Después de aquella batalla, Shung se sintió más confiado, Aria por fin pudo verlo sonreir. La confianza en si mismo había regresado y los alumnos que lo molestaban dejaron de hacerlo pues rápidamente se corrió el rumor de su poderoso Gyarados y por supuesto la derrota del temible equipo Rocket.

Los días siguientes, Shung se juntaba mucho con Aria y ella poco a poco comenzó a tenerle aprecio y a considerarlo como amigo.

— Shung...¿Quieres ser mi compañero de batallas? — Shung estaba sorprendido por la propuesta de la albina y tartamudeo al responder

— Que!? ¿Es...es...estás segura? Podría ser un estorbo y...

— No digas tonterías! Te voy a entrenar para que seas fuerte —a ella le molestaba qué Shung se creyera lo que sus Bullyings le había dicho por tanto tiempo — ¡No acepto un no por respuesta! — Shung tragó saliva y asintió lentamente

— Si...si, acepto, intentaré hacer lo mejor posible.