• La profesora Emira dijo que parece que por fin podré estudiar dos ramas de la brujería, muajajaja ahora eh evolucionado también estudio encantamientos así que ya no solo usaré pociones, además de que le daré mejor uso a mi varita
    La profesora Emira dijo que parece que por fin podré estudiar dos ramas de la brujería, muajajaja ahora eh evolucionado también estudio encantamientos así que ya no solo usaré pociones, además de que le daré mejor uso a mi varita
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  • Esto no era parte del trato! Pero creo que me gusta
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  • Lo somos y los John´s lo saben.

    #nvsv
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  • -Reaper, con su mirada penetrante, reflexiona sobre la aparente dualidad entre la luz y la oscuridad.- No todo lo blanco es símbolo de bondad, al igual que no toda sombra es malicia. -murmura en voz baja. Con un dejo de ironía, continúa- La luz puede ocultar mentiras, mientras que la oscuridad revela verdades ocultas. El blanco y el negro son solo colores en este juego retorcido. -En sus palabras, la percepción convencional de la moralidad se desvanece, dejando espacio para la ambigüedad y la complejidad.-
    -Reaper, con su mirada penetrante, reflexiona sobre la aparente dualidad entre la luz y la oscuridad.- No todo lo blanco es símbolo de bondad, al igual que no toda sombra es malicia. -murmura en voz baja. Con un dejo de ironía, continúa- La luz puede ocultar mentiras, mientras que la oscuridad revela verdades ocultas. El blanco y el negro son solo colores en este juego retorcido. -En sus palabras, la percepción convencional de la moralidad se desvanece, dejando espacio para la ambigüedad y la complejidad.-
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  • La magia ocurre de cualquier forma y en cualquier lugar...todo en este mundo tiene magia.
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  • Ficha de Rhett Zakharov
    ‧͙⁺˚*・༓☾  ☽༓・*˚⁺‧͙   .。*゚+.*.。   ゚+..。*゚+   ☆.。.:*  .。.:*☆   ☆○o。  。o○☆     🗝NOMBRE🗝   Rhett Zakharov Adara   🌑EDAD🌑     22 Años   🗝RAZA🗝   Humano   🌑TIPO DE SANGRE🌑   O-     🗝ALTURA🗝     1.75 Metros     🌑PESO🌑     68   Su cabello es negro...
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  • Aquella campesina del Kimono rosa...
    Categoría Slice of Life
    -Nezuko se encontraba fuera de su hogar una cálida tarde de verano tendiendo la ropa que recien habia lavado en el tendedero frente a su hogar, la brisa soplaba suavemente mientras un hermoso azul teñia el cielo acomoañado de algunas nubes; aquel dia era uno particularmente fresco para estar a mitad del periodo mas caluroso del año. La joven de cabellera negra recogida en un nudo tras su cabeza tarareaba alegremente una melodia mientras deslizaba cada prenda sobre la cuerda trenzada; el silencio reinaba, pero de pronto se vió interrumpido-

    -Escuchó un par de pasos en la tierra y volvió su mirada hacia el camino que llevaba al pueblo, es cuando notó la presencia de una figura yendo en su dirección-

    —que extraño... me preguntó quien será. -Dijo para si misma. regresó la prenda en su mano de vuelta al cesto, secó sus manos humedas en su Kimono rosado y se acercó para recibirle poniendo su mejor sonrisa-

    —Oh, buenas tardes.... No mucha gente suele venir a estas montañas. ¿necesitas algo?

    -pronunció aquella chica con inocencia y pureza en sus intensiones, hacia mucho que no veia visitantes en la zona-
    -Nezuko se encontraba fuera de su hogar una cálida tarde de verano tendiendo la ropa que recien habia lavado en el tendedero frente a su hogar, la brisa soplaba suavemente mientras un hermoso azul teñia el cielo acomoañado de algunas nubes; aquel dia era uno particularmente fresco para estar a mitad del periodo mas caluroso del año. La joven de cabellera negra recogida en un nudo tras su cabeza tarareaba alegremente una melodia mientras deslizaba cada prenda sobre la cuerda trenzada; el silencio reinaba, pero de pronto se vió interrumpido- -Escuchó un par de pasos en la tierra y volvió su mirada hacia el camino que llevaba al pueblo, es cuando notó la presencia de una figura yendo en su dirección- —que extraño... me preguntó quien será. -Dijo para si misma. regresó la prenda en su mano de vuelta al cesto, secó sus manos humedas en su Kimono rosado y se acercó para recibirle poniendo su mejor sonrisa- —Oh, buenas tardes.... No mucha gente suele venir a estas montañas. ¿necesitas algo? -pronunció aquella chica con inocencia y pureza en sus intensiones, hacia mucho que no veia visitantes en la zona-
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  • ❏ ⋮ 𝐃𝐞𝐜𝐚𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥
    ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ ᴄᴏɴ: [EnvyZoroark]

