La Mayor Intendente no se encontraba en su oficina como acostumbraba. A primera hora, después de sus rutinas de ejercicio había salido de Mondstadt, había rumores de una banda de ladrones que se encontraban por unas de las rutas comerciales que ya habían asaltado varias carretas semanas atrás por lo que había decidido ir personalmente por su cuenta.
Al llegar al lugar de comienzo no miró nada, comenzó a indagar por los alrededores con cautela pero no encontró pista alguna hasta que miró a unos metros de ella un slime gigante de color verde claro, un slime anemo.
-Lo siento "pequeño" hoy no hiciste nada pero necesito algo de ti.
Con una veloz carrera se dirigió al slime para reventarlo con su espada, estos al explotar levantaban una corriente de aire lo suficientemente fuerte para levantar a una persona, y, tal cual como pensó al crear la corriente se dejó llevar hacia arriba con su elegante paravela en forma de alas, una vista aérea es lo que buscaba.
-No hay nadie como Amber para tener un ojo en las alturas, pero...Oh~..Por eso los caballeros no encontraban nada, estaban muy escondidos.
A varios metros al norte del camino dentro de un bosque miró unas tiendas de acampar, con su paravela planeó hasta el lugar y, estando justo sobre ellos, se dejó caer lanzando un estoque al suelo, justo en el centro de los bandidos, justo al caer creó dos ráfagas de viejo una para amortiguar su peso y la otra, una explosión de viento aturdiendo casi al instante a todos los bandidos. Minutos después al rededor de 16 personas se encontraban atadas e hincadas en el suelo.
Al llegar al lugar de comienzo no miró nada, comenzó a indagar por los alrededores con cautela pero no encontró pista alguna hasta que miró a unos metros de ella un slime gigante de color verde claro, un slime anemo.
-Lo siento "pequeño" hoy no hiciste nada pero necesito algo de ti.
Con una veloz carrera se dirigió al slime para reventarlo con su espada, estos al explotar levantaban una corriente de aire lo suficientemente fuerte para levantar a una persona, y, tal cual como pensó al crear la corriente se dejó llevar hacia arriba con su elegante paravela en forma de alas, una vista aérea es lo que buscaba.
-No hay nadie como Amber para tener un ojo en las alturas, pero...Oh~..Por eso los caballeros no encontraban nada, estaban muy escondidos.
A varios metros al norte del camino dentro de un bosque miró unas tiendas de acampar, con su paravela planeó hasta el lugar y, estando justo sobre ellos, se dejó caer lanzando un estoque al suelo, justo en el centro de los bandidos, justo al caer creó dos ráfagas de viejo una para amortiguar su peso y la otra, una explosión de viento aturdiendo casi al instante a todos los bandidos. Minutos después al rededor de 16 personas se encontraban atadas e hincadas en el suelo.
La Mayor Intendente no se encontraba en su oficina como acostumbraba. A primera hora, después de sus rutinas de ejercicio había salido de Mondstadt, había rumores de una banda de ladrones que se encontraban por unas de las rutas comerciales que ya habían asaltado varias carretas semanas atrás por lo que había decidido ir personalmente por su cuenta.
Al llegar al lugar de comienzo no miró nada, comenzó a indagar por los alrededores con cautela pero no encontró pista alguna hasta que miró a unos metros de ella un slime gigante de color verde claro, un slime anemo.
-Lo siento "pequeño" hoy no hiciste nada pero necesito algo de ti.
Con una veloz carrera se dirigió al slime para reventarlo con su espada, estos al explotar levantaban una corriente de aire lo suficientemente fuerte para levantar a una persona, y, tal cual como pensó al crear la corriente se dejó llevar hacia arriba con su elegante paravela en forma de alas, una vista aérea es lo que buscaba.
-No hay nadie como Amber para tener un ojo en las alturas, pero...Oh~..Por eso los caballeros no encontraban nada, estaban muy escondidos.
A varios metros al norte del camino dentro de un bosque miró unas tiendas de acampar, con su paravela planeó hasta el lugar y, estando justo sobre ellos, se dejó caer lanzando un estoque al suelo, justo en el centro de los bandidos, justo al caer creó dos ráfagas de viejo una para amortiguar su peso y la otra, una explosión de viento aturdiendo casi al instante a todos los bandidos. Minutos después al rededor de 16 personas se encontraban atadas e hincadas en el suelo.