Tus sombras toman forma.
Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
Su mentora lo transportó a él, a su padre y a los sirvientes a un lugar desconocido.
Junior no se tomó el tiempo de observar el castillo cercano, su corazón latía frenéticamente, preocupado por lo que acontecía en la mansión y por el bienestar de su maestra. Aunque había visto a su mentora lidiar con monstruos semejantes con la soltura de una experta, no podía evitar pensar que podría estar en peligro.
Luego miró a su padre, consciente de que debía darle una explicación rápida sobre la situación y la magia.
Soltó un resoplido, sintiéndose agotado de repente, pero no tenía tiempo para quejarse. Estiró su brazo izquierdo y mantuvo la palma abierta, como si estuviera apoyándola en una pared invisible. De ella emanaron hebras de mana, que se entretejían a sus órdenes, viajando con una luz azul hacia los humanos cercanos, creando un escudo sobre su figura que pareció desaparecer como si nunca hubiera existido, pero se mantuvo invisible a sus ojos.
Eso debía bastar para mantenerlos camuflados de aquel demonio y otros seres malintencionados, su control sobre la magia, para su desgracia, todavía no era perfecto como para lidiar con un ser de esas características.
Por otro lado, su maestra le había dicho que fuera hacia el bosque y siguiera las voces de los niños.
A Junior le pareció problemático que tuvieran que ir hacia una supuesta mujer maldita. No sonaba para como un lugar seguro, pero, decidió confiar en su mentora. Si lo enviaba hacia ese orfanato, debía ser por una buena razón.
Se acercó hacia el grupo de personas inmediatamente, éstas se habían agrupado rápidamente y se veían confusas, mirando hacia Junior como si le hubiera crecido otra cabeza, su padre se veía igual, buscando en Junior una respuesta lógica ante un giro de los acontecimientos tan fantasioso.
Fue lo natural, Junior acababa de usar magia frente a sus narices, además, habían sido teletransportados contra su voluntad, de la mansión hacia este lugar lejano.
"No tengo tiempo para esto" pensó.
—Damas y caballeros —comenzó. —Debemos movilizarnos hacia el bosque. Esos seres aparecerán pronto, y créanme, no les gustará saber qué hacen.
Su voz sonó tan firme y segura, imbuida con magia de persuasión. Todos asintieron con la cabeza sin chistar, incluido su padre, y lo siguieron hacia el follaje con ojos vacíos.
Se sintió un poco culpable, en particular por usar la magia de esa forma sobre su progenitor, pero Junior no tenía tiempo para convencerlos de creer en la magia. Era más rápido controlarlos mediante el mana y moverse hacia ese orfanato lo más pronto posible.
Artemis se materializó, flotando a su lado como fiel guardiana. Su presencia lo hizo sentirse un poco más tranquilo.
—Es bueno verte —le habló Junior, avanzando por el bosque y, oyendo voces distantes.
"Los niños" intuyó.
—Debemos ser precavidos. Bloom parecía tener problemas para combatir a ese monstruo.
Pero lo que más le quedó resonando en la mente, fue que esa cosa seguía a su padre.
Miró su espalda, el entrecejo frunciéndose por la preocupación.
—Encontremos ese orfanato lo más pronto posible —declaró con determinación.
Su mentora lo transportó a él, a su padre y a los sirvientes a un lugar desconocido.
Junior no se tomó el tiempo de observar el castillo cercano, su corazón latía frenéticamente, preocupado por lo que acontecía en la mansión y por el bienestar de su maestra. Aunque había visto a su mentora lidiar con monstruos semejantes con la soltura de una experta, no podía evitar pensar que podría estar en peligro.
Luego miró a su padre, consciente de que debía darle una explicación rápida sobre la situación y la magia.
Soltó un resoplido, sintiéndose agotado de repente, pero no tenía tiempo para quejarse. Estiró su brazo izquierdo y mantuvo la palma abierta, como si estuviera apoyándola en una pared invisible. De ella emanaron hebras de mana, que se entretejían a sus órdenes, viajando con una luz azul hacia los humanos cercanos, creando un escudo sobre su figura que pareció desaparecer como si nunca hubiera existido, pero se mantuvo invisible a sus ojos.
Eso debía bastar para mantenerlos camuflados de aquel demonio y otros seres malintencionados, su control sobre la magia, para su desgracia, todavía no era perfecto como para lidiar con un ser de esas características.
Por otro lado, su maestra le había dicho que fuera hacia el bosque y siguiera las voces de los niños.
A Junior le pareció problemático que tuvieran que ir hacia una supuesta mujer maldita. No sonaba para como un lugar seguro, pero, decidió confiar en su mentora. Si lo enviaba hacia ese orfanato, debía ser por una buena razón.
Se acercó hacia el grupo de personas inmediatamente, éstas se habían agrupado rápidamente y se veían confusas, mirando hacia Junior como si le hubiera crecido otra cabeza, su padre se veía igual, buscando en Junior una respuesta lógica ante un giro de los acontecimientos tan fantasioso.
