Es uno de esos días en los que su instinto de brujo le susurra insistentemente al oído que algo está por suceder. ¿Algo bueno? ¿Algo malo? No lo sabe, pues tales juicios son ajenos a la intuición.

Para descifrar tales mensajes es que sus ancestros han aprendido prácticas que algunos llaman adivinatorias, pero que él prefiere clasificar como de clarividencia. Pues, donde lo primero se trata de adivinar lo que podría llegar a suceder, lo segundo es una visión clara acerca de lo que está sucediendo y que no siempre es evidente.

El brujo toma su bolsa de runas eslavas para preguntarles directamente:

— Siento que algo está a punto de pasar, pero no sé el qué. Muéstrenme qué asunto sobre este ciclo escapa a mi visión.

Y así, tras sacudir las runas dentro de la bolsa, introduce la mano izquierda de la que ha despojado el guante de cuero que le caracteriza, y pese a las cicatrices que le cubren completamente la piel, puede sentir el llamado de una de las runas que le invita a tomarle.

Es la runa del viento, o "Ветер".

— Ветер —pronuncia, en su lengua natal y en un tono que indica gravedad—. Veles está a punto de hacer de las suyas.

Alguna torre caerá, piensa. Y donde dice torre se refiere a una empresa que ha alcanzado su cúspide, alguna aventura que ha pecado de ambición o avaricia y así ha escapado del orden natural de las cosas.

Así como Veles robó el ganado de Perun para alimentar al pueblo hambriento cuando este último se volvió avaricioso y se apoderó de la comida, alguna obra que incumba al brujo habrá de ser saqueada debido a su acumulación de riqueza. Una riqueza que no necesariamente debe tratarse de dinero.

#ElBrujoCojo
Es uno de esos días en los que su instinto de brujo le susurra insistentemente al oído que algo está por suceder. ¿Algo bueno? ¿Algo malo? No lo sabe, pues tales juicios son ajenos a la intuición. Para descifrar tales mensajes es que sus ancestros han aprendido prácticas que algunos llaman adivinatorias, pero que él prefiere clasificar como de clarividencia. Pues, donde lo primero se trata de adivinar lo que podría llegar a suceder, lo segundo es una visión clara acerca de lo que está sucediendo y que no siempre es evidente. El brujo toma su bolsa de runas eslavas para preguntarles directamente: — Siento que algo está a punto de pasar, pero no sé el qué. Muéstrenme qué asunto sobre este ciclo escapa a mi visión. Y así, tras sacudir las runas dentro de la bolsa, introduce la mano izquierda de la que ha despojado el guante de cuero que le caracteriza, y pese a las cicatrices que le cubren completamente la piel, puede sentir el llamado de una de las runas que le invita a tomarle. Es la runa del viento, o "Ветер". — Ветер —pronuncia, en su lengua natal y en un tono que indica gravedad—. Veles está a punto de hacer de las suyas. Alguna torre caerá, piensa. Y donde dice torre se refiere a una empresa que ha alcanzado su cúspide, alguna aventura que ha pecado de ambición o avaricia y así ha escapado del orden natural de las cosas. Así como Veles robó el ganado de Perun para alimentar al pueblo hambriento cuando este último se volvió avaricioso y se apoderó de la comida, alguna obra que incumba al brujo habrá de ser saqueada debido a su acumulación de riqueza. Una riqueza que no necesariamente debe tratarse de dinero. #ElBrujoCojo
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