• 𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝟑:

    𝑴𝒊𝒍𝒘𝒂𝒖𝒌𝒆𝒆, 𝑾𝒊𝒔𝒄𝒐𝒏𝒔𝒊𝒏 𝟖 𝒎𝒆𝒔𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔

    𝑯𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒎𝒖́𝒔𝒊𝒄𝒂, 𝒏𝒐 𝒄𝒓𝒆𝜾́ 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒐, 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒏𝒄𝜾́ 𝒂 𝒎𝜾́ 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒈𝒐 𝒂𝒍𝒈𝒐 𝒎𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓𝒆́ 𝒍𝒐𝒄𝒐 𝒚 𝒅𝒊𝒈𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏 𝒎𝒆 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒐́ 𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒓𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒅𝒆 𝑬𝒎𝒎𝒂, 𝒎𝒊 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐 𝒔𝒖𝒆𝒏̃𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒇𝒂𝒏 𝒏𝒖́𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒖𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒃𝒂𝒏𝒅𝒂, 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒊𝒐𝒔𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒂, 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂 𝒓𝒐𝒔𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒃𝒓𝒆 𝒔𝒖𝒔 𝒄𝒂𝒑𝒖𝒍𝒍𝒐𝒔, 𝒂 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒎𝒆 𝒑𝒓𝒆𝒈𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐́𝒎𝒐 𝒇𝒖𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍, 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒚𝒐 “𝒆𝒔𝒕𝒊𝒓𝒆” 𝒂𝒍 𝒃𝒆𝒃𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒌𝒂𝒓𝒆, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆 𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒖𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒂𝒏̃𝒐𝒔, 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏𝒅𝒊𝒃𝒍𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆 𝒓𝒆𝒑𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒊 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒂 𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒉𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒊𝒕𝒂 𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒅𝒐𝒍𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒓𝒗𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒐𝒕𝒐, 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒊 𝒆𝒍 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒏𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓𝒂́ 𝒍𝒐 𝒔𝒖𝒇𝒊𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐.
    𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒚𝒂 𝒏𝒐 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒎𝒖𝒅𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒂 𝒇𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒐 𝒉𝒆 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒚 𝒍𝒐 𝒉𝒆 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒅𝒐, 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝑶𝒓𝒍𝒆𝒂𝒏𝒔 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒗𝒊𝒗𝜾́ 𝒄𝒂𝒔𝒊 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒓𝒍𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒆𝒍 𝒃𝒂𝒚𝒐𝒖, 𝒆𝒍 𝒃𝒂𝒓𝒓𝒊𝒐 𝒇𝒓𝒂𝒏𝒄𝒆́𝒔, 𝒚 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒔 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒂𝒗𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝜾́𝒂 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝑶𝒓𝒍𝒆𝒂𝒏𝒔, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒏𝒐 𝒗𝒂 𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒍𝒐 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒅𝒂, 𝒚𝒐 𝒚𝒂 𝒕𝒐𝒎𝒆́ 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒏𝒐 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓, 𝒂𝒍 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒊𝒐́ 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆… 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒊𝒐́ 𝒄𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐.
    𝑷𝒐𝒓 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒔𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒐 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒖́𝒔𝒊𝒄𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒐 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒎𝒊 𝒉𝒊𝒋𝒂, 𝒔𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒂𝒔 𝒅𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐, 𝒑𝒖𝒆𝒔 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒂𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒂𝒖́𝒏 𝒎𝒂́𝒔.
