• —Aún recuerda que [Valentino01], estaba agotado ya que pretendía llevar todo él solo, así que sin pensarlo mucho fue a ver como estaba, a pesar de la certeza de que acabaria complicandose la vida muy rapido—
    —Aún recuerda que [Valentino01], estaba agotado ya que pretendía llevar todo él solo, así que sin pensarlo mucho fue a ver como estaba, a pesar de la certeza de que acabaria complicandose la vida muy rapido—
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  • — 𝑨𝒔𝒊́ 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒐 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔. 𝑭𝒖𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒊𝒏𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒂 𝑺𝒂𝒕𝒂́𝒏 ¿𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒂𝒔𝒊́? 𝑺𝒂𝒕𝒂́𝒏𝒊𝒄𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒍𝒊𝒇𝒊𝒄𝒂𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒕𝒖𝒓𝒃𝒂𝒃𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒐𝒓𝒅𝒆𝒏 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆𝒔.—
    — 𝑨𝒔𝒊́ 𝒆𝒔 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒍𝒐 𝒍𝒍𝒂𝒎𝒂𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒖𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔. 𝑭𝒖𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒊𝒆𝒏𝒆𝒔 𝒊𝒏𝒗𝒆𝒏𝒕𝒂𝒓𝒐𝒏 𝒂 𝑺𝒂𝒕𝒂́𝒏 ¿𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒂𝒔𝒊́? 𝑺𝒂𝒕𝒂́𝒏𝒊𝒄𝒐 𝒏𝒐 𝒆𝒔 𝒎𝒂́𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒂𝒍𝒊𝒇𝒊𝒄𝒂𝒕𝒊𝒗𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒊𝒆𝒓𝒐𝒏 𝒂𝒍 𝒄𝒐𝒎𝒑𝒐𝒓𝒕𝒂𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒅𝒆 𝒂𝒒𝒖𝒆𝒍𝒍𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒕𝒖𝒓𝒃𝒂𝒃𝒂𝒏 𝒆𝒍 𝒐𝒓𝒅𝒆𝒏 𝒆𝒏 𝒆𝒍 𝒒𝒖𝒆 𝒒𝒖𝒆𝒓𝒊́𝒂𝒏 𝒗𝒊𝒗𝒊𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒉𝒐𝒎𝒃𝒓𝒆𝒔.—
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  • Sus oidos zumbaron. Al parecer alguien olvidaba que estuvo casado con una mujer, aunque ahora era fiel a ese cervatillo, le iba a demostrar que las mujeres no le daban miedo en absoluto.
    ¿Quién mejor para su prueba que una pobre angelita que rondaba sola siempre?

    Sonrió de oreja a oreja, arreglándose como el caballero que era y saliendo en busca de ella.
    Sus oidos zumbaron. Al parecer alguien olvidaba que estuvo casado con una mujer, aunque ahora era fiel a ese cervatillo, le iba a demostrar que las mujeres no le daban miedo en absoluto. ¿Quién mejor para su prueba que una pobre angelita que rondaba sola siempre? Sonrió de oreja a oreja, arreglándose como el caballero que era y saliendo en busca de ella.
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  • No va a negar que lo único que le gustó de ser mujer fue el cabello largo, probando un pequeño cambio de imagen y acomodandolo un poco.

    —Supongo... que no se ve mal~

    Aunque era extraño, tratando de peinarlo y terminando por dejarlo en una trenza. Probaría ese nuevo estilo por al menos un día.
    No va a negar que lo único que le gustó de ser mujer fue el cabello largo, probando un pequeño cambio de imagen y acomodandolo un poco. —Supongo... que no se ve mal~ Aunque era extraño, tratando de peinarlo y terminando por dejarlo en una trenza. Probaría ese nuevo estilo por al menos un día.
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  • Eh, Lord Sesshomaru ¿Sabe que recuerdo también? Que debiamos pasar tres días con sus tres noches juntos. —comentó, de forma juguetona, solo por chincharlo un poquito ya que, eso era algo inherente en su naturaleza—.¿Como quiere que lo hagamos?¿Voy yo contigo, vienes tú?¿Arriba o debajo? Me adapto a todo, mi lord—bromeó claramente en referencia a si el demonio canino iba a mudarse "temporalmente" al hotel esos tres días o si debía de ser el propio Ángel quien se acercarse al otro —
    Eh, [Sesshomaru1234] ¿Sabe que recuerdo también? Que debiamos pasar tres días con sus tres noches juntos. —comentó, de forma juguetona, solo por chincharlo un poquito ya que, eso era algo inherente en su naturaleza—.¿Como quiere que lo hagamos?¿Voy yo contigo, vienes tú?¿Arriba o debajo? Me adapto a todo, mi lord—bromeó claramente en referencia a si el demonio canino iba a mudarse "temporalmente" al hotel esos tres días o si debía de ser el propio Ángel quien se acercarse al otro —
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  • Isidro - Edición base
      Básico   Nombre completo: Isidro Rubio Villa Apodos: Iso, y también le gusta decir que es "de Montemar". Edad: 22 años Fecha de nacimiento: 29 de Septiembre de 1875 Ocupación: Asesino, ladrón, forajido, mercenario, cazarrecompensas... sea lo que sea que haga para ganarse el pan, está fuera de la ley.   Apariencia ...
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  • Reencuentro
    Fandom Hazbin Hotel
    Categoría Otros
    Rol para: Husk

    — Desde qué abrió los ojos, siempre supo a donde iban a dirigirse sus primeros pasos. Solo había una persona a la qué necesitaba ver antes qué a nadie para conseguir la paz suficiente como para reflexionar todo aquello qué debía decidir de ahora en adelante. Sobretodo con el tema de Alastor, ya qué finalmente era mucho más complejo y retorcido de lo qué parecía. Como todo en general con aquel demonio radiofónico.

