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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑆𝑇𝐴𝑅𝑇𝐸𝑅 para Logan Howlett
ㅤㅤㅤㅤㅤ❝𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 𝒉𝒂𝒔 𝒂 𝒃𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈❞
ㅤㅤㅤ
ㅤㅤㅤㅤㅤ #Marvel #Starter #Sufridora
ㅤ⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻⸻
-Es un trabajo sencillo, Kayla. Nada que no puedas conseguir. Ya sabes lo que hay en juego…
Esas habían sido las palabras de William Stryker algunas semanas atrás. Por supuesto que sabia lo que habia en juego. Cuando el tio que maneja los hilos tiene a tu hermana pequeña secuestrada para uno de sus sucios experimentos, la verdad es que no tienes demasiado que decir. Stryker sabía que Kayla haría lo que fuera para asegurar la supervivencia de su hermana. Y, aunque aquel no parecía ser un trabajo distinto de los muchos que habia realizado hasta el momento, Kayla no era capaz de saber que aquello cambiaria su vida para siempre. Jamás podría adivinar que aquel día cambiaria su vida para siempre, porque aquel no era un trabajo más. Aquello marcaria el resto de su vida.
⸻⸻ El plan llevaba en marca algunos meses. Meses en los que Kayla se instaló en un pequeño pueblo en unas escondidas cordilleras de Canadá. Uno de esos pueblos donde nunca parecía suceder nada, donde la vida era tranquila y el ambiente, el aire, las gentes… todo invitaba a la paz. Encontró trabajo sin esfuerzo gracias a sus habilidades de tactohipnosis y en cuarenta y ocho horas, Kayla ya era la vecina perfecta, la profesora favorita de los niños y una figura de referencia para los padres de los pequeños.
⸻⸻ De aquello habían pasado seis meses, seis meses en los que Kayla habia vivido su vida como una célula durmiente esperando a ser activada. Seis meses llevando una vida inventada, seis meses sin saber nada de su hermana. Hasta que recibió la llamada: Según Stryker el objetivo estaba en movimiento y llegaría esa noche al pueblo. El propio Stryker y su equipo se ocuparían de que los pasos de Logan lo llevaran a un bar de carretera de aquel recóndito pueblo. Asi que, Kayla fue al bar una hora antes y buscó con la mirada al tio más grande y peligroso que hubiera: un calvo de casi dos metros de alto. Uno de esos moteros tan anchos que uno se plantea cómo es posible que la moto lo sostenga. Y, sobre este, Kayla desplegó sus encantos.
Ahora solo habia que esperar. Asi pues, encontrándose con un grupo de amigos, Kayla fingió ser una más. Bebía, reía, charlaba animadamente como cualquier otra persona del bar. A simple vista parecía tan despreocupada como cualquier otra persona pero la verdad era que sus ojos claros no habían perdido detalle del momento en que Logan Howlett entró por las puertas del bar. Y dejó los minutos pasar, mientras Logan disfrutaba en solitario del vaso de alcohol que se habia pedido. Una hora después, con el tiempo perfectamente medido, la morena se apartó de la barra mientras reía con una de sus amigas. Tocó el hombro del motero que seria su cebo y se acercó a la jukebox para cambiar la canción y dejar sonar su canción favorita.
Sus amigas aplaudieron desde la barra y ella rio.
En ese momento, y como parte del plan, el motero enorme la apartó con un brazo y apretó los botones de la jukebox para cambiar de canción. El sonido de disco rayado sonó por los altavoces creando después un incómodo sonido de acoplamiento.
-¡Oye! ¡Acababa de poner una canción! -protestó la joven.
-¿Crees que me importa? -le espetó el motero impidiendo con un brazo que Kayla volviera a acceder a la jukebox.
-¡Pues me debes un dólar, gilipollas!
Esperaba que aquel numerito a gritos fuera lo suficiente molesto como para llamar la atención de Logan.
ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑆𝑇𝐴𝑅𝑇𝐸𝑅 para Logan Howlett
ㅤㅤㅤㅤㅤ❝𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 𝒉𝒂𝒔 𝒂 𝒃𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈❞
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ㅤㅤㅤㅤㅤ #Marvel #Starter #Sufridora
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-Es un trabajo sencillo, Kayla. Nada que no puedas conseguir. Ya sabes lo que hay en juego…
Esas habían sido las palabras de William Stryker algunas semanas atrás. Por supuesto que sabia lo que habia en juego. Cuando el tio que maneja los hilos tiene a tu hermana pequeña secuestrada para uno de sus sucios experimentos, la verdad es que no tienes demasiado que decir. Stryker sabía que Kayla haría lo que fuera para asegurar la supervivencia de su hermana. Y, aunque aquel no parecía ser un trabajo distinto de los muchos que habia realizado hasta el momento, Kayla no era capaz de saber que aquello cambiaria su vida para siempre. Jamás podría adivinar que aquel día cambiaria su vida para siempre, porque aquel no era un trabajo más. Aquello marcaria el resto de su vida.
⸻⸻ El plan llevaba en marca algunos meses. Meses en los que Kayla se instaló en un pequeño pueblo en unas escondidas cordilleras de Canadá. Uno de esos pueblos donde nunca parecía suceder nada, donde la vida era tranquila y el ambiente, el aire, las gentes… todo invitaba a la paz. Encontró trabajo sin esfuerzo gracias a sus habilidades de tactohipnosis y en cuarenta y ocho horas, Kayla ya era la vecina perfecta, la profesora favorita de los niños y una figura de referencia para los padres de los pequeños.
⸻⸻ De aquello habían pasado seis meses, seis meses en los que Kayla habia vivido su vida como una célula durmiente esperando a ser activada. Seis meses llevando una vida inventada, seis meses sin saber nada de su hermana. Hasta que recibió la llamada: Según Stryker el objetivo estaba en movimiento y llegaría esa noche al pueblo. El propio Stryker y su equipo se ocuparían de que los pasos de Logan lo llevaran a un bar de carretera de aquel recóndito pueblo. Asi que, Kayla fue al bar una hora antes y buscó con la mirada al tio más grande y peligroso que hubiera: un calvo de casi dos metros de alto. Uno de esos moteros tan anchos que uno se plantea cómo es posible que la moto lo sostenga. Y, sobre este, Kayla desplegó sus encantos.
Ahora solo habia que esperar. Asi pues, encontrándose con un grupo de amigos, Kayla fingió ser una más. Bebía, reía, charlaba animadamente como cualquier otra persona del bar. A simple vista parecía tan despreocupada como cualquier otra persona pero la verdad era que sus ojos claros no habían perdido detalle del momento en que Logan Howlett entró por las puertas del bar. Y dejó los minutos pasar, mientras Logan disfrutaba en solitario del vaso de alcohol que se habia pedido. Una hora después, con el tiempo perfectamente medido, la morena se apartó de la barra mientras reía con una de sus amigas. Tocó el hombro del motero que seria su cebo y se acercó a la jukebox para cambiar la canción y dejar sonar su canción favorita.
Sus amigas aplaudieron desde la barra y ella rio.
En ese momento, y como parte del plan, el motero enorme la apartó con un brazo y apretó los botones de la jukebox para cambiar de canción. El sonido de disco rayado sonó por los altavoces creando después un incómodo sonido de acoplamiento.
-¡Oye! ¡Acababa de poner una canción! -protestó la joven.
-¿Crees que me importa? -le espetó el motero impidiendo con un brazo que Kayla volviera a acceder a la jukebox.
-¡Pues me debes un dólar, gilipollas!
Esperaba que aquel numerito a gritos fuera lo suficiente molesto como para llamar la atención de Logan.
