—El País de las Maravillas estaba, como siempre, en su caótica gloria: flores que cantaban desafinadas, setas que crecían y encogían al ritmo de un viento inexistente, y árboles que parecían retorcerse con vida propia. Damon flotaba sobre todo este panorama, aburrido y juguetón, su mirada viajaba de un lado a otro en busca de algo… o de alguien.—

"¿Dónde podría encontrar una Alicia…? Mi padre siempre dijo que las Alicias son agradables. Aunque claro, también dijo que sólo existe una".

—Frunció el ceño, flotando boca abajo y girando en el aire con un gesto de desdén—.

"¿Cómo puede haber solo una Alicia? ¡En un lugar donde nada tiene sentido, lo más lógico sería que hubiera muchas Alicias!"

—Se detuvo y se cruzó de brazos, haciendo una mueca de impaciencia, pero claro, aquí todo tiene que ser complicado, ¿no? Mi querido padre, el Gato de Cheshire, hablaba maravillas de ella.—

"Alicia es agradable"

Decía, pero... ¿dónde está ahora? ¿Por qué no puedo simplemente invocar a una Alicia cuando la necesito?

—Damon flotó hacia una rama retorcida y se sentó, balanceando sus piernas, claramente aburrido de no tener éxito en su búsqueda.—

—Me pregunto si todas las Alicias son tan agradables o si solo esa Alicia era especial. Aunque, siendo sincero… ni siquiera sé cómo luce una Alicia. ¿Rubia? ¿Con un vestido azul? O tal vez usa algo más moderno ahora, algo con estilo. Rió entre dientes, imaginando a Alicia con diferentes atuendos extravagantes—.

"Seguro que se pondría de moda en el País de las Maravillas".

—Bajó de la rama, caminando sobre el aire como si fuera una acera invisible.—

"Y aquí estoy, en busca de una Alicia que tal vez ni siquiera quiera ser encontrada. Pero mi padre dijo que ella siempre termina apareciendo cuando más se la necesita, ¿no? O tal vez… cuando menos la esperan".

—Se rascó la cabeza, como si el concepto lo confundiera por un momento—.

"¿Eso significa que si la busco no la encontraré? ¡Qué lío!"

—Damon de repente se detuvo en seco, sus ojos brillando con una idea.—

"¡Ah, ya sé! Si no puedo encontrarla, haré que ella me encuentre a mí".

—Levantó las manos al aire, como si convocara algo místico—.

"¡Oh, Alicia! ¡Si estás por ahí, ven hacia mí! Yo soy mucho más divertido que cualquier conejo blanco, ¡te lo prometo!"

—El viento pareció susurrar en respuesta, y Damon, siempre alerta a las señales más sutiles del País de las Maravillas, alzó una ceja.—

"¿Lo ven? ¡El País de las Maravillas nunca decepciona! Algo siempre está a punto de suceder... o al menos eso espero".

—Rió con suavidad, haciéndose el misterioso—.

"A veces me pregunto si Alicia se siente tan perdida aquí como nosotros. Aunque, ¿quién podría culparla? Este lugar es tan caótico que hasta yo me pierdo de vez en cuando."

—Damon comenzó a flotar de nuevo, esta vez trazando círculos en el aire, y se encogió de hombros.—

"En fin, si alguna Alicia aparece, ya le diré que la estuve buscando… aunque no sé exactamente para qué. Tal vez solo para confirmar si es tan agradable como dijo mi padre. O tal vez simplemente porque estoy aburrido y quiero ver qué tal se divierte una Alicia".

—Hizo una pausa dramática y luego se rió, bajando el tono de su voz—.

"Aunque, siendo sincero, lo más probable es que yo me divierta más con ella".

—Con un último giro elegante en el aire, Damon desapareció entre las ramas, dejando su característica sonrisa flotando por unos instantes más.—
—El País de las Maravillas estaba, como siempre, en su caótica gloria: flores que cantaban desafinadas, setas que crecían y encogían al ritmo de un viento inexistente, y árboles que parecían retorcerse con vida propia. Damon flotaba sobre todo este panorama, aburrido y juguetón, su mirada viajaba de un lado a otro en busca de algo… o de alguien.— "¿Dónde podría encontrar una Alicia…? Mi padre siempre dijo que las Alicias son agradables. Aunque claro, también dijo que sólo existe una". —Frunció el ceño, flotando boca abajo y girando en el aire con un gesto de desdén—. "¿Cómo puede haber solo una Alicia? ¡En un lugar donde nada tiene sentido, lo más lógico sería que hubiera muchas Alicias!" —Se detuvo y se cruzó de brazos, haciendo una mueca de impaciencia, pero claro, aquí todo tiene que ser complicado, ¿no? Mi querido padre, el Gato de Cheshire, hablaba maravillas de ella.— "Alicia es agradable" Decía, pero... ¿dónde está ahora? ¿Por qué no puedo simplemente invocar a una Alicia cuando la necesito? —Damon flotó hacia una rama retorcida y se sentó, balanceando sus piernas, claramente aburrido de no tener éxito en su búsqueda.— —Me pregunto si todas las Alicias son tan agradables o si solo esa Alicia era especial. Aunque, siendo sincero… ni siquiera sé cómo luce una Alicia. ¿Rubia? ¿Con un vestido azul? O tal vez usa algo más moderno ahora, algo con estilo. Rió entre dientes, imaginando a Alicia con diferentes atuendos extravagantes—. "Seguro que se pondría de moda en el País de las Maravillas". —Bajó de la rama, caminando sobre el aire como si fuera una acera invisible.— "Y aquí estoy, en busca de una Alicia que tal vez ni siquiera quiera ser encontrada. Pero mi padre dijo que ella siempre termina apareciendo cuando más se la necesita, ¿no? O tal vez… cuando menos la esperan". —Se rascó la cabeza, como si el concepto lo confundiera por un momento—. "¿Eso significa que si la busco no la encontraré? ¡Qué lío!" —Damon de repente se detuvo en seco, sus ojos brillando con una idea.— "¡Ah, ya sé! Si no puedo encontrarla, haré que ella me encuentre a mí". —Levantó las manos al aire, como si convocara algo místico—. "¡Oh, Alicia! ¡Si estás por ahí, ven hacia mí! Yo soy mucho más divertido que cualquier conejo blanco, ¡te lo prometo!" —El viento pareció susurrar en respuesta, y Damon, siempre alerta a las señales más sutiles del País de las Maravillas, alzó una ceja.— "¿Lo ven? ¡El País de las Maravillas nunca decepciona! Algo siempre está a punto de suceder... o al menos eso espero". —Rió con suavidad, haciéndose el misterioso—. "A veces me pregunto si Alicia se siente tan perdida aquí como nosotros. Aunque, ¿quién podría culparla? Este lugar es tan caótico que hasta yo me pierdo de vez en cuando." —Damon comenzó a flotar de nuevo, esta vez trazando círculos en el aire, y se encogió de hombros.— "En fin, si alguna Alicia aparece, ya le diré que la estuve buscando… aunque no sé exactamente para qué. Tal vez solo para confirmar si es tan agradable como dijo mi padre. O tal vez simplemente porque estoy aburrido y quiero ver qué tal se divierte una Alicia". —Hizo una pausa dramática y luego se rió, bajando el tono de su voz—. "Aunque, siendo sincero, lo más probable es que yo me divierta más con ella". —Con un último giro elegante en el aire, Damon desapareció entre las ramas, dejando su característica sonrisa flotando por unos instantes más.—
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