//abierto a quien quiera responder
Llovía a cántaros. Ciertamente, no era un buen momento para estar afuera, tirado como un saco de arroz en mitad de la calle, pero ahí estaba Isidro.
—Dichosos...
El bar de donde lo habían echado a patadas luego de un fuerte puñetazo en la mandíbula le cerraba sus puertas... ¡pero eh!, había robado una botella de ron. Se llevó esta a los labios.
—No saben divertirse... ¡agh, duele!
Llovía a cántaros. Ciertamente, no era un buen momento para estar afuera, tirado como un saco de arroz en mitad de la calle, pero ahí estaba Isidro.
—Dichosos...
El bar de donde lo habían echado a patadas luego de un fuerte puñetazo en la mandíbula le cerraba sus puertas... ¡pero eh!, había robado una botella de ron. Se llevó esta a los labios.
—No saben divertirse... ¡agh, duele!
//abierto a quien quiera responder
Llovía a cántaros. Ciertamente, no era un buen momento para estar afuera, tirado como un saco de arroz en mitad de la calle, pero ahí estaba Isidro.
—Dichosos...
El bar de donde lo habían echado a patadas luego de un fuerte puñetazo en la mandíbula le cerraba sus puertas... ¡pero eh!, había robado una botella de ron. Se llevó esta a los labios.
—No saben divertirse... ¡agh, duele!