━━ ❮ HISTORIA ANTIGUA ❯ ━━

 

Hace muchísimo  tiempo, en la perpetua oscuridad, donde solo existía el vacío primordial. Una brillante y cálida luz apareció, en la inmensidad del cosmos, aquella diosa nació, siendo una criatura de gran poder, un ser omnipotente y un ente superior en todos los aspectos. La madre creadora, la primera en su especie, Usurahime era como se hacía llamar, pero tal diosa como era de esperar se encontraba completamente sola, nadie se hallaba a su lado, ningún ser para poder conversar o simplemente tener algo de afecto. 

Pasó el tiempo, no se sabe cuántos años, siglos, eones ¿Tal vez? Tuvo paciencia, espero hasta que se conoce a sí misma y también sus poderes, cuando estaba lista tomó parte de su esencia divina dando origen a dos luces, una de color dorado y otra plateada. La diosa cerró los ojos concentrándose, al final su amor fue tan puro y auténtico que de este sentimiento, nació sol y luna, la primera resplandecía con un aura dorada, portando un disco de oro en su cabeza mientras que la otra portaba el mismo disco pero de color plateado aunque tenia algunas diferencias, esas luces tenian ahora una apariencia parecia a la diosa, siendo creadas a su imagen y semejanza.

Estas eran hermosas y majestuosas, con sus voces celestiales hacen sonreír a su creadora, danzando las tres en una bella composición de colores brillantes, con armonía bailan y cantan. Entre jolgorios y carcajadas alzaron las tres un hermoso palacio de piedra blanca que resplandece más que las propias joyas, allí es donde las tres vivirán, donde podrá tener su hogar.

Pero lamentablemente al utilizar parte de su esencia para crear a esas dos nuevas divinidades,  Usurahime se encontraba mal, pues estaba débil ya que su poder sagrado había menguado. Preocupadas la diosa sol y luna decidieron encontrar algún remedio que pudiera sanar tal debilidad que presentaba la gran madre. Decidieron iniciar un viaje primero buscando por el plano celestial, caminaron por el valle de las flores y en el paraíso del cielo, pero no había nada de nada. Lamentablemente volvieron con las manos vacías, observando en la lejanía unas tierras oscuras, grises y marchitas, un lugar donde nunca habían visitado ¿quizas alli, estaria la medicina que buscaban o el remedio? Hablaron con Usurahime y esta les prohibió ir a las tierras sombrías o más bien conocidas como Kagenokuni, ya que era bastante peligrosos y estaban anegadas de corrupción, incluso ella temía pisarlas pues se decían que podían llevar a la locura.

Sol y Luna no hicieron caso de la advertencia de la gran madre, a escondidas partieron hacia aquellas tierras sombrías e inexploradas, llevando consigo todo lo necesario para el viaje o al menos aquello que ellas creía que le iban a venir bien para tal duro trayecto.

Tardaron tiempo en llegar a las Kagenokuni observando que ese lugar era realmente horrible, no se escuchaba los pájaros ni los animales, el cielo siempre estaba nublado, la tierra seca, muerta sin vida y los árboles estaban retorcidos con sus ramas podridas, tal fue el temor de las diosas que pudieron ver reflejado como los troncos parecían tener formas humanoides o de seres consumidos y enterrados entre la madera. Avanzaron por el terreno notando manchar sus calzado de tal barro e inmundicia, mientras tenían una conversación  de lo sucedido con la gran diosa.

Sol y Luna escucharon una voz que provenía de una cueva, ellas decidieron entrar teniendo cuidado de no tropezar entre la sombra. La de dorado creó una llama y avanzaron entre la penumbra de aquella gruta, encontrando a una especie de humanoide pero que también tenía una esencia poderosa, casi tanto o más como la de la diosa Usurahime, este se presentó se llamaba Kugo.

Está criatura había escuchado la conversación del sol y la luna, comunicándoles que entre toda esta inmundicia se hallaba una zona sagrada. Un árbol mágico del cual brotaba un líquido dorado con propiedades divinidad y este, quizás podría ayudar a aquella que llaman la gran madre. Pero no iba a ser gratis y es que Kugo ofreció su ayuda  a cambio de enseñarle donde se encontraba dicho lugar, tenía que otorgarle el poder vivir en ese palacio celestial junto con ellas.

