────¿Qué? ¿Esperabas que pudieras ponerle una mano encima y salir por esa puerta, así como si nada? ──el castaño se puso en cuclillas para quedar a la altura del guardia atado al poste de madera del puente. Sus ojos azules observaron tranquilos a los de su contrario, quién se sacudió para liberarse de sus ataduras sin mucho éxito. El Demi Fae negó con la cabeza y tomó la espada y el oro que el guardia cargaba consigo──. ¿Sabes? Ustedes me dan mucha gracia, son guardias, están encargados de preservar la seguridad en el reino y la de sus habitantes. Pero... parece que están más interesados en asegurar el bienestar de sus bolsillos. Esta cantidad de oro que traes contigo es más del doble de paga que debería de recibir una rata como tú. Me pregunto a cuantos incautos has tenido que pedirles dinero, a cambio de no ir a parar a las minas de sal.

El ladrón se puso de pie y observó el tormentoso cielo gris y al mar que se agitaba con violencia más allá de los límites de la playa. Las olas crecían cada vez más, era hora de abandonar el muelle antes de que el agua sumergiera todo a su paso y lo arrastrara hacia las profundidades.

────Hace mucho que no había tormentas como esta, bien. Espero que la disfrutes tanto como lo hiciste al atreverte a alzarle el puño a milady con tu asquerosa mano.
────¿Qué? ¿Esperabas que pudieras ponerle una mano encima y salir por esa puerta, así como si nada? ──el castaño se puso en cuclillas para quedar a la altura del guardia atado al poste de madera del puente. Sus ojos azules observaron tranquilos a los de su contrario, quién se sacudió para liberarse de sus ataduras sin mucho éxito. El Demi Fae negó con la cabeza y tomó la espada y el oro que el guardia cargaba consigo──. ¿Sabes? Ustedes me dan mucha gracia, son guardias, están encargados de preservar la seguridad en el reino y la de sus habitantes. Pero... parece que están más interesados en asegurar el bienestar de sus bolsillos. Esta cantidad de oro que traes contigo es más del doble de paga que debería de recibir una rata como tú. Me pregunto a cuantos incautos has tenido que pedirles dinero, a cambio de no ir a parar a las minas de sal. El ladrón se puso de pie y observó el tormentoso cielo gris y al mar que se agitaba con violencia más allá de los límites de la playa. Las olas crecían cada vez más, era hora de abandonar el muelle antes de que el agua sumergiera todo a su paso y lo arrastrara hacia las profundidades. ────Hace mucho que no había tormentas como esta, bien. Espero que la disfrutes tanto como lo hiciste al atreverte a alzarle el puño a milady con tu asquerosa mano.
Me encocora
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