    𝑫𝒊𝒂𝒓𝒊𝒐 𝟑: 𝑴𝒊𝒍𝒘𝒂𝒖𝒌𝒆𝒆, 𝑾𝒊𝒔𝒄𝒐𝒏𝒔𝒊𝒏 𝟖 𝒎𝒆𝒔𝒆𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔 𝑯𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒐 𝒂 𝒍𝒂 𝒎𝒖́𝒔𝒊𝒄𝒂, 𝒏𝒐 𝒄𝒓𝒆𝜾́ 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝒉𝒂𝒄𝒆𝒓𝒍𝒐 𝒑𝒆𝒓𝒐, 𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒏𝒄𝜾́ 𝒂 𝒎𝜾́ 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒔𝒊 𝒏𝒐 𝒉𝒂𝒈𝒐 𝒂𝒍𝒈𝒐 𝒎𝒆 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓𝒆́ 𝒍𝒐𝒄𝒐 𝒚 𝒅𝒊𝒈𝒂𝒎𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒂𝒎𝒃𝒊𝒆́𝒏 𝒎𝒆 𝒂𝒚𝒖𝒅𝒐́ 𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒄𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒄𝒓𝒊𝒂𝒏𝒛𝒂 𝒅𝒆 𝑬𝒎𝒎𝒂, 𝒎𝒊 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐 𝒔𝒖𝒆𝒏̃𝒐, 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒏𝒗𝒆𝒓𝒕𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏 𝒍𝒂 𝒇𝒂𝒏 𝒏𝒖́𝒎𝒆𝒓𝒐 𝒖𝒏𝒐 𝒅𝒆 𝒎𝒊 𝒃𝒂𝒏𝒅𝒂, 𝒑𝒐𝒓 𝒍𝒐𝒔 𝒅𝒊𝒐𝒔𝒆𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔 𝒉𝒆𝒓𝒎𝒐𝒔𝒂, 𝒖𝒏𝒂 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒂 𝒓𝒐𝒔𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒂𝒃𝒓𝒆 𝒔𝒖𝒔 𝒄𝒂𝒑𝒖𝒍𝒍𝒐𝒔, 𝒂 𝒗𝒆𝒄𝒆𝒔 𝒎𝒆 𝒑𝒓𝒆𝒈𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐́𝒎𝒐 𝒇𝒖𝒏𝒄𝒊𝒐𝒏𝒂 𝒆𝒍 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒊𝒏𝒎𝒐𝒓𝒕𝒂𝒍, 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆́𝒔 𝒅𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒚𝒐 “𝒆𝒔𝒕𝒊𝒓𝒆” 𝒂𝒍 𝒃𝒆𝒃𝒆𝒓 𝒍𝒂 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒅𝒆 𝑴𝒆𝒌𝒂𝒓𝒆, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆 𝒖𝒏 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒃𝒂 𝒆𝒔𝒕𝒂𝒏𝒄𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒖𝒓𝒂𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒊𝒏𝒄𝒖𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒂𝒏̃𝒐𝒔, 𝒆𝒓𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒏𝒅𝒊𝒃𝒍𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒅𝒆 𝒓𝒆𝒑𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒄𝒓𝒆𝒄𝒊𝒆𝒓𝒂 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒊 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒔𝒆 𝒇𝒖𝒆𝒓𝒂 𝒂 𝒕𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒓, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒉𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒆𝒓 𝒑𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒊𝒕𝒂 𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒂𝒅𝒐𝒍𝒆𝒔𝒄𝒆𝒏𝒕𝒆, 𝒄𝒂𝒅𝒂 𝒗𝒆𝒛 𝒒𝒖𝒆 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒓𝒗𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒇𝒐𝒕𝒐, 𝒔𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒎𝒐 𝒔𝒊 𝒆𝒍 𝒕𝒆𝒎𝒑𝒐 𝒏𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓𝒂́ 𝒍𝒐 𝒔𝒖𝒇𝒊𝒄𝒊𝒆𝒏𝒕𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒆 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒂𝒄𝒊𝒐. 𝑨𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒚𝒂 𝒏𝒐 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐 𝒎𝒖𝒅𝒂𝒓𝒎𝒆 𝒄𝒐𝒏 𝒕𝒂𝒏𝒕𝒂 𝒇𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒏𝒄𝒊𝒂, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒍𝒐 𝒉𝒆 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒚 𝒍𝒐 𝒉𝒆 𝒑𝒆𝒏𝒔𝒂𝒅𝒐, 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓 𝒂 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝑶𝒓𝒍𝒆𝒂𝒏𝒔 𝒅𝒐𝒏𝒅𝒆 𝒗𝒊𝒗𝜾́ 𝒄𝒂𝒔𝒊 𝒕𝒐𝒅𝒂 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂, 𝒎𝒐𝒔𝒕𝒓𝒂𝒓𝒍𝒆 𝒂 𝒎𝒊 𝒉𝒊𝒋𝒂 𝒆𝒍 𝒃𝒂𝒚𝒐𝒖, 𝒆𝒍 𝒃𝒂𝒓𝒓𝒊𝒐 𝒇𝒓𝒂𝒏𝒄𝒆́𝒔, 𝒚 𝒕𝒐𝒅𝒂𝒔 𝒍𝒂𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒓𝒂𝒗𝒊𝒍𝒍𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒆𝒏𝜾́𝒂 𝑵𝒖𝒆𝒗𝒂 𝑶𝒓𝒍𝒆𝒂𝒏𝒔, 𝒑𝒆𝒓𝒐 𝒏𝒐 𝒗𝒂 𝒂 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒓 𝒂 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒍𝒐 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒅𝒂, 𝒚𝒐 𝒚𝒂 𝒕𝒐𝒎𝒆́ 𝒍𝒂 𝒅𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏 𝒅𝒆 𝒏𝒐 𝒗𝒐𝒍𝒗𝒆𝒓, 𝒂𝒍 𝒎𝒆𝒏𝒐𝒔 𝒉𝒂𝒔𝒕𝒂 𝒒𝒖𝒆 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒂 𝒔𝒖𝒑𝒆𝒓𝒂𝒓 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒊𝒐́ 𝒄𝒐𝒏 𝒔𝒖 𝒎𝒂𝒅𝒓𝒆… 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒐𝒄𝒖𝒓𝒓𝒊𝒐́ 𝒄𝒐𝒏𝒎𝒊𝒈𝒐 𝒎𝒊𝒔𝒎𝒐. 𝑷𝒐𝒓 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒔𝒆 𝒒𝒖𝒆 𝒉𝒆 𝒗𝒖𝒆𝒍𝒕𝒐 𝒂 𝒔𝒆𝒓 𝒎𝒖́𝒔𝒊𝒄𝒂 𝒚 𝒆𝒔𝒐 𝒋𝒖𝒏𝒕𝒐 𝒄𝒐𝒏 𝒎𝒊 𝒉𝒊𝒋𝒂, 𝒔𝒐𝒏 𝒍𝒂𝒔 𝒖́𝒏𝒊𝒄𝒂𝒔 𝒅𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒔𝒂𝒔 𝒒𝒖𝒆 𝒏𝒆𝒄𝒆𝒔𝒊𝒕𝒐, 𝒑𝒖𝒆𝒔 𝒂𝒉𝒐𝒓𝒂 𝒑𝒖𝒆𝒅𝒐 𝒗𝒊𝒂𝒋𝒂𝒓 𝒄𝒐𝒏 𝒆𝒍𝒍𝒂 𝒂𝒖́𝒏 𝒎𝒂́𝒔.
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  • —𝐋𝐨𝐬𝐢𝐧𝐠 𝐦𝐲 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐰𝐚𝐬𝐧'𝐭 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐫𝐬𝐭 𝐩𝐚𝐫𝐭, 𝐫𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐫𝐬𝐭 𝐰𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐞𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧 𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐦𝐨𝐬𝐭 𝐥𝐨𝐬𝐞 𝐡𝐞𝐫 𝐬𝐦𝐢𝐥𝐞, 𝐦𝐲 𝐦𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫...
    —𝐋𝐨𝐬𝐢𝐧𝐠 𝐦𝐲 𝐟𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐰𝐚𝐬𝐧'𝐭 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐫𝐬𝐭 𝐩𝐚𝐫𝐭, 𝐫𝐚𝐭𝐡𝐞𝐫 𝐭𝐡𝐞 𝐰𝐨𝐫𝐬𝐭 𝐰𝐚𝐬 𝐬𝐞𝐞𝐢𝐧𝐠 𝐭𝐡𝐞 𝐩𝐞𝐫𝐬𝐨𝐧 𝐈 𝐥𝐨𝐯𝐞𝐝 𝐭𝐡𝐞 𝐦𝐨𝐬𝐭 𝐥𝐨𝐬𝐞 𝐡𝐞𝐫 𝐬𝐦𝐢𝐥𝐞, 𝐦𝐲 𝐦𝐨𝐭𝐡𝐞𝐫...
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  • —¿Entonces que te gustaría comer, Harin Seom Kim?~

