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En esos ojos inyectados en sangre no había rastro de razonamiento. Grey solo podía leer una intención.
"Un segundo de duda puede costarte la vida de tu protegido", decía su mentor cuando le enseñaba a él y a Phipps a diferenciar entre las intenciones asesinas de una persona y las intenciones de un fanático acercándose para sacarse una selfie con su príncipe o princesa favorita.
"Por cierto, están prohibidas. Un miembro de la realeza no puede sacarse fotos con cualquiera", también había dicho John, aunque eso no tenía relevancia ahora.
Grey aún no servía a la corona oficialmente, todavía no se había graduado de la escuela y no tenía un miembro de la realeza a quien proteger. Pero en este momento tenía a alguien a quien debía salvaguardar: su primo de siete años, pegado a su espalda y sostenido por su mano firme, mientras evaluaba qué ruta tomar sin que una horda de esos monstruos se les lanzara encima.
Todo se había ido al mierda demasiado rápido, y ahora una de esas criaturas se acercaba a toda velocidad. Su boca babeante y el gruñido animal acompañaban su paso errático por la acera.
—Eres repugnante —masculló Grey, esbozando una sonrisa. Tal vez darle una paliza a este tipo de zombi ayudaría a calmar su irritación y ansiedad ante una situación tan siniestra.
Se adelantó unos pasos, alejando al niño y preparándose para el enfrentamiento.
La cosa era un hombre con traje de oficina, calvo y con las extremidades torcidas, pero eso no le impedía moverse con sorprendente velocidad. En cuestión de segundos, se lanzó hacia Grey, quien ya lo esperaba. Tomó impulso y le propinó una patada certera en el cuello.
Un sonoro crack resonó en el aire, el hueso se rompió y el hombre cayó hacia atrás, con el cuello torcido. Pero aún seguía vivo, retorciéndose en el suelo y soltando espuma por la boca.
Ahora que lo veía de cerca, Grey notó las venas hinchadas y negruzcas en su piel expuesta.
—Que asco —murmuró. Las cosas grotescas le repugnaban, aunque disfrutaba ver series, películas y jugar videojuegos sobre zombies, verlos en la vida real era tan terrorífico como asqueroso.
Grey no sabía lo que estaba sucediendo, pero el monstruo retorciéndose en el suelo había sido una persona alguna vez, ¿verdad? Estaba dudando en rematarlo cuando la respuesta era obvia.
Sin embargo, el caos a su alrededor no le dio tiempo para hacerlo. Escuchó más gruñidos, gritos de gente pidiendo ayuda y los alaridos horrorizados de personas muriendo bajo el ataque de esas cosas.
Miró a su primo, quien parecía demasiado asustado para hablar, y decidió cargarlo para escapar con más rapidez. Se acercó, lo levantó como una bolsa de papas y comenzó a correr entre el caos de autos y cuerpos en la calle. No estaban muy lejos de Little Georgia, y si había un lugar indicado donde ir, era su casa. Allí estaba su auto, su moto y, lo más importante, su florete.
| La verdad que no sabía qué imagen editar o cómo editarla, al final hice esto y tampoco estoy satisfecha D: |
En esos ojos inyectados en sangre no había rastro de razonamiento. Grey solo podía leer una intención.
"Un segundo de duda puede costarte la vida de tu protegido", decía su mentor cuando le enseñaba a él y a Phipps a diferenciar entre las intenciones asesinas de una persona y las intenciones de un fanático acercándose para sacarse una selfie con su príncipe o princesa favorita.
"Por cierto, están prohibidas. Un miembro de la realeza no puede sacarse fotos con cualquiera", también había dicho John, aunque eso no tenía relevancia ahora.
Grey aún no servía a la corona oficialmente, todavía no se había graduado de la escuela y no tenía un miembro de la realeza a quien proteger. Pero en este momento tenía a alguien a quien debía salvaguardar: su primo de siete años, pegado a su espalda y sostenido por su mano firme, mientras evaluaba qué ruta tomar sin que una horda de esos monstruos se les lanzara encima.
Todo se había ido al mierda demasiado rápido, y ahora una de esas criaturas se acercaba a toda velocidad. Su boca babeante y el gruñido animal acompañaban su paso errático por la acera.
—Eres repugnante —masculló Grey, esbozando una sonrisa. Tal vez darle una paliza a este tipo de zombi ayudaría a calmar su irritación y ansiedad ante una situación tan siniestra.
Se adelantó unos pasos, alejando al niño y preparándose para el enfrentamiento.
La cosa era un hombre con traje de oficina, calvo y con las extremidades torcidas, pero eso no le impedía moverse con sorprendente velocidad. En cuestión de segundos, se lanzó hacia Grey, quien ya lo esperaba. Tomó impulso y le propinó una patada certera en el cuello.
