#SeductiveSunday

En la penumbra de un sótano abandonado, Monster te observa con una mirada hambrienta. Yaces en una silla, tus manos y tobillos atados con un material que no logras reconocer. Tus ojos desorbitados y llenos de terror. La oscuridad es rota únicamente por el parpadeo del fulgor rojizo que brota de los ojos del monstruo que te secuestró, creando sombras danzantes que añaden una atmósfera de siniestra expectación.

Monster se acerca lentamente, sus pasos resonando en el silencio espeso como el preludio de la sinfonía de horror que ha compuesto solo para ti.

Con una sonrisa torcida, alza una mano y la deja caer suavemente sobre tu piel expuesta. Tu carne tiembla bajo su toque, cálida y viva, un contraste con la frialdad de sus dedos. Se deleita en la sensación, tan tersa y suave, que se estira sobre el músculo tembloroso. Lentamente, Monster arrastra sus uñas dejando finas líneas rojas que comienzan a perlasear con tu sangre.

"Ah, esta tibieza tan peculiar”, susurra Monster, su voz un eco que parece resonar en las paredes húmedas del sótano. “La siento palpitar bajo mis dedos, pulsando con cada latido de tu corazón, llamándome."

Con un movimiento cuidadoso, Monster inserta una uña en tu piel, disfrutando del momento en que se rompe la fina capa de epidermis y la sangre brota en un delgado hilo carmesí. La humedad de la sangre se extiende por sus dedos, cálida y espesa, una sensación que le provoca un placer casi extático.

"Es embriagador, ¿sabes? —dice, con una inmensa sonrisa, la mirada ahumada por el placer, inclinándose más cerca para observarte con detenimiento. “La carne, tan tierna y vulnerable, el músculo debajo tan fuerte y lleno de vida. Y la sangre... Oh, la sangre. Tan tibia, tan deliciosa."

Monster lame lentamente tu sangre de sus dedos, saboreando su salinidad, la textura viscosa que se desliza por su lengua. Tus quejas solo aumentan su placer. Con un gesto suave, como si acariciara a un amante, sigue explorando tu carne viva, sintiendo el músculo contraerse y relajarse bajo su toque. Su uña, filosa como una navaja, agranda la herida. Tu sangre mana con fuerza, fluyendo libremente sobre tu piel. Monster observa fascinado cómo el líquido rojo se desliza, formando ríos y charcos en la superficie antes de gotear al suelo. Introduce los dedos en la herida, moviéndolos despacio, sintiendo la resistencia del músculo y la tibieza de la carne viva.

"Hay un placer indescriptible en esto”, murmura. “El contraste de la sangre brillante contra tu piel pálida, el calor de tu vida escurriendo entre mis dedos. Es como una obra de arte en proceso, un cuadro que solo tu y yo veremos en toda su magnificencia."
#SeductiveSunday En la penumbra de un sótano abandonado, Monster te observa con una mirada hambrienta. Yaces en una silla, tus manos y tobillos atados con un material que no logras reconocer. Tus ojos desorbitados y llenos de terror. La oscuridad es rota únicamente por el parpadeo del fulgor rojizo que brota de los ojos del monstruo que te secuestró, creando sombras danzantes que añaden una atmósfera de siniestra expectación. Monster se acerca lentamente, sus pasos resonando en el silencio espeso como el preludio de la sinfonía de horror que ha compuesto solo para ti. Con una sonrisa torcida, alza una mano y la deja caer suavemente sobre tu piel expuesta. Tu carne tiembla bajo su toque, cálida y viva, un contraste con la frialdad de sus dedos. Se deleita en la sensación, tan tersa y suave, que se estira sobre el músculo tembloroso. Lentamente, Monster arrastra sus uñas dejando finas líneas rojas que comienzan a perlasear con tu sangre. "Ah, esta tibieza tan peculiar”, susurra Monster, su voz un eco que parece resonar en las paredes húmedas del sótano. “La siento palpitar bajo mis dedos, pulsando con cada latido de tu corazón, llamándome." Con un movimiento cuidadoso, Monster inserta una uña en tu piel, disfrutando del momento en que se rompe la fina capa de epidermis y la sangre brota en un delgado hilo carmesí. La humedad de la sangre se extiende por sus dedos, cálida y espesa, una sensación que le provoca un placer casi extático. "Es embriagador, ¿sabes? —dice, con una inmensa sonrisa, la mirada ahumada por el placer, inclinándose más cerca para observarte con detenimiento. “La carne, tan tierna y vulnerable, el músculo debajo tan fuerte y lleno de vida. Y la sangre... Oh, la sangre. Tan tibia, tan deliciosa." Monster lame lentamente tu sangre de sus dedos, saboreando su salinidad, la textura viscosa que se desliza por su lengua. Tus quejas solo aumentan su placer. Con un gesto suave, como si acariciara a un amante, sigue explorando tu carne viva, sintiendo el músculo contraerse y relajarse bajo su toque. Su uña, filosa como una navaja, agranda la herida. Tu sangre mana con fuerza, fluyendo libremente sobre tu piel. Monster observa fascinado cómo el líquido rojo se desliza, formando ríos y charcos en la superficie antes de gotear al suelo. Introduce los dedos en la herida, moviéndolos despacio, sintiendo la resistencia del músculo y la tibieza de la carne viva. "Hay un placer indescriptible en esto”, murmura. “El contraste de la sangre brillante contra tu piel pálida, el calor de tu vida escurriendo entre mis dedos. Es como una obra de arte en proceso, un cuadro que solo tu y yo veremos en toda su magnificencia."
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