    Había optado por disfrazarse de humano y así estar los dos más tranquilos durante su cena, mirándolo con una pequeña sonrisa.

    —Hay cosas bastante deliciosas, yo adoro los cortes~
    —¿Entonces que te gustaría comer, [fable_indigo_dolphin_238]?~ Había optado por disfrazarse de humano y así estar los dos más tranquilos durante su cena, mirándolo con una pequeña sonrisa. —Hay cosas bastante deliciosas, yo adoro los cortes~
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  • -muchos chicos de mi edad detestan que sus padres escojan su ropa- solto unas risitas -no m¿puedo empatizar, mis padres tienen muy buen gusto en moda- tosio un poco -ademas de que tomar decisiones es aterrador-
    -muchos chicos de mi edad detestan que sus padres escojan su ropa- solto unas risitas -no m¿puedo empatizar, mis padres tienen muy buen gusto en moda- tosio un poco -ademas de que tomar decisiones es aterrador-
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  • Y aquí vamos otra vez...a estar solo ...
    Y aquí vamos otra vez...a estar solo ...
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  • buenos dias estrellitas la tierra les dice hoola
    buenos dias estrellitas la tierra les dice hoola
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  • Cuando Iluna salió con un suéter que parecía hecho para alguien tres veces más grande, la calle estaba tan desierta que hasta los fantasmas parecían haberse ido a dormir.