    Por lo qué en poco tiempo se plantó delante del hotel en el qué se suponía qué Husk, seguía trabajando. Aunque no entró directamente, si no qué dubitativo observó la puerta, dejándose perder en la fachada del mismo como si fuera la primera vez qué la veía pese a qué lejos estaba de ser aquel el motivo qué lo retenía ¿Y si Husk estaba enfadado?¿Y si le odiaba?¿Tal vez le culparía? Aquellos pensamientos intrusivos estaban regresando a us mento una vez más, llevándose una mano al pecho, al sentir la opresión emocional qué siempre le obligaba a adoptar la frívola fachada en la qué se escudaba del mundo del por.no.

    Cabizbajo, apretando con fuerza los ojos y la mandíbula, se obligó a recordar cómo en aquella ocasión, antes de regresar a su cuerpo, Husk le abrazó, aferrándose a él con una fuerza qué nunca antes sintió, como luchaba por contener las lágrimas y como juraba y perjuraba qué de retroceder en el tiempo, habría vuelto a vender su libertad por él. Respiró hondo varias veces, hasta qué por fin, se atrevió a posar la mano de forma temblorosa sobre el picaporte y abrió, adentrándose en el edificio con el corazón a punto de estallarle en el pecho.

    Enseguida, sus ojos buscaron la zona del bar, sin embargo está vez no con el objetivo de calmar su sed, si no buscando a quien normalmente le sirvió los tragos. Y cuando le vio se detuvo, frenado por un fuerte sentimiento. Tuvo qué detenerse a examinarlo… Era una especie de felicidad desbordante entremezclada con alivio, tan intensas qué por unos instantes Ángel pensó qué acabaría por perder el conocimiento. Sin embargo, pudo reponerse y reprimiendo una sonrisa qué quería escapar, aprovechó qué el felino estaba de espaldas para acercarse sigilosamente y sentarse en su taburete habitual. Y pronunció:

    —¡Eh, gatito! Ponme una copa de lo más fuerte qué tengas—
    Rol para: [barcat75] — Desde qué abrió los ojos, siempre supo a donde iban a dirigirse sus primeros pasos. Solo había una persona a la qué necesitaba ver antes qué a nadie para conseguir la paz suficiente como para reflexionar todo aquello qué debía decidir de ahora en adelante. Sobretodo con el tema de Alastor, ya qué finalmente era mucho más complejo y retorcido de lo qué parecía. Como todo en general con aquel demonio radiofónico. Por lo qué en poco tiempo se plantó delante del hotel en el qué se suponía qué Husk, seguía trabajando. Aunque no entró directamente, si no qué dubitativo observó la puerta, dejándose perder en la fachada del mismo como si fuera la primera vez qué la veía pese a qué lejos estaba de ser aquel el motivo qué lo retenía ¿Y si Husk estaba enfadado?¿Y si le odiaba?¿Tal vez le culparía? Aquellos pensamientos intrusivos estaban regresando a us mento una vez más, llevándose una mano al pecho, al sentir la opresión emocional qué siempre le obligaba a adoptar la frívola fachada en la qué se escudaba del mundo del por.no. Cabizbajo, apretando con fuerza los ojos y la mandíbula, se obligó a recordar cómo en aquella ocasión, antes de regresar a su cuerpo, Husk le abrazó, aferrándose a él con una fuerza qué nunca antes sintió, como luchaba por contener las lágrimas y como juraba y perjuraba qué de retroceder en el tiempo, habría vuelto a vender su libertad por él. Respiró hondo varias veces, hasta qué por fin, se atrevió a posar la mano de forma temblorosa sobre el picaporte y abrió, adentrándose en el edificio con el corazón a punto de estallarle en el pecho. Enseguida, sus ojos buscaron la zona del bar, sin embargo está vez no con el objetivo de calmar su sed, si no buscando a quien normalmente le sirvió los tragos. Y cuando le vio se detuvo, frenado por un fuerte sentimiento. Tuvo qué detenerse a examinarlo… Era una especie de felicidad desbordante entremezclada con alivio, tan intensas qué por unos instantes Ángel pensó qué acabaría por perder el conocimiento. Sin embargo, pudo reponerse y reprimiendo una sonrisa qué quería escapar, aprovechó qué el felino estaba de espaldas para acercarse sigilosamente y sentarse en su taburete habitual. Y pronunció: —¡Eh, gatito! Ponme una copa de lo más fuerte qué tengas—
    Tipo
    Individual
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Terminado
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  • Creo que Adán no me va a dejar entrar a la casa mientras siga luciendo como un hombre pero viendo el lado bueno ¡es hora de educar a los demonios!
    Les enseñaré la oración más valiosa sobre todas las oraciones, la que el hijo creo a su padre y por alguna maldita razón los humanos modificaron metiendo cosas que el jamás dijo
    ¡El credo!
    Creo que Adán no me va a dejar entrar a la casa mientras siga luciendo como un hombre pero viendo el lado bueno ¡es hora de educar a los demonios! Les enseñaré la oración más valiosa sobre todas las oraciones, la que el hijo creo a su padre y por alguna maldita razón los humanos modificaron metiendo cosas que el jamás dijo ¡El credo!
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  • —Finalmente, despertó. Y fue como si lo hiciera de un sueño muy, muy largo. De días incluso.