    •┈┈┈┈┈•⋆• ❂ •⋆• ┈┈┈┈┈•
    ↬| Durante su longeva vida, Dethia jamás había conocido lo que eran las carencias, el sentimiento de necesidad o de "no poder". Era una divinidad en su máxima expresión, proveniente de uno de los reinos más poderosos en el cielo de los dioses y con una fuerte influencia en el mundo mortal, quien dijera no conocerlo, estaría mintiendo, todo el mundo debía saber que él era sucesor de la luz y el sol; al menos, así siempre había sido categorizado, y debido a que su título era "Príncipe del Sol", solo era cuestión de tiempo para que se convirtiera en el nuevo Dios.

    Para el infortunio de aquel, había un desacuerdo entre sus ideales y lo que realmente se planeaba. En un primer momento ascenderlo había sido el objetivo de todo el mundo, pero las circunstancias de su nacimiento y el terror que conllevó descubrir que Dethia era una existencia con un potencial catastrófico, cambiaron el rumbo de su destino.

    Aquello conllevó a medidas desesperadas en las que, fue obligado a portar dos esclavas en cada una de sus muñecas con el fin de suprimir por completo su poder, y una vez que no representara una amenaza, sería asesinado.

    Aunque el plan original consistía en solo estabilizarlo, Dethia se había ganado el odio de varías divinidades, por tanto, no solo bastaba con retenerlo, sino que, pensando en el futuro del mundo, algunos creían que su existencia debía desaparecer para siempre.

    Y ahí se encontraba, postrado en el suelo mientras sus manos quedaban alzadas por las cadenas firmes que lo privaban de la libertad de huir. Además, con aquellas esclavas conteniendolo, no podía ser capaz de usar ninguna habilidad aprendida.

    La muerte estaba frente a él, ocultando su apariencia detrás de una máscara y otros cuantos lacayos siguiendole el juego de atormentar hasta el final al príncipe, quién más que mostrarse vulnerable trás la situación, tenía una expresión clara de aburrimiento por tanto diálogo, como si realmente fuera de importancia sus motivos detrás para el albino.

    No es como que estuviera resignado a morir; estaba esperando la oportunidad perfecta para irse de ahí, aunque la paciencia no fuera una virtud dominante en él, en esta cuestión, debía soportar hasta el final o realmente aquellos cumplirian su cometido.

    Fue entonces, cuando el detractor acarició cínicamente su rostro mientras le amenazaba con una daga en su cuello, que encontró un punto de escape. Por las esclavas que llevaba encima apenas y se notaría, pero algo que nadie nunca contempló era que Dethia quizás no podía usar sus poderes, pero aún podia absorber una pequeña cantidad de vitalidad del resto, lo que le dió oportunidad de descender hacía el mundo mortal con lo poco que logró consumir mientras el otro apenas actuaba.

    De ese modo llegaría a descender, ahora siendo una divinidad encapsulada en el cuerpo de un simple mortal sin habilidad alguna. El escapé había resultado porque la energía de su agresor era lo suficientemente poderosa para alimentarlo, sin embargo, no correría con la misma suerte estando rodeado de plebeyos comunes y corrientes. Dicho de otro modo, mientras aun sus poderes se encontraran suprimidos, el solo era un humano más, sin posesiones. De ser una divinidad, se había reducido a ser nadie, una simple existencia que no valía nada.

    Sus prendas estaban sucias y su garganta ardía; pasando una de sus manos por su blanquecino cuello, se dió cuenta que aquel bastardo había alcanzado a cortar su piel, aunque apenas era un rasguño poco profundo, seguía siendo molesto sentir como la sangre se deslizaba por su torso. Como primer instinto, quiso usar la luz sanadora para curarse, sin embargo, evidentemente no funcionó.

    Comenzó a caminar sin rumbo fijo, en busca de un pueblo cercano. Estaba visiblemente incómodo, pero debía soportarlo y avanzar pues aún no estaba completamente a salvo.