Fue lo natural, Junior acababa de usar magia frente a sus narices, además, habían sido teletransportados contra su voluntad, de la mansión hacia este lugar lejano.
"No tengo tiempo para esto" pensó.
—Damas y caballeros —comenzó. —Debemos movilizarnos hacia el bosque. Esos seres aparecerán pronto, y créanme, no les gustará saber qué hacen.
Su voz sonó tan firme y segura, imbuida con magia de persuasión. Todos asintieron con la cabeza sin chistar, incluido su padre, y lo siguieron hacia el follaje con ojos vacíos.
Se sintió un poco culpable, en particular por usar la magia de esa forma sobre su progenitor, pero Junior no tenía tiempo para convencerlos de creer en la magia. Era más rápido controlarlos mediante el mana y moverse hacia ese orfanato lo más pronto posible.
Artemis se materializó, flotando a su lado como fiel guardiana. Su presencia lo hizo sentirse un poco más tranquilo.
—Es bueno verte —le habló Junior, avanzando por el bosque y, oyendo voces distantes.
"Los niños" intuyó.
—Debemos ser precavidos. Bloom parecía tener problemas para combatir a ese monstruo.
Pero lo que más le quedó resonando en la mente, fue que esa cosa seguía a su padre.
Miró su espalda, el entrecejo frunciéndose por la preocupación.
—Encontremos ese orfanato lo más pronto posible —declaró con determinación.
Todo sucedió en un abrir y cerrar de ojos.
Su mentora lo transportó a él, a su padre y a los sirvientes a un lugar desconocido.
Junior no se tomó el tiempo de observar el castillo cercano, su corazón latía frenéticamente, preocupado por lo que acontecía en la mansión y por el bienestar de su maestra. Aunque había visto a su mentora lidiar con monstruos semejantes con la soltura de una experta, no podía evitar pensar que podría estar en peligro.
Luego miró a su padre, consciente de que debía darle una explicación rápida sobre la situación y la magia.
Soltó un resoplido, sintiéndose agotado de repente, pero no tenía tiempo para quejarse. Estiró su brazo izquierdo y mantuvo la palma abierta, como si estuviera apoyándola en una pared invisible. De ella emanaron hebras de mana, que se entretejían a sus órdenes, viajando con una luz azul hacia los humanos cercanos, creando un escudo sobre su figura que pareció desaparecer como si nunca hubiera existido, pero se mantuvo invisible a sus ojos.
Eso debía bastar para mantenerlos camuflados de aquel demonio y otros seres malintencionados, su control sobre la magia, para su desgracia, todavía no era perfecto como para lidiar con un ser de esas características.
Por otro lado, su maestra le había dicho que fuera hacia el bosque y siguiera las voces de los niños.
A Junior le pareció problemático que tuvieran que ir hacia una supuesta mujer maldita. No sonaba para como un lugar seguro, pero, decidió confiar en su mentora. Si lo enviaba hacia ese orfanato, debía ser por una buena razón.
Se acercó hacia el grupo de personas inmediatamente, éstas se habían agrupado rápidamente y se veían confusas, mirando hacia Junior como si le hubiera crecido otra cabeza, su padre se veía igual, buscando en Junior una respuesta lógica ante un giro de los acontecimientos tan fantasioso.
Fue lo natural, Junior acababa de usar magia frente a sus narices, además, habían sido teletransportados contra su voluntad, de la mansión hacia este lugar lejano.
"No tengo tiempo para esto" pensó.
—Damas y caballeros —comenzó. —Debemos movilizarnos hacia el bosque. Esos seres aparecerán pronto, y créanme, no les gustará saber qué hacen.
Su voz sonó tan firme y segura, imbuida con magia de persuasión. Todos asintieron con la cabeza sin chistar, incluido su padre, y lo siguieron hacia el follaje con ojos vacíos.
Se sintió un poco culpable, en particular por usar la magia de esa forma sobre su progenitor, pero Junior no tenía tiempo para convencerlos de creer en la magia. Era más rápido controlarlos mediante el mana y moverse hacia ese orfanato lo más pronto posible.
Artemis se materializó, flotando a su lado como fiel guardiana. Su presencia lo hizo sentirse un poco más tranquilo.
—Es bueno verte —le habló Junior, avanzando por el bosque y, oyendo voces distantes.
"Los niños" intuyó.
—Debemos ser precavidos. Bloom parecía tener problemas para combatir a ese monstruo.
Pero lo que más le quedó resonando en la mente, fue que esa cosa seguía a su padre.
Miró su espalda, el entrecejo frunciéndose por la preocupación.
—Encontremos ese orfanato lo más pronto posible —declaró con determinación.
Tipo
Grupal
Líneas
Cualquier línea
Estado
Terminado