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¿Donde estoy?
Lo único que Gazú podía recordar de su memoria era su propio nombre y una cegadora luz que había cubierto sus ojos antes de despertar en el gélido páramo donde ahora se encontraba.
La nieve descendía del cielo como constantes gotas de lluvias frías y heladas. A su alrededor, un bosque muerto se dejaba vislumbrar como señal desoladora.
Gazú podía resistir el frío, pero no por mucho tiempo. Sentía cómo su cuerpo comenzaba a congelarse lentamente, como un caracol atrapado en un caparazón de hielo.
Alzó la vista y examinó los alrededores con ojos inquietos. Solo podía ver árboles delgados y muertos, como sombras espectrales en el paisaje desolado. Sin embargo, una montaña en la distancia capturó su atención.
Decidido, siguió caminando hacia la montaña, mientras el frío avanzaba implacable en su cuerpo.
⟁Debo encontrar abrigo𓂀 pensaba Gazú.
Pero entonces, como si la buena fortuna le sonriera, un ciervo apareció, dando pasos tranquilos sobre la nieve. Gazú se escondió detrás de un árbol y, sin herramientas, comenzó a idear un plan para capturarlo.
Observó el entorno y notó algunas ramas caídas y piedras dispersas. Con manos temblorosas por el frío y mucho sigilo comenzó a reunir los materiales necesarios.
Primero, tomó una rama larga y resistente, y la afiló contra una roca hasta convertirla en una lanza improvisada. El ciervo no estaba tan lejos y cuando miraba en dirección hacia Gazú, el se escondia.
Luego, recogió algunas piedras y las colocó en su bolsillo, listas para ser lanzadas si fuera necesario. Si, conservaba sus toscos pantalones pero su pecho estaba descubierto. Y solo cargaba un collar Simbolizando su poder.
Con su lanza en mano, Gazú se movió sigilosamente, acercándose al ciervo calculando cada movimiento. Sabía que un movimiento en falso podría ahuyentar al animal. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se detuvo, conteniendo la respiración.
El ciervo, ajeno al peligro, seguía pastando tranquilamente. Gazú apuntó con cuidado y, con un movimiento rápido y preciso, lanzó la lanza hacia el ciervo. La lanza voló por el aire y alcanzó su objetivo, penetrando un costado y derribando al ciervo.
Gazú se acercó rápidamente al animal caído, agradecido por la oportunidad de sobrevivir un día más en el páramo helado. Sabía que la carne del ciervo le proporcionaría el abrigo y el sustento que tanto necesitaba.
Un día más...
#Monorol
◢✥𝐆azú✥◣
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¿Donde estoy?
Lo único que Gazú podía recordar de su memoria era su propio nombre y una cegadora luz que había cubierto sus ojos antes de despertar en el gélido páramo donde ahora se encontraba.
La nieve descendía del cielo como constantes gotas de lluvias frías y heladas. A su alrededor, un bosque muerto se dejaba vislumbrar como señal desoladora.
Gazú podía resistir el frío, pero no por mucho tiempo. Sentía cómo su cuerpo comenzaba a congelarse lentamente, como un caracol atrapado en un caparazón de hielo.
Alzó la vista y examinó los alrededores con ojos inquietos. Solo podía ver árboles delgados y muertos, como sombras espectrales en el paisaje desolado. Sin embargo, una montaña en la distancia capturó su atención.
Decidido, siguió caminando hacia la montaña, mientras el frío avanzaba implacable en su cuerpo.
⟁Debo encontrar abrigo𓂀 pensaba Gazú.
Pero entonces, como si la buena fortuna le sonriera, un ciervo apareció, dando pasos tranquilos sobre la nieve. Gazú se escondió detrás de un árbol y, sin herramientas, comenzó a idear un plan para capturarlo.
Observó el entorno y notó algunas ramas caídas y piedras dispersas. Con manos temblorosas por el frío y mucho sigilo comenzó a reunir los materiales necesarios.
