La presión laboral y de su vida personal casi inexistente, cobraron factura. Carmina reconoció que estaba entregando su vida a un negocio que, si bien era la fuente de ingresos de su familia, le hacía dejarse de lado a ella misma. Debía cambiar algo. Pero el cambio le provocaba un miedo intenso. Necesitaba dar un primer paso y ese fue cambiar su estilo. ¿Cómo? Toda su ropa le gustaba. Ah, su cabello. Requería mucho tiempo y cuidado que podía dedicar a otras actividades. La solución más fácil fue cortarlo. Le pesó muchísimo pero al y no sentir ese peso, la sonrisa se le iluminó. Los clientes frecuentes de la tienda se sorprendían cuando entraban a comprar y se percatanan como aquella abundante melena había quedado en el pasado. Carmina no podía sentirse más feliz. Ahora se sentía más motivada a realizar más pequeños cambios positivos.
La presión laboral y de su vida personal casi inexistente, cobraron factura. Carmina reconoció que estaba entregando su vida a un negocio que, si bien era la fuente de ingresos de su familia, le hacía dejarse de lado a ella misma. Debía cambiar algo. Pero el cambio le provocaba un miedo intenso. Necesitaba dar un primer paso y ese fue cambiar su estilo. ¿Cómo? Toda su ropa le gustaba. Ah, su cabello. Requería mucho tiempo y cuidado que podía dedicar a otras actividades. La solución más fácil fue cortarlo. Le pesó muchísimo pero al y no sentir ese peso, la sonrisa se le iluminó. Los clientes frecuentes de la tienda se sorprendían cuando entraban a comprar y se percatanan como aquella abundante melena había quedado en el pasado. Carmina no podía sentirse más feliz. Ahora se sentía más motivada a realizar más pequeños cambios positivos.