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En un pequeño pueblo rodeado de bosques y colinas, vivía una familia que destacaba no solo por su bondad, sino también por su aspecto peculiar. Skuld, la hija menor, había heredado características de sus ancestros tiefling, ojos brillantes y cuernos curvados, excepto su piel, la cual mantenía esa tonalidad rosácea típica de los humanos. A diferencia de sus padres, Ada y Tormund, y su hermano mayor, Eirik, que tenían apariencias humanas comunes, Skuld era un recordatorio constante de una herencia ancestral que muchos en el pueblo preferían olvidar.

Desde su nacimiento, Ada y Tormund protegieron a Skuld con todo su amor y cuidado. Sabían que el mundo fuera de su hogar podía ser cruel, pero estaban decididos a enseñarle a su hija que su singularidad era una fortaleza, no una debilidad. Eirik, siempre el hermano protector, jugaba con Skuld y la defendía de las miradas y susurros de los aldeanos.

Sin embargo, la malicia y el miedo de los habitantes del pueblo no tardaron en manifestarse. Los niños evitaban jugar con Skuld y algunos adultos incluso advertían a sus propios hijos que se mantuvieran alejados de la "niña demonio". Los rumores se esparcieron como el fuego, sugiriendo que la familia de Skuld estaba maldita, y que su presencia traería desdicha a la comunidad.

Cada día, Skuld enfrentaba miradas de desprecio y palabras hirientes. Su corazón joven se llenaba de tristeza, y a menudo se refugiaba en el bosque cercano, donde encontraba consuelo en la naturaleza y en los animales que no la juzgaban por su apariencia. En esos momentos, Ada la encontraba y la abrazaba, recordándole que era amada y que su familia siempre estaría a su lado.

Una noche, los aldeanos, incitados por el miedo y la superstición, decidieron confrontar a la familia. Con antorchas y armas improvisadas, se reunieron frente a la casa de Skuld, exigiendo que se marcharan. Tormund, con Eirik a su lado, salió a enfrentarlos, intentando calmar la multitud con palabras de paz y razón. Pero el odio era demasiado profundo.

Fue en ese momento que Skuld, tomando valor de la fuerza y amor que su familia le había dado, salió de la casa y se paró junto a su padre y hermano. Con voz firme, les habló a los aldeanos, no con odio, sino con una sabiduría y compasión que desarmó su ira. Les recordó que todos eran diferentes a su manera y que el miedo solo los dividía.

Aunque no todos los corazones fueron cambiados esa noche, algunos empezaron a ver más allá de su apariencia. Con el tiempo, la familia de Skuld demostró ser una parte invaluable de la comunidad, y lentamente, las heridas comenzaron a sanar.

A medida que Skuld crecía, su interés por la magia y el deseo de aprender más sobre sus habilidades se hicieron más fuertes. Sus padres, reconociendo su talento innato y queriendo lo mejor para ella, contactaron con una prestigiosa escuela de hechicería en una ciudad lejana. Con el apoyo incondicional de su familia, Skuld se despidió de su hogar y de aquellos pocos que habían llegado a aceptarla.

La despedida fue agridulce, llena de lágrimas y abrazos. Ada y Tormund le recordaron que siempre estarían orgullosos de ella, mientras Eirik, con una sonrisa y ojos llenos de lágrimas, le prometió que siempre la llevaría en su corazón. Skuld partió con la esperanza de un futuro brillante y la determinación de convertirse en una hechicera que pudiera ayudar a los demás, sin importar las apariencias.

Al adentrarse en el camino hacia su nueva vida, Skuld sintió una mezcla de emoción y nerviosismo, pero sobre todo, un profundo agradecimiento por la familia que siempre la había amado y protegido. Sabía que su viaje no sería fácil, pero con el recuerdo de su hogar en su corazón, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le presentara.

