Khan está en el piso cuando la serpiente termina de orientarse, también ve una nube de humo de color colándose a través de una montaña de libros.
— ¿Eso era Adda? —Sorprendido.
Se da cuenta de que causó un pequeño revuelo al despertar y se encoge sintiéndose culpable, agachándose para devolver la cabeza a la altura de la de Khan. Acerca las manos al balrog como queriendo ayudarle a levantarse, pero mejor no lo toca, no sea que vuelva a empujarlo sin querer o algo así, mejor se limita a sostenerle si llega a parecer que se va a caer porque lo ve inestable y afectado.
— Lo siento...
También siente haber tirado a Adda, pero ya no está como para disculparse con ella.
— ¿Por qué vienes a...? ¿Vienes a buscarme? ¿Aquí? ¿Porque algo pasó... conmigo? Pero eres tú el que se ve mal, ¿Qué te pasó? ¿Estás herido? ¿Algo te hizo enojar? Huele a tus sombras...
Se da cuenta de que se encuentra en su forma original, algo que hace sólo para viajar entre dimensiones o presentarse frente a sus hermanos. Puede que Khan tenga razón y algo haya pasado porque no es normal que esté en esta forma.
— Lo último que recuerdo es que estaba escribiendo... ¿Qué estaba escribiendo?
Estaba en el escritorio que voló con todo y Adda, estaba trabajando, escribió acerca de... cosas que no debería contarle a nadie, pero que le afectaron tanto que ahora se siente igual de mal, recordando lo deprimido que estaba antes.
— Ah... estaba escribiendo... lo que sintieron las conciencias que murieron en el mundo de Adda. Solas... sin apoyo... sin posibilidad de escapar... sin oportunidades, condenadas a sufrir los caprichos de su creadora... y desaparecer cuando ella cambie de humor.
Así se sintió Añil, así se siente desde que conoció a la eterna del caos, como si para lo único que sirve fuera ser objeto de bullying por parte de ella. Solitario, exiliado por sus hermanos, esclavo de los juicios de Adda, inexistente para todos los demás...
— Las conciencias esclavas fueron algo por lo que los preservadores nos alzamos en contra hace muchísimo tiempo. Una conciencia debe ser libre para tener albedrío y gozar de su propio destino.
Añil es libre, su destino siempre está cambiando, pero esta vez se encuentra ligado a sus emociones y eso es algo nuevo. Antes podía estar completamente solo y sumido en su trabajo por siglos sin notarlo siquiera, pero ahora siente que no hay ningún sitio donde pueda huir del bullying de Adda... y es que en el fondo no quiere alejarse demasiado porque intuye que no significa lo suficiente como para que Khan le recuerde... y no está preparado aún para enfrentarse a la indiferencia del balrog.
La única salida que encontró fue irse a dormir creyendo que así podría reunir la valentía que necesitaba y descansar del bullying de Adda sin tener que alejarse demasiado.
— Supongo que sólo me dio sueño...
Khan está en el piso cuando la serpiente termina de orientarse, también ve una nube de humo de color colándose a través de una montaña de libros.
— ¿Eso era Adda? —Sorprendido.
Se da cuenta de que causó un pequeño revuelo al despertar y se encoge sintiéndose culpable, agachándose para devolver la cabeza a la altura de la de Khan. Acerca las manos al balrog como queriendo ayudarle a levantarse, pero mejor no lo toca, no sea que vuelva a empujarlo sin querer o algo así, mejor se limita a sostenerle si llega a parecer que se va a caer porque lo ve inestable y afectado.
— Lo siento...
También siente haber tirado a Adda, pero ya no está como para disculparse con ella.
— ¿Por qué vienes a...? ¿Vienes a buscarme? ¿Aquí? ¿Porque algo pasó... conmigo? Pero eres tú el que se ve mal, ¿Qué te pasó? ¿Estás herido? ¿Algo te hizo enojar? Huele a tus sombras...
Se da cuenta de que se encuentra en su forma original, algo que hace sólo para viajar entre dimensiones o presentarse frente a sus hermanos. Puede que Khan tenga razón y algo haya pasado porque no es normal que esté en esta forma.
— Lo último que recuerdo es que estaba escribiendo... ¿Qué estaba escribiendo?
Estaba en el escritorio que voló con todo y Adda, estaba trabajando, escribió acerca de... cosas que no debería contarle a nadie, pero que le afectaron tanto que ahora se siente igual de mal, recordando lo deprimido que estaba antes.
— Ah... estaba escribiendo... lo que sintieron las conciencias que murieron en el mundo de Adda. Solas... sin apoyo... sin posibilidad de escapar... sin oportunidades, condenadas a sufrir los caprichos de su creadora... y desaparecer cuando ella cambie de humor.
Así se sintió Añil, así se siente desde que conoció a la eterna del caos, como si para lo único que sirve fuera ser objeto de bullying por parte de ella. Solitario, exiliado por sus hermanos, esclavo de los juicios de Adda, inexistente para todos los demás...
— Las conciencias esclavas fueron algo por lo que los preservadores nos alzamos en contra hace muchísimo tiempo. Una conciencia debe ser libre para tener albedrío y gozar de su propio destino.
Añil es libre, su destino siempre está cambiando, pero esta vez se encuentra ligado a sus emociones y eso es algo nuevo. Antes podía estar completamente solo y sumido en su trabajo por siglos sin notarlo siquiera, pero ahora siente que no hay ningún sitio donde pueda huir del bullying de Adda... y es que en el fondo no quiere alejarse demasiado porque intuye que no significa lo suficiente como para que Khan le recuerde... y no está preparado aún para enfrentarse a la indiferencia del balrog.
La única salida que encontró fue irse a dormir creyendo que así podría reunir la valentía que necesitaba y descansar del bullying de Adda sin tener que alejarse demasiado.
— Supongo que sólo me dio sueño...