    En el primer pueblo desértico, mientras exploraba a su alrededor, encontró a un ser extraño escondido entre algunos callejones. Dethia era un sinvergüenza natural, por lo que sin ni siquiera presentarse o dialogar, fue directo a lo que necesitaba. — Oye, tú. ¿Sabes curar una herida? — el tono era demandante sin una pizca de amabilidad visible. Parecía mas bien como si estuviera tratando con cualquiera de sus sirvientes que tenía en el reino.
    ❏ ⋮ 𝐃𝐞𝐜𝐚𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐦𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥 ꜱᴛᴀʀᴛᴇʀ ᴄᴏɴ: [EnvyZoroark] •┈┈┈┈┈•⋆• ❂ •⋆• ┈┈┈┈┈• ↬| Durante su longeva vida, Dethia jamás había conocido lo que eran las carencias, el sentimiento de necesidad o de "no poder". Era una divinidad en su máxima expresión, proveniente de uno de los reinos más poderosos en el cielo de los dioses y con una fuerte influencia en el mundo mortal, quien dijera no conocerlo, estaría mintiendo, todo el mundo debía saber que él era sucesor de la luz y el sol; al menos, así siempre había sido categorizado, y debido a que su título era "Príncipe del Sol", solo era cuestión de tiempo para que se convirtiera en el nuevo Dios. Para el infortunio de aquel, había un desacuerdo entre sus ideales y lo que realmente se planeaba. En un primer momento ascenderlo había sido el objetivo de todo el mundo, pero las circunstancias de su nacimiento y el terror que conllevó descubrir que Dethia era una existencia con un potencial catastrófico, cambiaron el rumbo de su destino. Aquello conllevó a medidas desesperadas en las que, fue obligado a portar dos esclavas en cada una de sus muñecas con el fin de suprimir por completo su poder, y una vez que no representara una amenaza, sería asesinado. Aunque el plan original consistía en solo estabilizarlo, Dethia se había ganado el odio de varías divinidades, por tanto, no solo bastaba con retenerlo, sino que, pensando en el futuro del mundo, algunos creían que su existencia debía desaparecer para siempre. Y ahí se encontraba, postrado en el suelo mientras sus manos quedaban alzadas por las cadenas firmes que lo privaban de la libertad de huir. Además, con aquellas esclavas conteniendolo, no podía ser capaz de usar ninguna habilidad aprendida. La muerte estaba frente a él, ocultando su apariencia detrás de una máscara y otros cuantos lacayos siguiendole el juego de atormentar hasta el final al príncipe, quién más que mostrarse vulnerable trás la situación, tenía una expresión clara de aburrimiento por tanto diálogo, como si realmente fuera de importancia sus motivos detrás para el albino. No es como que estuviera resignado a morir; estaba esperando la oportunidad perfecta para irse de ahí, aunque la paciencia no fuera una virtud dominante en él, en esta cuestión, debía soportar hasta el final o realmente aquellos cumplirian su cometido. Fue entonces, cuando el detractor acarició cínicamente su rostro mientras le amenazaba con una daga en su cuello, que encontró un punto de escape. Por las esclavas que llevaba encima apenas y se notaría, pero algo que nadie nunca contempló era que Dethia quizás no podía usar sus poderes, pero aún podia absorber una pequeña cantidad de vitalidad del resto, lo que le dió oportunidad de descender hacía el mundo mortal con lo poco que logró consumir mientras el otro apenas actuaba. De ese modo llegaría a descender, ahora siendo una divinidad encapsulada en el cuerpo de un simple mortal sin habilidad alguna. El escapé había resultado porque la energía de su agresor era lo suficientemente poderosa para alimentarlo, sin embargo, no correría con la misma suerte estando rodeado de plebeyos comunes y corrientes. Dicho de otro modo, mientras aun sus poderes se encontraran suprimidos, el solo era un humano más, sin posesiones. De ser una divinidad, se había reducido a ser nadie, una simple existencia que no valía nada. Sus prendas estaban sucias y su garganta ardía; pasando una de sus manos por su blanquecino cuello, se dió cuenta que aquel bastardo había alcanzado a cortar su piel, aunque apenas era un rasguño poco profundo, seguía siendo molesto sentir como la sangre se deslizaba por su torso. Como primer instinto, quiso usar la luz sanadora para curarse, sin embargo, evidentemente no funcionó. Comenzó a caminar sin rumbo fijo, en busca de un pueblo cercano. Estaba visiblemente incómodo, pero debía soportarlo y avanzar pues aún no estaba completamente a salvo. En el primer pueblo desértico, mientras exploraba a su alrededor, encontró a un ser extraño escondido entre algunos callejones. Dethia era un sinvergüenza natural, por lo que sin ni siquiera presentarse o dialogar, fue directo a lo que necesitaba. — Oye, tú. ¿Sabes curar una herida? — el tono era demandante sin una pizca de amabilidad visible. Parecía mas bien como si estuviera tratando con cualquiera de sus sirvientes que tenía en el reino.
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  • "La apuesta entre el cielo y el infierno esta en la tierra."
    "La apuesta entre el cielo y el infierno esta en la tierra."
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  • Resultado de la evaluación del cuatro-ojos matasanos: dos costillas fisuradas, un desgarro muscular en la pierna izquierda y el hombro derecho con tremendo golpe.

    Todo como consecuencia de entrenar con Orochimaru.
    Resultado de la evaluación del cuatro-ojos matasanos: dos costillas fisuradas, un desgarro muscular en la pierna izquierda y el hombro derecho con tremendo golpe. Todo como consecuencia de entrenar con Orochimaru.
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