Sol y Luna se miraron para luego asentir. kugo para tener garantía de que cumpliera su palabra, marco a una de ellas con un sello mágico haciéndole imposible salir de ahí, mientras que no se hubiera cumplido el trato siendo luna la elegida.

Las dos divinidades femeninas siguieron a esa criatura, observando delante de ellas en mitad de aquella corrupción o mancha, un arbol de color blanco de cual brotaba algunas flores y esas flores en el centro tenia una especie de liquido dorado, el cual era importante para la sanación de la primera diosa. Tomando aquellas flores, la propia sol y guardandolas dentro de un frasco especial para luego despedirse de luna, comunicando que volvería por ella y la sacaría de este lugar, tan solo tenía que esperar. 

Y fue así que sol partió de nuevo para su hogar mientras que luna permaneció en esas tierras por el sello que le había implantado esa criatura y el cual hacía de ese lugar su prisión sin poder huir. La zona era bastante peligrosa, siendo luna presa de pesadillas, de criaturas creadas por la oscuridad que parecen acechar detrás de aquellos árboles retorcidos. Luna llevó la mano a su corazón, esperando que el sol volviera tan pronto como le fuera posible, temía este lugar y que de alguna forma la impureza le afectará.Sol corrió al palacio celestial donde le entregó la medicina a la gran diosa, dándole de beber aquellas flores siendo su néctar dulce y tras unos minutos, observando como Usurahime se empezaba a encontrar mejor. Sol entonces decidió contarle la verdad a la gran diosa ya que seguramente Luna estaba allí sola con esa criatura. La diosa se enfadó porque la había desobedecido pero también habían mostrado valentía, decidió ella misma ir a Kagenokuni para volver a llevar a luna a su hogar y también cumplir la promesa hacia aquel individuo.

Kugo fue invitado a entrar en el palacio celestial, disfrutaron de buena comida y también hermosa música, también aquel ser pudo dormir sobre cómodos cojines y observo como la gran diosa, sol y luna deciden crear un mundo juntas, un mundo hermoso bello, lleno de magia y de criaturas increíbles, seres que las adoraban y las veneraban por su condición divina, ese mundo se llamó  Marushiva (tierras fértiles).

El invitado celoso decidió hacer el tambien lo mismo intentando crear algo de vida en aquellas tierras extensas con tales peculiares criaturas, pero lo que consiguió fue expandir su veneno por los bosques, afectando a animales, vegetación y deformando a los seres que allí habitaban, Kugo decidió no decir nada, pero se preguntaba porque él no podía crear nada hermoso, porque sus ser solo podía crear criaturas retorcidas, deformes y porque su toque era como el peor de los venenos. la envidia y la frustración desde ese día lo consumieron completamente.

Como era de esperar Sol y Luna derramaron lágrimas al ver el mundo que había creado completamente destrozado, ambas sintieron tal tristeza que no salieron de su habitaciones en semanas, ante tal visión, Kugo se regocijo en el tormento y la miseria que había vivido tales divinidades. En cambio el corazón Usurahime sintió un pinchazo de dolor al ver las lagrimas de sol y luna,  la gran diosa decide darle a cada uno un obsequio, siendo fabricados por ella misma pero también siendo estos artefactos sagrados para sol y luna, a la primera la daría un espejo con el poder de rechazar a los malos espíritus o debilitarlos mientras que a la luna le otorgó en sus manos, un espejo fino del cual tenía la habilidad de otorgarle el poder de la visión, teniendo el don de ver el pasado, presente y futuro entre otros secretos. Naturalmente estos objetos únicamente estaban vinculados al brillo del sol y la luna. 

Tras el pasar del tiempo con amor en sus corazones, Sol y Luna como agradecimiento decidieron ambas volver a crear un mundo para darle una sorpresa a la gran diosa, llamándose este mundo Yoake no kuni ( tierras del amanecer) Ambas observaron la belleza de las tierras del amanecer, los valles llenos de flores, los animales salvajes corriendo, volando o nadando en libertad, seres mágicos y también aquellos hermosos mortales que habían podido dar origen, gracias a su amor y a la llama de la vida, tomando tierra sagrada de los campos reales y mezclandolo con aguas del manantial celestial. Sol y Luna mostraron un gran cariño por aquello llamados humanos, quizás fuera porque vivían intensamente siendo su vida corta.

