"Necesito... un lugar donde el sol no me alcance," murmuró Nikolai, casi sin aliento. Sabía que había cometido un error al subestimar la noche, pero ahora no tenía tiempo para arrepentimientos.
La mujer —Dahlia, según un pequeño cartel— inclinó ligeramente la cabeza, con un aire de serena comprensión. Sin decir una palabra, señaló la puerta trasera de la tienda, una habitación oculta entre las sombras. Parecía un simple trastero, pero para Nikolai, era el único refugio antes de que el día comenzara.
"Te debes a alguien, ¿verdad?" dijo ella, con una voz suave pero llena de misterio. "Un vampiro nunca llega por accidente."
Nikolai la miró de reojo, sorprendido por la precisión de sus palabras, pero no tenía tiempo para preguntas. Se adentró en la penumbra, agradecido de que, por una vez, el azar lo hubiera llevado a un lugar seguro... aunque se preguntaba quién, o qué, era realmente esa extraña florista.
Dahlia
Nikolai caminaba por las calles vacías de la ciudad, con las primeras luces del amanecer filtrándose entre los edificios. El familiar malestar comenzó a instalarse en su cuerpo; no quedaba mucho tiempo antes de que el sol ascendiera por completo. "Maldición...". El lugar más cercano era una pequeña tienda de flores, cuyo letrero gastado apenas se distinguía: Lepus Bloom.
Sin pensar demasiado, empujó la puerta, que cedió con un tintineo suave. El aroma de flores y hierbas lo envolvió de inmediato, un contraste inusual para alguien que solía evitar lugares tan... vivos. Detrás del mostrador, una figura femenina con cabello blanco como la luna y una mirada imperturbable lo observaba. Sus ojos turquesa se fijaron en él, curiosos, pero sin sorpresa, como si hubiera estado esperando su llegada.
"Necesito... un lugar donde el sol no me alcance," murmuró Nikolai, casi sin aliento. Sabía que había cometido un error al subestimar la noche, pero ahora no tenía tiempo para arrepentimientos.
La mujer —Dahlia, según un pequeño cartel— inclinó ligeramente la cabeza, con un aire de serena comprensión. Sin decir una palabra, señaló la puerta trasera de la tienda, una habitación oculta entre las sombras. Parecía un simple trastero, pero para Nikolai, era el único refugio antes de que el día comenzara.
"Te debes a alguien, ¿verdad?" dijo ella, con una voz suave pero llena de misterio. "Un vampiro nunca llega por accidente."
Nikolai la miró de reojo, sorprendido por la precisión de sus palabras, pero no tenía tiempo para preguntas. Se adentró en la penumbra, agradecido de que, por una vez, el azar lo hubiera llevado a un lugar seguro... aunque se preguntaba quién, o qué, era realmente esa extraña florista.
Dahlia
Entre Flores y Sombras.
Nikolai caminaba por las calles vacías de la ciudad, con las primeras luces del amanecer filtrándose entre los edificios. El familiar malestar comenzó a instalarse en su cuerpo; no quedaba mucho tiempo antes de que el sol ascendiera por completo. "Maldición...". El lugar más cercano era una pequeña tienda de flores, cuyo letrero gastado apenas se distinguía: Lepus Bloom.
Sin pensar demasiado, empujó la puerta, que cedió con un tintineo suave. El aroma de flores y hierbas lo envolvió de inmediato, un contraste inusual para alguien que solía evitar lugares tan... vivos. Detrás del mostrador, una figura femenina con cabello blanco como la luna y una mirada imperturbable lo observaba. Sus ojos turquesa se fijaron en él, curiosos, pero sin sorpresa, como si hubiera estado esperando su llegada.
"Necesito... un lugar donde el sol no me alcance," murmuró Nikolai, casi sin aliento. Sabía que había cometido un error al subestimar la noche, pero ahora no tenía tiempo para arrepentimientos.
La mujer —Dahlia, según un pequeño cartel— inclinó ligeramente la cabeza, con un aire de serena comprensión. Sin decir una palabra, señaló la puerta trasera de la tienda, una habitación oculta entre las sombras. Parecía un simple trastero, pero para Nikolai, era el único refugio antes de que el día comenzara.
"Te debes a alguien, ¿verdad?" dijo ella, con una voz suave pero llena de misterio. "Un vampiro nunca llega por accidente."
Nikolai la miró de reojo, sorprendido por la precisión de sus palabras, pero no tenía tiempo para preguntas. Se adentró en la penumbra, agradecido de que, por una vez, el azar lo hubiera llevado a un lugar seguro... aunque se preguntaba quién, o qué, era realmente esa extraña florista.
[Lepus_Constellation]