#monorol
饾悎饾惂饾悷饾悮饾惂饾悳饾悽饾悮 En un pequeño pueblo rodeado de bosques y colinas, vivía una familia que destacaba no solo por su bondad, sino también por su aspecto peculiar. Skuld, la hija menor, había heredado características de sus ancestros tiefling, ojos brillantes y cuernos curvados, excepto su piel, la cual mantenía esa tonalidad rosácea típica de los humanos. A diferencia de sus padres, Ada y Tormund, y su hermano mayor, Eirik, que tenían apariencias humanas comunes, Skuld era un recordatorio constante de una herencia ancestral que muchos en el pueblo preferían olvidar. Desde su nacimiento, Ada y Tormund protegieron a Skuld con todo su amor y cuidado. Sabían que el mundo fuera de su hogar podía ser cruel, pero estaban decididos a enseñarle a su hija que su singularidad era una fortaleza, no una debilidad. Eirik, siempre el hermano protector, jugaba con Skuld y la defendía de las miradas y susurros de los aldeanos. Sin embargo, la malicia y el miedo de los habitantes del pueblo no tardaron en manifestarse. Los niños evitaban jugar con Skuld y algunos adultos incluso advertían a sus propios hijos que se mantuvieran alejados de la "niña demonio". Los rumores se esparcieron como el fuego, sugiriendo que la familia de Skuld estaba maldita, y que su presencia traería desdicha a la comunidad. Cada día, Skuld enfrentaba miradas de desprecio y palabras hirientes. Su corazón joven se llenaba de tristeza, y a menudo se refugiaba en el bosque cercano, donde encontraba consuelo en la naturaleza y en los animales que no la juzgaban por su apariencia. En esos momentos, Ada la encontraba y la abrazaba, recordándole que era amada y que su familia siempre estaría a su lado. Una noche, los aldeanos, incitados por el miedo y la superstición, decidieron confrontar a la familia. Con antorchas y armas improvisadas, se reunieron frente a la casa de Skuld, exigiendo que se marcharan. Tormund, con Eirik a su lado, salió a enfrentarlos, intentando calmar la multitud con palabras de paz y razón. Pero el odio era demasiado profundo. Fue en ese momento que Skuld, tomando valor de la fuerza y amor que su familia le había dado, salió de la casa y se paró junto a su padre y hermano. Con voz firme, les habló a los aldeanos, no con odio, sino con una sabiduría y compasión que desarmó su ira. Les recordó que todos eran diferentes a su manera y que el miedo solo los dividía. Aunque no todos los corazones fueron cambiados esa noche, algunos empezaron a ver más allá de su apariencia. Con el tiempo, la familia de Skuld demostró ser una parte invaluable de la comunidad, y lentamente, las heridas comenzaron a sanar. A medida que Skuld crecía, su interés por la magia y el deseo de aprender más sobre sus habilidades se hicieron más fuertes. Sus padres, reconociendo su talento innato y queriendo lo mejor para ella, contactaron con una prestigiosa escuela de hechicería en una ciudad lejana. Con el apoyo incondicional de su familia, Skuld se despidió de su hogar y de aquellos pocos que habían llegado a aceptarla. La despedida fue agridulce, llena de lágrimas y abrazos. Ada y Tormund le recordaron que siempre estarían orgullosos de ella, mientras Eirik, con una sonrisa y ojos llenos de lágrimas, le prometió que siempre la llevaría en su corazón. Skuld partió con la esperanza de un futuro brillante y la determinación de convertirse en una hechicera que pudiera ayudar a los demás, sin importar las apariencias. Al adentrarse en el camino hacia su nueva vida, Skuld sintió una mezcla de emoción y nerviosismo, pero sobre todo, un profundo agradecimiento por la familia que siempre la había amado y protegido. Sabía que su viaje no sería fácil, pero con el recuerdo de su hogar en su corazón, estaba lista para enfrentar cualquier desafío que el destino le presentara. #monorol
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