Sobre las expresiones de los que vienen del “Exterior". He mencionado El Exterior y las cosas que zumban alrededor de nuestra frágil existencia, prestandonos poca atención.
He mencionado algunos hombres, tontos por encima de todo, que buscan calcular los ángulos y las fórmulas necesarias para hacerse visibles.
¿Y qué ocurre si tienen éxito?
Si tan necio fuese capaz de asomarse por esos lugares imposibles y conservar la cordura, ¿Que obtendría? Probablemente nada, y sin embargo, lo perdería todo.
Un simple roce en la mejilla por parte de una cosa del Exterior, consumiría la forma carnosa y la forma mental, engendrando una abominación de semblante y sabiduría ajenos.
Una mirada directa borraría a tal hombre por completo, añadiendo su esencia al exterior y dispersando a través del espacio-tiempo.
No nos importa tal destrucción, es mejor eliminar a esos hombres necios de la realidad.
¿Y qué decir de los cambiados? ¿De los transformados? ¿Sería un hombre convertido de bueno a malo? No. Esos términos son etiquetas para el comportamiento humano. ¿Consideramos un león malvado por apresar a su presa, aunque esa presa sea un hombre? No. A un animal le aplicamos un conjunto distinto de expectativa sin moral. Así como debemos aplicar otro conjunto distinto a un transformado.
Un hombre transformado existiría entre nosotros, pero ya no sería de los nuestros. Su aspecto podría ser humano, o apenas humanoide, pero sus formas de pensamiento son inteligibles.
El hombre alto de rostro ensombrecido que te choca en el mercado, el niño risueño que te señala cuando pasas, la mujer susurrante que despierta tu interés y desaparece antes de que llegues a saber su nombre.
¿Pero estos no son humanos? Quizá.
Qué decir de la oscuridad líquida que se agrupa en los rincones tenues y se dota de peso, observando con ojos pálidos y dientes relucientes, transfixiándote como una cobra, alcanzando lentamente desde atrás con tentáculos y masa etérea fría. ¿Qué decir del reflejo del espejo que se retrasa o del movimiento que se ve de un lado pero no en el otro? ¿Qué decir de las pesadillas que atormentan incluso al mago versado en tales cosas? Un mago sabio evitará a un hombre transformado cuanto fuera posible. Si un mago debe enfrentarse a un transformado, toda lógica, honor y equidad deben ser arrojados a un lado. El transformado no sigue las reglas que los hombres puedan conocer, descifrarlos es arriesgar convertirse en uno de ellos.