Se reunieron para darle la sorpresa a Usurahime, está sin duda se emocionó derramando lágrimas y haciendo un gran banquete, también estaba invitado Kugo, una fiesta hermosa con música melodiosa, manjares exquisitos y el mejor de los vinos. También recordaron que no tuvieron más remedio que eliminar el primer mundo que crearon, pues esa impureza con el paso del tiempo había consumido todo completamente.

Kugo al observar que ya se encontraba bien de ánimo, le dio repulsión, también necesitaba con cierta urgencia causar el mal pero también deseaba ser adorada como una diosa, como la propia Usurahime, siendo amada y venerada en tres dioses pero también entre mortales, Fue entonces que decidió brindar con la gran diosa, vertiendo sin que ésta se diese cuenta parte de su sangre, este veneno ponzoñoso que al cabo de los días hizo enfermar y debilitar a la gran diosa. Provocando de nuevo aquella deliciosa sensación de dolor en los demás.

Preocupada Sol y Luna decidieron volverle a dar aquel néctar de las flores, pero este parecía no servir para curarla esta vez, la diosa sol y luna pensaron en usar sus objetos mágicos intentando despejar de la estancia de Usurahime los males que se cernía sobre ella ya que podía haber alguna criatura oculta proveniente de las tierras impuras. 

Una cosa que le  extrañó al sol, era que Kugo cuando ella estaba en la estancia no se acercaba a los aposentos donde estaba la gran madre, eso le hizo sospechar de él. Entre tanto Luna utilizó su espejo para vislumbrar la verdad al observar cómo en cierto modo la gran diosa parecía estar bastante más pálida que hace unos días pero también el reflejo le mostró las acciones de Kugo, como este le dio parte de su veneno y la hizo estar en este estado, corriendo se lo contó a sol y está decidido ahora estar más atenta a los movimientos que hacia esa criatura, con el poder de su abanico que lograba controlar el viento, escucho como Kugo se reía y también de su voz salió aquello que deseaba su impío y oscuro corazón, gobernar en el palacio celestial.

Sol y luna le comunicaron todo a la gran diosa, sabiendo que la única forma que tenía de recuperar su fuerza y resistir ese veneno que se expandía por su interior era absorber a ambas, para defender este lugar   así que Sol y Luna decidieron volver a unirse con la primera diosa eliminando su existencia, sin duda el sacrificio de tales divinidades no sería en vano, por todo el dolor causado Kugo sería castigado o el peor de los casos, su vida será extinta. Antes de su batalla decidió crear una barrera mágica para proteger ese mundo que había sido para ella el mayor de los tesoros.

La diosa contra aquel ser, se enfrentaron luchando en el palacio celestial combatiendo las fuerzas del orden y el bien contra la impureza, la mancha aquello que nunca debió existir, pues solo genera el caos, Utilizando Usurahime su propia arma sagrada, tratándose de una lanza con la que logró dañar gravemente a su enemigo, saliendo ella también malherida debido a que una de las garras de Kugo le atravesó el vientre y de nuevo aquel veneno se extendía, no siendo esta vez un gota sino mucho más, al igual que la purificación de la diosa por el interior de aquella criatura maligna.

Cayendo los dos sobre aquellas ruinas de tal palacio de gran belleza que ahora se encontraba completamente destruido, observó desde el suelo como la sangre de su enemigo parecía tener vida propia, esta cómo pudo logro atravesar su barrera y adentrarse en Yoake no kuni, al recordar el momento en que derramaron lágrimas el sol y la luna, el corazón de la diosa se encogió y le entregó una nueva vida en ese mundo,  siendo avatares destinadas a luchar contra las fuerzas del mal y los demonios que caminaban en la oscuridad y el amparo de la noche, ellas serían las elegidas portando en sus espalda un disco solar y un disco lunar como marca de nacimiento. Así será la profecía, pues su palabra es voluntad absoluta. Después de todo estas lucharán para defender la vida que había sido creada en las tierras del amanecer y asi, la primera diosa cerró los ojos para caer en un letargo.