Un sonoro crack resonó en el aire, el hueso se rompió y el hombre cayó hacia atrás, con el cuello torcido. Pero aún seguía vivo, retorciéndose en el suelo y soltando espuma por la boca.
Ahora que lo veía de cerca, Grey notó las venas hinchadas y negruzcas en su piel expuesta.
—Que asco —murmuró. Las cosas grotescas le repugnaban, aunque disfrutaba ver series, películas y jugar videojuegos sobre zombies, verlos en la vida real era tan terrorífico como asqueroso.
Grey no sabía lo que estaba sucediendo, pero el monstruo retorciéndose en el suelo había sido una persona alguna vez, ¿verdad? Estaba dudando en rematarlo cuando la respuesta era obvia.
Sin embargo, el caos a su alrededor no le dio tiempo para hacerlo. Escuchó más gruñidos, gritos de gente pidiendo ayuda y los alaridos horrorizados de personas muriendo bajo el ataque de esas cosas.
Miró a su primo, quien parecía demasiado asustado para hablar, y decidió cargarlo para escapar con más rapidez. Se acercó, lo levantó como una bolsa de papas y comenzó a correr entre el caos de autos y cuerpos en la calle. No estaban muy lejos de Little Georgia, y si había un lugar indicado donde ir, era su casa. Allí estaba su auto, su moto y, lo más importante, su florete.
| La verdad que no sabía qué imagen editar o cómo editarla, al final hice esto y tampoco estoy satisfecha D: |
[ 🇦🇵🇴🇨🇦🇱🇮🇵🇹🇮🇨🇴 ]
En esos ojos inyectados en sangre no había rastro de razonamiento. Grey solo podía leer una intención.
"Un segundo de duda puede costarte la vida de tu protegido", decía su mentor cuando le enseñaba a él y a Phipps a diferenciar entre las intenciones asesinas de una persona y las intenciones de un fanático acercándose para sacarse una selfie con su príncipe o princesa favorita.
"Por cierto, están prohibidas. Un miembro de la realeza no puede sacarse fotos con cualquiera", también había dicho John, aunque eso no tenía relevancia ahora.
Grey aún no servía a la corona oficialmente, todavía no se había graduado de la escuela y no tenía un miembro de la realeza a quien proteger. Pero en este momento tenía a alguien a quien debía salvaguardar: su primo de siete años, pegado a su espalda y sostenido por su mano firme, mientras evaluaba qué ruta tomar sin que una horda de esos monstruos se les lanzara encima.
Todo se había ido al mierda demasiado rápido, y ahora una de esas criaturas se acercaba a toda velocidad. Su boca babeante y el gruñido animal acompañaban su paso errático por la acera.
—Eres repugnante —masculló Grey, esbozando una sonrisa. Tal vez darle una paliza a este tipo de zombi ayudaría a calmar su irritación y ansiedad ante una situación tan siniestra.
Se adelantó unos pasos, alejando al niño y preparándose para el enfrentamiento.
La cosa era un hombre con traje de oficina, calvo y con las extremidades torcidas, pero eso no le impedía moverse con sorprendente velocidad. En cuestión de segundos, se lanzó hacia Grey, quien ya lo esperaba. Tomó impulso y le propinó una patada certera en el cuello.
Un sonoro crack resonó en el aire, el hueso se rompió y el hombre cayó hacia atrás, con el cuello torcido. Pero aún seguía vivo, retorciéndose en el suelo y soltando espuma por la boca.
Ahora que lo veía de cerca, Grey notó las venas hinchadas y negruzcas en su piel expuesta.
—Que asco —murmuró. Las cosas grotescas le repugnaban, aunque disfrutaba ver series, películas y jugar videojuegos sobre zombies, verlos en la vida real era tan terrorífico como asqueroso.
Grey no sabía lo que estaba sucediendo, pero el monstruo retorciéndose en el suelo había sido una persona alguna vez, ¿verdad? Estaba dudando en rematarlo cuando la respuesta era obvia.
Sin embargo, el caos a su alrededor no le dio tiempo para hacerlo. Escuchó más gruñidos, gritos de gente pidiendo ayuda y los alaridos horrorizados de personas muriendo bajo el ataque de esas cosas.
Miró a su primo, quien parecía demasiado asustado para hablar, y decidió cargarlo para escapar con más rapidez. Se acercó, lo levantó como una bolsa de papas y comenzó a correr entre el caos de autos y cuerpos en la calle. No estaban muy lejos de Little Georgia, y si había un lugar indicado donde ir, era su casa. Allí estaba su auto, su moto y, lo más importante, su florete.
| La verdad que no sabía qué imagen editar o cómo editarla, al final hice esto y tampoco estoy satisfecha D: |
