𝙷𝚘𝚛𝚊: 𝟷𝟸:𝟶𝟶 𝙿.𝙼 / 𝙸𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍𝚊, 𝙲𝚘𝚗𝚍𝚊𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝙻𝚎𝚒𝚝𝚛𝚒𝚖.
｢ 𝘕𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘥𝘢, 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘻𝘰𝘯𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘰́ 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘭𝘪𝘮𝘱𝘪𝘢. 𝘙𝘦𝘷𝘪𝘴𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘮𝘣𝘳𝘰𝘴, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘶́𝘵𝘪𝘭. ｣
｢ . . . ｣
Un conejo de felpa, dentro de la mochila del cadáver perteneciente a una mujer. Era difícil entender cómo algo tan simple y puro podía coexistir con la crudeza de la muerte. ¿Cómo se podía sentir culpable al presenciar algo así, cuando no se tenía la más mínima conexión con la víctima? La escena no parecía real. Era un peso en el pecho, incómodo y palpable que comenzaba a crecer sin razón aparente.
Miró la fibra intacta, sólo un poco de tierra cubría una de las patas que desempolvó con agitar al peluche.
Al abrir la mochila con cautela, encontró una libreta, unas páginas gastadas por el uso, y un relicario con algo dentro que no logró distinguir a simple vista. Una nota, arrugada y casi olvidada, se asomaba entre las páginas de la libreta.
｢ ᴬᵛᵉⁿⁱᵈᵃ ᵂᵃʳʷⁱᶜᵏ˒ ᴸᵒⁿᵈᵒⁿˑ ᴱˡⁱˢⁱᵃ ʸ ˢᵘ ᵖᵃᵈʳᵉ ᵐᵉ ᵉˢᵖᵉʳᵃⁿ
ᔆⁱ ᵃˡᵍᵘⁱᵉⁿ ᵉⁿᶜᵘᵉⁿᵗʳᵃ ᵉˢᵗᵒ˒ ᵉˢᵖᵉʳᵒ ۹ᵘᵉ ˡᵒ ᵈᵉᵛᵘᵉˡᵛᵃ ᵃ ˢᵘˢ ᵐᵃⁿᵒˢˑ ᴺᵒ ˢᵉ́ ˢⁱ ᵛᵒˡᵛᵉʳᵉ́ ᵃ ᵛᵉʳˡᵒˢˑ ᴱˡ ᶜᵃᵐⁱⁿᵒ ˢᵉ ʰᵃ ᵛᵘᵉˡᵗᵒ ᵖᵉˡⁱᵍʳᵒˢᵒ˒ ʸ ˡᵃ ᵍᵉⁿᵗᵉ ᵉⁿ ᵉˡ ᵖᵘᵉᵇˡᵒ ʰᵃᵇˡᵃ ᵈᵉ ᶜᵉʳʳᵃʳ ˡᵒˢ ᵖᵃˢᵒˢˑ ᔆᵒˡᵒ ۹ᵘⁱᵉʳᵒ ۹ᵘᵉ ˢᵉᵖᵃⁿ ۹ᵘᵉ ˡᵒ ⁱⁿᵗᵉⁿᵗᵉ́˒ ۹ᵘᵉ ᵗᵒᵈᵒ ᵉˢᵗᵒ ˡᵒ ʰⁱᶜᵉ ᵖᵉⁿˢᵃⁿᵈᵒ ᵉⁿ ᵘˢᵗᵉᵈᵉˢˑ
ᴰᵃⁿⁱᵉˡ˒ ᵖᵉʳᵈᵒ́ⁿᵃᵐᵉˑ ᴺᵒ ˢᵘᵖᵉ ᵉˢᵖᵉʳᵃʳ˒ ⁿᵒ ۹ᵘⁱˢᵉ ʳᵉⁿᵈⁱʳᵐᵉˑ
ᔆⁱ ⁿᵒ ʳᵉᵍʳᵉˢᵒ˒ ᵖʳᵒᵐᵉ́ᵗᵃⁿᵐᵉ ˢᵉᵍᵘⁱʳˑ ᴺᵒ ᵈᵉʲᵉⁿ ۹ᵘᵉ ᵐⁱ ᵃᵘˢᵉⁿᶜⁱᵃ ˡᵒˢ ᵈᵉᵗᵉⁿᵍᵃ. ｣
Afuera, el viento arrastraba polvo y hojas. En la distancia, un motor militar se apagaba. Ella sabía que pronto vendrían a recoger los cuerpos, a numerarlos, a convertirlos en informes. No quiso que eso pasara. No con esa mujer.
Guardó la libreta y el peluche en su bolso. En el bolsillo interior de otro de los cadáveres quedaba una identificación ajena, un nombre que no le pertenecía pero que, por ahora, serviría. Lo palpó un instante, solo para asegurarse de que seguía allí.
｢ 𝖤𝗌𝗍𝗈 𝖾𝗌... 𝖤𝗅 𝗂𝗇𝗂𝖼𝗂𝗈 𝖽𝖾 𝗆𝗂 𝗎́𝗅𝗍𝗂𝗆𝖺 𝗅𝖺𝖻𝗈𝗋. ｣
𝙷𝚘𝚛𝚊: 𝟷𝟸:𝟶𝟶 𝙿.𝙼 / 𝙸𝚛𝚕𝚊𝚗𝚍𝚊, 𝙲𝚘𝚗𝚍𝚊𝚍𝚘 𝚍𝚎 𝙻𝚎𝚒𝚝𝚛𝚒𝚖.
