—Diablos...—Yasu estaría sentado en una silla de cuero blanco, vestido con un tuxedo negro y rojo. Su expresión era una de pena, con sus ojos fijados en su libreta.

La destrucción de una de sus creaciones le hizo soltar una lágrima, pues el resultado de aquello destruyó un mundo feliz que él había creado.

—Debería dejar de hacer esto...—Tomó una taza de té con su mano derecha, la cual estaba usando para escribir y pasar las páginas de aquella libreta tan especial como lo era la suya.

Bebió un pequeño sorbo de aquella bebida, mirando su reloj. Un reloj digital con el rostro de su forma monstruo dibujado en ella.

—Quizá no sea tarde.—Dejó la taza en su mesita, parándose y haciendo desaparecer la libreta a una dimensión de bolsillo.

Se ajustó su traje, en especial aquella corbata blanca que relucía ante su cabello negro.

—Es hora de trabajar.—Ajustó sus guantes de aquel cuero blanco, caminando hacia el garaje de su hogar, tras la puerta esperándole una vieja moto Honda. Sonrió emocionado, apoyando su mano sobre el asiento de su "compañera."

—Cyclone, querida. Creo que ya va siendo hora de dar un paseo.—El jóven abrió un compartimiento de la moto, desvelando un viejo casco, lleno de rasgones.—Hace años que no lo hago a la antigua.—Al ponerse el casco, este se cerró sobre su rostro, fusionándose con éste. El resto de su cuerpo empezó a ser envuelto por un traje naranja oscuro, con una armadura amarilla. Guantes y botas del mismo color que la armadura siguieron, a su vez que un cinturón rojo se materializó en su cintura.

Con calma, una tela de un naranja saturado, similar al color del atardecer, empezó a ser materializada de la nada, con el jóven sacándola "desde su espalda."

—El último retoque, esta es la diferencia entre Moth-Man y Kamen Rider Saturn, ¿No es así, mi querida amiga?—Se volteó, haciendo ver que hablaba a una chica similar a él, solo que claramente ella era una mantis. La mujer parecía una estatua.

El Rider ató su Muffler naranja alrededor de su cuello, a su vez que tomaba de su perchero una gabardina de detective, y se ponía un sombrero fedora, ambos de un suave beige que contrastaba a su traje y cascos casi marrones.

—Reviviré a una de mis creaciones favoritas. Me pregunto qué curva deberá tomar la historia...—Se subió a la moto, prendiendola de una patada y haciendo sonar el motor.—Mi pequeña Cyclone... ¿Por qué no me llevas a mi Tierra...?

Lentamente, condujo fuera del garaje, dejando ver que su hogar existía en lo que parecía ser una ciudad noir.

—510, ¿No era?—Hizo revolucionar el motor de aquel vehículo de dos ruedas una vez más, sonriendo bajo aquella máscara que simbolizaba una lucha por la justicia. Las lágrimas negras que caían bajo sus ojos de insecto, nacidas del pecado que lo creó, incentivando su amor por sus creaciones.

Presionó un botón que solía ser el claxon del vehículo, causando que se abra una "cortina" interdimensional.

—Ya las extrañaba, mis queridas Aurora Curtain.—Aceleró hacia las cortinas, apareciendo frente a la estatua de la libertad, en los Estados Unidos.—Aquí vamos, Peter.

—Diablos...—Yasu estaría sentado en una silla de cuero blanco, vestido con un tuxedo negro y rojo. Su expresión era una de pena, con sus ojos fijados en su libreta. La destrucción de una de sus creaciones le hizo soltar una lágrima, pues el resultado de aquello destruyó un mundo feliz que él había creado. —Debería dejar de hacer esto...—Tomó una taza de té con su mano derecha, la cual estaba usando para escribir y pasar las páginas de aquella libreta tan especial como lo era la suya. Bebió un pequeño sorbo de aquella bebida, mirando su reloj. Un reloj digital con el rostro de su forma monstruo dibujado en ella. —Quizá no sea tarde.—Dejó la taza en su mesita, parándose y haciendo desaparecer la libreta a una dimensión de bolsillo. Se ajustó su traje, en especial aquella corbata blanca que relucía ante su cabello negro. —Es hora de trabajar.—Ajustó sus guantes de aquel cuero blanco, caminando hacia el garaje de su hogar, tras la puerta esperándole una vieja moto Honda. Sonrió emocionado, apoyando su mano sobre el asiento de su "compañera." —Cyclone, querida. Creo que ya va siendo hora de dar un paseo.—El jóven abrió un compartimiento de la moto, desvelando un viejo casco, lleno de rasgones.—Hace años que no lo hago a la antigua.—Al ponerse el casco, este se cerró sobre su rostro, fusionándose con éste. El resto de su cuerpo empezó a ser envuelto por un traje naranja oscuro, con una armadura amarilla. Guantes y botas del mismo color que la armadura siguieron, a su vez que un cinturón rojo se materializó en su cintura. Con calma, una tela de un naranja saturado, similar al color del atardecer, empezó a ser materializada de la nada, con el jóven sacándola "desde su espalda." —El último retoque, esta es la diferencia entre Moth-Man y Kamen Rider Saturn, ¿No es así, mi querida amiga?—Se volteó, haciendo ver que hablaba a una chica similar a él, solo que claramente ella era una mantis. La mujer parecía una estatua. El Rider ató su Muffler naranja alrededor de su cuello, a su vez que tomaba de su perchero una gabardina de detective, y se ponía un sombrero fedora, ambos de un suave beige que contrastaba a su traje y cascos casi marrones. —Reviviré a una de mis creaciones favoritas. Me pregunto qué curva deberá tomar la historia...—Se subió a la moto, prendiendola de una patada y haciendo sonar el motor.—Mi pequeña Cyclone... ¿Por qué no me llevas a mi Tierra...? Lentamente, condujo fuera del garaje, dejando ver que su hogar existía en lo que parecía ser una ciudad noir. —510, ¿No era?—Hizo revolucionar el motor de aquel vehículo de dos ruedas una vez más, sonriendo bajo aquella máscara que simbolizaba una lucha por la justicia. Las lágrimas negras que caían bajo sus ojos de insecto, nacidas del pecado que lo creó, incentivando su amor por sus creaciones. Presionó un botón que solía ser el claxon del vehículo, causando que se abra una "cortina" interdimensional. —Ya las extrañaba, mis queridas Aurora Curtain.—Aceleró hacia las cortinas, apareciendo frente a la estatua de la libertad, en los Estados Unidos.—Aquí vamos, Peter.
Me encocora
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