Había vuelto a Cicilia el día anterior, luego de rehabilitarse debido a su secuestro y confinamiento, pero a pesar de que físicamente podría decirse que estaba bien, mentalmente no tanto, aunque ahora estaba actuando de manera bastante tranquila y calmada. Muchas cosas en él como individuo y persona habían cambiado por esa experiencia traumática, tanta tortura, castigo y hostilidad que le tocó vivir en esos dos años de ausencia.
El hombre de cabello rubio se había reencontrado con su hermana tras llegar, pero al día siguiente, en la mañana después del desayuno, vistiendo una chaqueta negra y formal, camisa y corbata, pantalón y zapatos oscuros; caminó junto a su gemela por los pasillos del edificio, donde abrieron una gran puerta de la oficina, a la cual ingresaron. Ese era el lugar donde el líder de la familia operaba principalmente, sentado en aquel escritorio, se supone que ese lugar le correspondía, pero ahora solo lo miraba a la distancia, también dirigió su atención a los cuadros y fotografías que había en el decorado del entorno.
—Y bueno hermana. ¿Cómo ha ido todo en mi ausencia? Ya sabes, el trabajo, los negocios, las alianzas.
Su mirada era bastante inexpresiva, seria, si alguna vez fue más expresivo, eso sería cosa del pasado, una característica borrada de ser, es muy probable que para quienes le conocían de antes ya no lo viesen igual, si no, como si fuese otra persona, por supuesto, obviando su apariencia física.
El hombre de cabello rubio se había reencontrado con su hermana tras llegar, pero al día siguiente, en la mañana después del desayuno, vistiendo una chaqueta negra y formal, camisa y corbata, pantalón y zapatos oscuros; caminó junto a su gemela por los pasillos del edificio, donde abrieron una gran puerta de la oficina, a la cual ingresaron. Ese era el lugar donde el líder de la familia operaba principalmente, sentado en aquel escritorio, se supone que ese lugar le correspondía, pero ahora solo lo miraba a la distancia, también dirigió su atención a los cuadros y fotografías que había en el decorado del entorno.
—Y bueno hermana. ¿Cómo ha ido todo en mi ausencia? Ya sabes, el trabajo, los negocios, las alianzas.
Su mirada era bastante inexpresiva, seria, si alguna vez fue más expresivo, eso sería cosa del pasado, una característica borrada de ser, es muy probable que para quienes le conocían de antes ya no lo viesen igual, si no, como si fuese otra persona, por supuesto, obviando su apariencia física.
Había vuelto a Cicilia el día anterior, luego de rehabilitarse debido a su secuestro y confinamiento, pero a pesar de que físicamente podría decirse que estaba bien, mentalmente no tanto, aunque ahora estaba actuando de manera bastante tranquila y calmada. Muchas cosas en él como individuo y persona habían cambiado por esa experiencia traumática, tanta tortura, castigo y hostilidad que le tocó vivir en esos dos años de ausencia.
El hombre de cabello rubio se había reencontrado con su hermana tras llegar, pero al día siguiente, en la mañana después del desayuno, vistiendo una chaqueta negra y formal, camisa y corbata, pantalón y zapatos oscuros; caminó junto a su gemela por los pasillos del edificio, donde abrieron una gran puerta de la oficina, a la cual ingresaron. Ese era el lugar donde el líder de la familia operaba principalmente, sentado en aquel escritorio, se supone que ese lugar le correspondía, pero ahora solo lo miraba a la distancia, también dirigió su atención a los cuadros y fotografías que había en el decorado del entorno.
—Y bueno hermana. ¿Cómo ha ido todo en mi ausencia? Ya sabes, el trabajo, los negocios, las alianzas.
Su mirada era bastante inexpresiva, seria, si alguna vez fue más expresivo, eso sería cosa del pasado, una característica borrada de ser, es muy probable que para quienes le conocían de antes ya no lo viesen igual, si no, como si fuese otra persona, por supuesto, obviando su apariencia física.