    — Otra noche de: Iluna vs el insomnio, ¿Quien ganó está vez? El insomnio, claro —murmuró, hablando sola porque, bueno, ¿quien más iba a escuchar sus monólogos a estas horas?. Rune estaba demasiado ocupado durmiendo (o planeando como dominar el mundo, quién sabe).

    Un bache traicionero apareció bajo sus pies, pero ella se salvó de caer de cara con una pirueta torpe que terminó en un zapatazo contra el suelo.

    — Si esto fuera una peli de terror, este sería el momento donde aparece el asesino... —murmuró, mirando alrededor con una sonrisa cansada— Pero como es mi vida, solo habrá un gato callejero que me juzgue y un story en instagram con un "casi morí lol".

    El viento sopló, llevándose su risa.

    — De todos modos, si muero me gustaría un epitafio que diga "Murió como vivió: tropezando con sus propios pies y culpando a Mercurio Retrogrado"... y que Rune herede todo, menos mi deuda de la uni y del arriendo.
    Cuando Iluna salió con un suéter que parecía hecho para alguien tres veces más grande, la calle estaba tan desierta que hasta los fantasmas parecían haberse ido a dormir. — Otra noche de: Iluna vs el insomnio, ¿Quien ganó está vez? El insomnio, claro —murmuró, hablando sola porque, bueno, ¿quien más iba a escuchar sus monólogos a estas horas?. Rune estaba demasiado ocupado durmiendo (o planeando como dominar el mundo, quién sabe). Un bache traicionero apareció bajo sus pies, pero ella se salvó de caer de cara con una pirueta torpe que terminó en un zapatazo contra el suelo. — Si esto fuera una peli de terror, este sería el momento donde aparece el asesino... —murmuró, mirando alrededor con una sonrisa cansada— Pero como es mi vida, solo habrá un gato callejero que me juzgue y un story en instagram con un "casi morí lol". El viento sopló, llevándose su risa. — De todos modos, si muero me gustaría un epitafio que diga "Murió como vivió: tropezando con sus propios pies y culpando a Mercurio Retrogrado"... y que Rune herede todo, menos mi deuda de la uni y del arriendo.
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  • Primavera sin Flores
    Fandom Oc
    Categoría Slice of Life

    El día que su padre le anunció que se mudarían, Cho no dijo nada. Tampoco lo hizo cuando le explicó que era por un nuevo empleo, uno que les daría estabilidad, oportunidades, “un nuevo comienzo”. Su madrastra sonreía con entusiasmo mientras sostenía al bebé en brazos. Cho solo pensaba en su abuela, en la casa donde había crecido, en los silencios compartidos y el té tibio que sabía a comprensión.

    Había pasado ya algunos años desde la muerte de su madre, y aunque Cho comprendía, al menos en teoría, que su padre quisiera rehacer su vida, no lograba sentirse parte de esa nueva familia. En la casa actual, su presencia parecía más un añadido que una raíz. El cariño de su abuela paterna había sido su único refugio. Perder también eso fue como cerrar una puerta con llave desde el otro lado.

    La nueva ciudad era más fría, más gris, incluso en primavera. La escuela, más grande. Los pasillos le parecían eternos, llenos de rostros que no le devolvían la mirada. El uniforme le quedaba extraño, como si no fuera suyo. En el aula, se sentó en silencio cerca de la ventana. No era por timidez; era una decisión. No quería explicar su historia, ni justificar su expresión seria, ni fingir que ese lugar le importaba.

    Pasó los primeros días sin hablar. Escuchaba con atención, respondía cuando se le preguntaba directamente, pero no más. Durante los recreos, se quedaba en el aula o salía a caminar sola por el patio, siempre con paso lento, como si estuviera esperando algo que nunca terminaba de llegar.

    A veces, mientras escribía en su cuaderno, recordaba las voces apagadas de su hogar. La risa del bebé, la conversación de su padre con su esposa, el eco de una vida que continuaba sin ella. Cho no sentía rabia. Solo distancia. Como si hubiese sido relegada a la orilla de algo que antes también le pertenecía.