Primero, tomó una rama larga y resistente, y la afiló contra una roca hasta convertirla en una lanza improvisada. El ciervo no estaba tan lejos y cuando miraba en dirección hacia Gazú, el se escondia.
Luego, recogió algunas piedras y las colocó en su bolsillo, listas para ser lanzadas si fuera necesario. Si, conservaba sus toscos pantalones pero su pecho estaba descubierto. Y solo cargaba un collar Simbolizando su poder.
Con su lanza en mano, Gazú se movió sigilosamente, acercándose al ciervo calculando cada movimiento. Sabía que un movimiento en falso podría ahuyentar al animal. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se detuvo, conteniendo la respiración.
El ciervo, ajeno al peligro, seguía pastando tranquilamente. Gazú apuntó con cuidado y, con un movimiento rápido y preciso, lanzó la lanza hacia el ciervo. La lanza voló por el aire y alcanzó su objetivo, penetrando un costado y derribando al ciervo.
Gazú se acercó rápidamente al animal caído, agradecido por la oportunidad de sobrevivir un día más en el páramo helado. Sabía que la carne del ciervo le proporcionaría el abrigo y el sustento que tanto necesitaba.
Un día más...
#Monorol
◢✥𝐆azú✥◣
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¿Donde estoy?
Lo único que Gazú podía recordar de su memoria era su propio nombre y una cegadora luz que había cubierto sus ojos antes de despertar en el gélido páramo donde ahora se encontraba.
La nieve descendía del cielo como constantes gotas de lluvias frías y heladas. A su alrededor, un bosque muerto se dejaba vislumbrar como señal desoladora.
Gazú podía resistir el frío, pero no por mucho tiempo. Sentía cómo su cuerpo comenzaba a congelarse lentamente, como un caracol atrapado en un caparazón de hielo.
Alzó la vista y examinó los alrededores con ojos inquietos. Solo podía ver árboles delgados y muertos, como sombras espectrales en el paisaje desolado. Sin embargo, una montaña en la distancia capturó su atención.
Decidido, siguió caminando hacia la montaña, mientras el frío avanzaba implacable en su cuerpo.
⟁Debo encontrar abrigo𓂀 pensaba Gazú.
Pero entonces, como si la buena fortuna le sonriera, un ciervo apareció, dando pasos tranquilos sobre la nieve. Gazú se escondió detrás de un árbol y, sin herramientas, comenzó a idear un plan para capturarlo.
Observó el entorno y notó algunas ramas caídas y piedras dispersas. Con manos temblorosas por el frío y mucho sigilo comenzó a reunir los materiales necesarios.
Primero, tomó una rama larga y resistente, y la afiló contra una roca hasta convertirla en una lanza improvisada. El ciervo no estaba tan lejos y cuando miraba en dirección hacia Gazú, el se escondia.
Luego, recogió algunas piedras y las colocó en su bolsillo, listas para ser lanzadas si fuera necesario. Si, conservaba sus toscos pantalones pero su pecho estaba descubierto. Y solo cargaba un collar Simbolizando su poder.
Con su lanza en mano, Gazú se movió sigilosamente, acercándose al ciervo calculando cada movimiento. Sabía que un movimiento en falso podría ahuyentar al animal. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, se detuvo, conteniendo la respiración.
El ciervo, ajeno al peligro, seguía pastando tranquilamente. Gazú apuntó con cuidado y, con un movimiento rápido y preciso, lanzó la lanza hacia el ciervo. La lanza voló por el aire y alcanzó su objetivo, penetrando un costado y derribando al ciervo.
Gazú se acercó rápidamente al animal caído, agradecido por la oportunidad de sobrevivir un día más en el páramo helado. Sabía que la carne del ciervo le proporcionaría el abrigo y el sustento que tanto necesitaba.
Un día más...
#Monorol
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