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ㅤㅤㅤㅤㅤㅤ𝑆𝑇𝐴𝑅𝑇𝐸𝑅 para [xWolverine]
ㅤㅤㅤㅤㅤ❝𝒆𝒗𝒆𝒓𝒚 𝒔𝒕𝒐𝒓𝒚 𝒉𝒂𝒔 𝒂 𝒃𝒆𝒈𝒊𝒏𝒏𝒊𝒏𝒈❞
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ㅤㅤㅤㅤㅤ #Marvel #Starter #Sufridora
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-Es un trabajo sencillo, Kayla. Nada que no puedas conseguir. Ya sabes lo que hay en juego…
Esas habían sido las palabras de William Stryker algunas semanas atrás. Por supuesto que sabia lo que habia en juego. Cuando el tio que maneja los hilos tiene a tu hermana pequeña secuestrada para uno de sus sucios experimentos, la verdad es que no tienes demasiado que decir. Stryker sabía que Kayla haría lo que fuera para asegurar la supervivencia de su hermana. Y, aunque aquel no parecía ser un trabajo distinto de los muchos que habia realizado hasta el momento, Kayla no era capaz de saber que aquello cambiaria su vida para siempre. Jamás podría adivinar que aquel día cambiaria su vida para siempre, porque aquel no era un trabajo más. Aquello marcaria el resto de su vida.
⸻⸻ El plan llevaba en marca algunos meses. Meses en los que Kayla se instaló en un pequeño pueblo en unas escondidas cordilleras de Canadá. Uno de esos pueblos donde nunca parecía suceder nada, donde la vida era tranquila y el ambiente, el aire, las gentes… todo invitaba a la paz. Encontró trabajo sin esfuerzo gracias a sus habilidades de tactohipnosis y en cuarenta y ocho horas, Kayla ya era la vecina perfecta, la profesora favorita de los niños y una figura de referencia para los padres de los pequeños.
⸻⸻ De aquello habían pasado seis meses, seis meses en los que Kayla habia vivido su vida como una célula durmiente esperando a ser activada. Seis meses llevando una vida inventada, seis meses sin saber nada de su hermana. Hasta que recibió la llamada: Según Stryker el objetivo estaba en movimiento y llegaría esa noche al pueblo. El propio Stryker y su equipo se ocuparían de que los pasos de Logan lo llevaran a un bar de carretera de aquel recóndito pueblo. Asi que, Kayla fue al bar una hora antes y buscó con la mirada al tio más grande y peligroso que hubiera: un calvo de casi dos metros de alto. Uno de esos moteros tan anchos que uno se plantea cómo es posible que la moto lo sostenga. Y, sobre este, Kayla desplegó sus encantos.
Ahora solo habia que esperar. Asi pues, encontrándose con un grupo de amigos, Kayla fingió ser una más. Bebía, reía, charlaba animadamente como cualquier otra persona del bar. A simple vista parecía tan despreocupada como cualquier otra persona pero la verdad era que sus ojos claros no habían perdido detalle del momento en que Logan Howlett entró por las puertas del bar. Y dejó los minutos pasar, mientras Logan disfrutaba en solitario del vaso de alcohol que se habia pedido. Una hora después, con el tiempo perfectamente medido, la morena se apartó de la barra mientras reía con una de sus amigas. Tocó el hombro del motero que seria su cebo y se acercó a la jukebox para cambiar la canción y dejar sonar su canción favorita.
Sus amigas aplaudieron desde la barra y ella rio.
En ese momento, y como parte del plan, el motero enorme la apartó con un brazo y apretó los botones de la jukebox para cambiar de canción. El sonido de disco rayado sonó por los altavoces creando después un incómodo sonido de acoplamiento.
-¡Oye! ¡Acababa de poner una canción! -protestó la joven.
-¿Crees que me importa? -le espetó el motero impidiendo con un brazo que Kayla volviera a acceder a la jukebox.
-¡Pues me debes un dólar, gilipollas!
Esperaba que aquel numerito a gritos fuera lo suficiente molesto como para llamar la atención de Logan.
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