    Pero incluso cuando una flor tarda en abrir, sigue siendo primavera.
    El día que su padre le anunció que se mudarían, Cho no dijo nada. Tampoco lo hizo cuando le explicó que era por un nuevo empleo, uno que les daría estabilidad, oportunidades, “un nuevo comienzo”. Su madrastra sonreía con entusiasmo mientras sostenía al bebé en brazos. Cho solo pensaba en su abuela, en la casa donde había crecido, en los silencios compartidos y el té tibio que sabía a comprensión. Había pasado ya algunos años desde la muerte de su madre, y aunque Cho comprendía, al menos en teoría, que su padre quisiera rehacer su vida, no lograba sentirse parte de esa nueva familia. En la casa actual, su presencia parecía más un añadido que una raíz. El cariño de su abuela paterna había sido su único refugio. Perder también eso fue como cerrar una puerta con llave desde el otro lado. La nueva ciudad era más fría, más gris, incluso en primavera. La escuela, más grande. Los pasillos le parecían eternos, llenos de rostros que no le devolvían la mirada. El uniforme le quedaba extraño, como si no fuera suyo. En el aula, se sentó en silencio cerca de la ventana. No era por timidez; era una decisión. No quería explicar su historia, ni justificar su expresión seria, ni fingir que ese lugar le importaba. Pasó los primeros días sin hablar. Escuchaba con atención, respondía cuando se le preguntaba directamente, pero no más. Durante los recreos, se quedaba en el aula o salía a caminar sola por el patio, siempre con paso lento, como si estuviera esperando algo que nunca terminaba de llegar. A veces, mientras escribía en su cuaderno, recordaba las voces apagadas de su hogar. La risa del bebé, la conversación de su padre con su esposa, el eco de una vida que continuaba sin ella. Cho no sentía rabia. Solo distancia. Como si hubiese sido relegada a la orilla de algo que antes también le pertenecía. Pero incluso cuando una flor tarda en abrir, sigue siendo primavera.
    Tipo
    Grupal
    Líneas
    Cualquier línea
    Estado
    Disponible
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  • En la cubierta del Sunny, Robin sostiene una taza de té mientras observa a Luffy colgado de una cuerda, riendo sin motivo aparente. Usopp grita porque Chopper le puso bigotes falsos mientras dormía, y Franky baila en ropa interior con Brook tocando música de fondo.

    —Interesante… —dice Robin, con su habitual calma—. Según un antiguo libro que encontré en Ohara, el caos controlado a veces puede ser una señal de inteligencia colectiva.

    Zoro pasa dormido, caminando sin rumbo, y se tropieza con Sanji, que reacciona con un grito:

    —¡¿Te crees que soy un perchero, Marimo?!

    Robin sonríe ligeramente y toma otro sorbo de té.

    —O tal vez… solo estamos todos un poco locos. Eso también está bien. A veces me pregunto cómo es que aún no hemos explotado el barco.

    De pronto, aparecen dos brazos en la espalda de Luffy que le dan un susto y lo hacen caer al agua.

    —Oh no, Luffy cayó otra vez… —dice Robin con una sonrisa enigmática—. Qué accidente tan inesperado.

    Los demás miran a Robin, que sigue bebiendo su té como si nada, mientras una flor aparece detrás de ella… con una pequeña calavera dibujada. Solo por si acaso.
    En la cubierta del Sunny, Robin sostiene una taza de té mientras observa a Luffy colgado de una cuerda, riendo sin motivo aparente. Usopp grita porque Chopper le puso bigotes falsos mientras dormía, y Franky baila en ropa interior con Brook tocando música de fondo. —Interesante… —dice Robin, con su habitual calma—. Según un antiguo libro que encontré en Ohara, el caos controlado a veces puede ser una señal de inteligencia colectiva. Zoro pasa dormido, caminando sin rumbo, y se tropieza con Sanji, que reacciona con un grito: —¡¿Te crees que soy un perchero, Marimo?! Robin sonríe ligeramente y toma otro sorbo de té. —O tal vez… solo estamos todos un poco locos. Eso también está bien. A veces me pregunto cómo es que aún no hemos explotado el barco. De pronto, aparecen dos brazos en la espalda de Luffy que le dan un susto y lo hacen caer al agua. —Oh no, Luffy cayó otra vez… —dice Robin con una sonrisa enigmática—. Qué accidente tan inesperado. Los demás miran a Robin, que sigue bebiendo su té como si nada, mientras una flor aparece detrás de ella… con una pequeña calavera dibujada. Solo por si acaso.
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  • ¿Por qué debería hacerle caso a alguien que ni siquiera está cuando lo necesito?
    ¿Por qué debería hacerle caso a alguien que ni siquiera está cuando lo necesito?
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