｢ 𝘕𝘰 𝘩𝘢𝘺 𝘴𝘦𝘯̃𝘢𝘭𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘷𝘪𝘥𝘢, 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘻𝘰𝘯𝘢 𝘦𝘴𝘵𝘢́ 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘰́ 𝘤𝘰𝘮𝘱𝘭𝘦𝘵𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘭𝘪𝘮𝘱𝘪𝘢. 𝘙𝘦𝘷𝘪𝘴𝘰 𝘦𝘯 𝘭𝘰𝘴 𝘶́𝘭𝘵𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘴𝘤𝘰𝘮𝘣𝘳𝘰𝘴, 𝘱𝘦𝘳𝘰 𝘦𝘴 𝘱𝘰𝘤𝘰 𝘱𝘳𝘰𝘣𝘢𝘣𝘭𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘯𝘤𝘰𝘯𝘵𝘳𝘦𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘭𝘨𝘰 𝘶́𝘵𝘪𝘭. ｣
｢ . . . ｣
Un conejo de felpa, dentro de la mochila del cadáver perteneciente a una mujer. Era difícil entender cómo algo tan simple y puro podía coexistir con la crudeza de la muerte. ¿Cómo se podía sentir culpable al presenciar algo así, cuando no se tenía la más mínima conexión con la víctima? La escena no parecía real. Era un peso en el pecho, incómodo y palpable que comenzaba a crecer sin razón aparente.
Miró la fibra intacta, sólo un poco de tierra cubría una de las patas que desempolvó con agitar al peluche.
Al abrir la mochila con cautela, encontró una libreta, unas páginas gastadas por el uso, y un relicario con algo dentro que no logró distinguir a simple vista. Una nota, arrugada y casi olvidada, se asomaba entre las páginas de la libreta.
｢ ᴬᵛᵉⁿⁱᵈᵃ ᵂᵃʳʷⁱᶜᵏ˒ ᴸᵒⁿᵈᵒⁿˑ ᴱˡⁱˢⁱᵃ ʸ ˢᵘ ᵖᵃᵈʳᵉ ᵐᵉ ᵉˢᵖᵉʳᵃⁿ
ᔆⁱ ᵃˡᵍᵘⁱᵉⁿ ᵉⁿᶜᵘᵉⁿᵗʳᵃ ᵉˢᵗᵒ˒ ᵉˢᵖᵉʳᵒ ۹ᵘᵉ ˡᵒ ᵈᵉᵛᵘᵉˡᵛᵃ ᵃ ˢᵘˢ ᵐᵃⁿᵒˢˑ ᴺᵒ ˢᵉ́ ˢⁱ ᵛᵒˡᵛᵉʳᵉ́ ᵃ ᵛᵉʳˡᵒˢˑ ᴱˡ ᶜᵃᵐⁱⁿᵒ ˢᵉ ʰᵃ ᵛᵘᵉˡᵗᵒ ᵖᵉˡⁱᵍʳᵒˢᵒ˒ ʸ ˡᵃ ᵍᵉⁿᵗᵉ ᵉⁿ ᵉˡ ᵖᵘᵉᵇˡᵒ ʰᵃᵇˡᵃ ᵈᵉ ᶜᵉʳʳᵃʳ ˡᵒˢ ᵖᵃˢᵒˢˑ ᔆᵒˡᵒ ۹ᵘⁱᵉʳᵒ ۹ᵘᵉ ˢᵉᵖᵃⁿ ۹ᵘᵉ ˡᵒ ⁱⁿᵗᵉⁿᵗᵉ́˒ ۹ᵘᵉ ᵗᵒᵈᵒ ᵉˢᵗᵒ ˡᵒ ʰⁱᶜᵉ ᵖᵉⁿˢᵃⁿᵈᵒ ᵉⁿ ᵘˢᵗᵉᵈᵉˢˑ
ᴰᵃⁿⁱᵉˡ˒ ᵖᵉʳᵈᵒ́ⁿᵃᵐᵉˑ ᴺᵒ ˢᵘᵖᵉ ᵉˢᵖᵉʳᵃʳ˒ ⁿᵒ ۹ᵘⁱˢᵉ ʳᵉⁿᵈⁱʳᵐᵉˑ
ᔆⁱ ⁿᵒ ʳᵉᵍʳᵉˢᵒ˒ ᵖʳᵒᵐᵉ́ᵗᵃⁿᵐᵉ ˢᵉᵍᵘⁱʳˑ ᴺᵒ ᵈᵉʲᵉⁿ ۹ᵘᵉ ᵐⁱ ᵃᵘˢᵉⁿᶜⁱᵃ ˡᵒˢ ᵈᵉᵗᵉⁿᵍᵃ. ｣
Afuera, el viento arrastraba polvo y hojas. En la distancia, un motor militar se apagaba. Ella sabía que pronto vendrían a recoger los cuerpos, a numerarlos, a convertirlos en informes. No quiso que eso pasara. No con esa mujer.
Guardó la libreta y el peluche en su bolso. En el bolsillo interior de otro de los cadáveres quedaba una identificación ajena, un nombre que no le pertenecía pero que, por ahora, serviría. Lo palpó un instante, solo para asegurarse de que seguía allí.
｢ 𝖤𝗌𝗍𝗈 𝖾𝗌... 𝖤𝗅 𝗂𝗇𝗂𝖼𝗂𝗈 𝖽𝖾 𝗆𝗂 𝗎́𝗅𝗍𝗂𝗆𝖺 𝗅𝖺𝖻𝗈𝗋. ｣
