Diario de bitácora. Llevamos todo el día sin un soplo de viento que impulse nuestras velas. Los esclavos se turnan para remar durante horas, pero no hay forma humana de continuar así la travesía. Hemos acordado atar los barcos entre sí para que la deriva no nos aleje los unos de los otros. Con lo que conlleva tener el galeón de mi hermano pegado a mí querida y...