Aún si la calma había llegado momentáneamente, no podía confiarse con la inestabilidad del primer hombre y la primera mujer. Todo el caos que habían causado en apenas un par de horas podría terminar extendiéndose y no lo iba a permitir, no al menos hasta estar completamente seguro de que dejarían de ser un peligro.

Extendió sus alas y su aspecto cambió al de un serafín, su primigenia apariencia al ser creado, pero mezclado con aquella esencia oscura del abismo infernal.
Observó a la pareja, creando un campo de energía a su alrededor tan grande y tan fuerte para contenerlos que sería la perdición de cualquiera que se atreviera a tocar sus paredes, siendo consumido hasta quedar en nada más que polvo.
La cantidad de energía era tal para mantenerlo estable, que el serafín terminaría inmóvil e indefenso en la parte más alta de este, como una estatua con vida, pendiendo sólo de sus alas para mantenerlo estable y totalmente privado del mundo que lo rodeaba... En trance.


Adán [Lute00] [Alastor]