Desde que había conseguido salir de cama sin sufrir por el reacomodo de sus huesos y entrañas, no se había despegado casi ni un minuto de aquella peculiar incubadora.
La sola idea de que su bebé estuviera bien, que pudiera finalmente volver a tenerla en brazos y estuviera a salvo le hacía demasiada ilusión, le habían vuelto las ganas de muchas cosas pero, en especial, de poder verla, de poder llenarla con el amor que estuvo acumulado para ella por meses.
Agitaba su fina cola cual gato emocionado por lo que veía, aún si no podía siquiera ver realmente a su bebé dentro, pero sabía que estaba ahí y eso ya era suficiente aliciente, incluso comenzando a cantarle como cuando estaba en su vientre, retomando el tejido que dejó a medias y pasándose horas hasta que el hambre o el sueño le ganaban.
—Mi princesa, ya deseo tenerte conmigo...
Prometo que voy a cuidarte y adorarte, yo... yo voy a compensarte por el mal rato ante el parto apresurado.
Mi niña... termina de crecer sana~
Desde que había conseguido salir de cama sin sufrir por el reacomodo de sus huesos y entrañas, no se había despegado casi ni un minuto de aquella peculiar incubadora.
La sola idea de que su bebé estuviera bien, que pudiera finalmente volver a tenerla en brazos y estuviera a salvo le hacía demasiada ilusión, le habían vuelto las ganas de muchas cosas pero, en especial, de poder verla, de poder llenarla con el amor que estuvo acumulado para ella por meses.
Agitaba su fina cola cual gato emocionado por lo que veía, aún si no podía siquiera ver realmente a su bebé dentro, pero sabía que estaba ahí y eso ya era suficiente aliciente, incluso comenzando a cantarle como cuando estaba en su vientre, retomando el tejido que dejó a medias y pasándose horas hasta que el hambre o el sueño le ganaban.
—Mi princesa, ya deseo tenerte conmigo...
Prometo que voy a cuidarte y adorarte, yo... yo voy a compensarte por el mal rato ante el parto apresurado.
Mi niña... termina de crecer sana~