En innumerables ocasiones, quien no sabe escuchar se condena al anonimato. El orgullo, esa espada de doble filo, ha sido mi fortaleza en más de una ocasión, pero también mi ceguera, impidiéndome reflexionar hasta que el infortunio ya ha hecho su labor. Y es entonces, cuando todo se derrumba, cuando aquello que juzgué como amistad se revela en su...