    Y no estaba del todo equivocado, ya qué vivir sin memorias, había sido como una ensoñación, una muy extraña y en ocasiones abrumadora, tanto qué incluso pudo llegar a sentir como todo lo superaba y se hacía mucho más pequeño.

    Pero, todo eso ya pasó. Había acabado, y volvía a ser él mismo. Poco a poco y con la cabeza cargada, se incorporó llevandose dos de sus manos a las sienes y frotándose

    —Ngh…—se quejó, ante aquel dolor agudo qué le recordaba al de la migraña en una mala resaca. Y entonces sucedió, lo recordó todo. Tanto sus recuerdos pasados, como los últimos agónicos momentos en su propio cuerpo, toda la angustia, el dolor y la traición. Reviviendo de este modo la desesperación qué sintió al verse víctima de alguien a quien amó tanto, y el ser la causa de qué Husk hubiera perdido de nuevo su libertad.

    Cruzó los brazos sobre su vientre, temblando y con lágrimas qué quemaban en sus ojos y ardían en sus mejillas como si fueran de lava. Pero, por fortuna poco después como un bálsamo llegaron todos los recuerdos de aquel débil cuerpo de arcilla. El modo en qué Alastor le cuidó y le protegió, el haber vuelto a conocer a Husk, la alegría de Charlie, las torpes visitas de Envy, e incluso la sospechosa amabilidad y delicadeza de Valentino. Fue extraño…

    Reconfortante en cierto modo y dándose cuenta de qué tenía mucho en qué pensar, se puso en pie. Aunque inevitable fue qué trastabilló una poco, a fin de cuentas, llevaba mucho tiempo fuera de su cuerpo. Aún así, al recuperar el equilibrio sonrió para si mismo, satisfecho. Aunque, consciente de qué tenía una infinidad de cosas en las qué pensar, a pesar de qué antes de todo eso…. Necesitaba ver a alguien antes qué a nadie.
    —Finalmente, despertó. Y fue como si lo hiciera de un sueño muy, muy largo. De días incluso. Y no estaba del todo equivocado, ya qué vivir sin memorias, había sido como una ensoñación, una muy extraña y en ocasiones abrumadora, tanto qué incluso pudo llegar a sentir como todo lo superaba y se hacía mucho más pequeño. Pero, todo eso ya pasó. Había acabado, y volvía a ser él mismo. Poco a poco y con la cabeza cargada, se incorporó llevandose dos de sus manos a las sienes y frotándose —Ngh…—se quejó, ante aquel dolor agudo qué le recordaba al de la migraña en una mala resaca. Y entonces sucedió, lo recordó todo. Tanto sus recuerdos pasados, como los últimos agónicos momentos en su propio cuerpo, toda la angustia, el dolor y la traición. Reviviendo de este modo la desesperación qué sintió al verse víctima de alguien a quien amó tanto, y el ser la causa de qué Husk hubiera perdido de nuevo su libertad. Cruzó los brazos sobre su vientre, temblando y con lágrimas qué quemaban en sus ojos y ardían en sus mejillas como si fueran de lava. Pero, por fortuna poco después como un bálsamo llegaron todos los recuerdos de aquel débil cuerpo de arcilla. El modo en qué Alastor le cuidó y le protegió, el haber vuelto a conocer a Husk, la alegría de Charlie, las torpes visitas de Envy, e incluso la sospechosa amabilidad y delicadeza de Valentino. Fue extraño… Reconfortante en cierto modo y dándose cuenta de qué tenía mucho en qué pensar, se puso en pie. Aunque inevitable fue qué trastabilló una poco, a fin de cuentas, llevaba mucho tiempo fuera de su cuerpo. Aún así, al recuperar el equilibrio sonrió para si mismo, satisfecho. Aunque, consciente de qué tenía una infinidad de cosas en las qué pensar, a pesar de qué antes de todo eso…. Necesitaba ver a alguien antes qué a nadie.
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  • No hay día que no piense en aquellos meses en Pabanwa. Quizá estemos a tiempo de volver a rememorar viejos tiempos.
    No hay día que no piense en aquellos meses en Pabanwa. Quizá estemos a tiempo de volver a rememorar viejos tiempos.
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